martes, 2 de diciembre de 2014

Ayer soñé que me soñabas


Entre la penumbra de mis sueños te vi soñándome,
Te vi respirando nostalgia y acariciando el pasado,
Sentí la mirada de tu sueño,
Sentí que me extrañabas.
 
Vi que en tus sueños aparecían momentos de felicidad,
Eventos que fueron y otros que simplemente imaginaste,
Sonreíamos ambos y disfrutábamos el momento, en tu sueño,
Acariciaste mi rostro y ordenaste mi ser.

Que egoísta me siento, he de decir la verdad,
Por pensar que me piensas y soñar que me extrañas,
Por imaginar que me sueñas y que me piensas,
No sé si será el tiempo, el espacio o la necesidad… que egoísta me siento.

Es tal vez todo el tiempo que ha pasado desde que empecé a extrañarte,
Es tal vez la cantidad de veces que he querido verte y hablarte,
Tal vez sea simplemente un poco de nostalgia,
Tal vez sea la melancolía que anda desatada.

Me siento egoísta, pero no lo soy,
Simplemente te pienso tanto que quiero soñar que tú también lo haces,
Quisiera soñarte pero al final solo logro soñar que me sueñas,
Que lamentable situación, pero es lo mejor que mi subconsciente ha permitido darme.

El sol va saliendo,
El frio no mengua,
La mañana va corriendo,
Y sigo recordando cómo me soñabas, en mis sueños.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Frio que duele

Como duele este frío,
Lastima las entrañas y desquebraja el alma,
Cristaliza las lágrimas y sofoca el pensamiento,
Reseca el sentir y nos come la vida.

Como duele este frío,
Duele más cuando los que son fríos nos enseñan de calidez,
Cuando los toscos nos hablan de caricias
Y cuando los guerreros nos dicen de respeto.

Me duele tan solo respirar,
Y mientras de mis labios van saliendo las realidades,
Tratando de explicar las razones, si es que las hay,
Por dentro va doliendo el frío de mi tierra al ver su mirar.

Hoy me duele más que nunca, o tal vez igual que siempre,
Perdido en la soledad de la multitud,
Siendo abrazado por miradas,
Miradas de quienes se dice son fríos, y hoy comparten calidez.

Afuera el sol brilla,
Los arboles sienten como yo y dejan caer sus tristezas una a una,
Formando alfombras de llanto
Que invitan a no ignorar.

Como duele este frío,
Este que traigo desde el cálido origen,
Ese que veo en el diario vivir,
Ese que entre desdenes e indiferencias, crece cada día, allá, allá donde no somos fríos…

Como me duele este frío,
Este que ni con cobija se quita,
Ni con aguardiente se olvida,
Ni con distancia se entiende.

lunes, 27 de octubre de 2014

El momento aquel

Será bajo los anaranjados rayos de un atardecer de invierno que nuestras copas se unirán de nuevo, y brindaremos al compás de los tragos y reiremos de esas cosas que tú sabes y yo sé, esas que te contaré aunque ya sepas, y reirás aunque conoces ya el relato, acariciaremos momentos, atesoraremos historias, haremos breve la eternidad de un atardecer de noviembre, frío, despejado y con los rayos que van languideciendo en el horizonte.

El vino fluirá y llenara las almas, abrirá los corazones y acercará los seres, pues en el silencio estará el momento aquel que tanto duele, ese del que no hablaremos y que ambos sabremos, será un secreto que guardaremos porque tú sabes y yo sé, será el instante en que dejaremos fluir un ayer entrecortado y visualizaremos un mañana diferente, será el momento en que el ayer y el mañana sean uno y el tiempo poco signifique.

Aquel día habrá de llegar, lo sé, lo siento, tal vez solo lo pienso, tal vez solo lo quiero, tal vez jamás llegará, pero mientras averiguo, es mi deber llenar de anécdotas esta historia, poblarla de momentos, pintarla con vidas y adornarla con sonrisas y una que otra lagrima, será como llenar un álbum para entregarte humildemente en el momento en que te vea, para que puedas ver que ha pasado por aquí mientras no has estado, o mientras yo no he estado, quien sabe.

Y el día llegará, en que deshojemos aquel álbum lentamente, y el día llegará en que el vacío sea menos, y el día llegara en que de nuevo reiremos  como locos, en que disfrutaremos un abrazo y tal vez, solo tal vez, entenderemos el sentido de este secreto que con tanto celo guardamos y que hasta el día de hoy sigo sin entender, me gusta pensar que tú ya entendiste la razón del mismo y que soy solo yo quien aún anda en la búsqueda.

Hasta aquel atardecer entonces, prepárate para aquel día como lo haré yo, acariciando los rayos del sol  en su despedida, sorbiendo de a poquitos un vino, recordando, como lo hago yo, el momento en que nuestros caminos se separaron y nuestras vidas permanecieron atadas por el hilo del sinsentido.


Hasta pronto, hasta nunca, hasta el atardecer de hoy… otra vez.

viernes, 24 de octubre de 2014

En invierno

Con el amanecer de un sol esquivo, oculto tras las nubes y la llovizna, van apareciendo en el horizonte los trazos de un día incierto, igual que ayer, igual que mañana,  con sonrisas desparramándose frente a la mirada y lágrimas escurriendo alegremente en donde no se ve, en donde no se siente, en donde el gris del amanecer tiene su fuente y el obscuro sentir sacia su sed.

Gota a gota van apareciendo los espacios y tiempos del sentir, en donde la humedad se puede palpar y las texturas raspan el ser, van apareciendo cual demonios, emergiendo del centro del ser, los temores a una realidad palpable y aplastante, esa que en su cotidiano respirar nos impregna con el aliento de muerte y desesperanza, de egoísmo y soledad, aunque hay que decir la verdad, destellos de luz también da, pero en invierno poca luz se ve.

Ausencias sin sentido, vidas sin propósito, cosas con alma, pedazos inertes con valor, más allá del precio, generaciones enteras buscando tener, en lugar de ser, buscando poseer por robre cualquier otro propósito, dejando morir el tiempo en una búsqueda implacable, queriendo llenar almas con cosas, corazones con argumentos y mentes con metal, queriendo convencerse cada día con una realidad irreal, con una presencia inexistente.

Sonrisa en la máscara y lágrimas silenciosas e internas, sangre y avaricia sigue derramándose, el humano se ha vuelto animal y el animal es venerado, el frío hiela hasta las esperanzas…


El invierno del alma algunas veces llega sin aviso, otras veces avisa cuando lleva instalado ya varias temporadas…


jueves, 25 de septiembre de 2014

Hasta el fondo.

Que miserable sentido de existencia es extrañar lo inextrañable y perderse en un laberinto de melancolía que no hace más que disfrutar la amargura como algo propio y la soledad como medicina, como quien se siente cómodo en el fondo de la tristeza y busca desesperadamente no sucumbir a la tentación de la felicidad.

Es esa tristeza irracional de saberse completo  y segmentado, lleno pero ausente, dejando que las tardes grises, las gotas frías y el viento ligero hagan escurrirse en pensamientos a un alma que clama por tristeza y pide a gritos los pedazos que no fueron y no serán, pareciera un tipo de arte masoquista que ha llegado a consumir lo poco que aún quedaba de algo que no es.


Es como andar ebrio sin beber y muerto sin fallecer.


miércoles, 24 de septiembre de 2014

Presentacion Un ayer en Pedazos

Esta es una postal sencilla de lo que fue la presentación de mi primer libro, Un Ayer en Pedazos, les comparto las palabras que debieron ser dichas en el evento pero que la emoción no me permitió decir en su totalidad, algunas fotos también hay y mucho agradecimiento a todos por su cariño.



Buenas noches a todos los presentes y gracias por estar aquí esta noche compartiendo la presentación de esta idea hecha papel, y es que es un gusto enorme para mi compartir con ustedes algo que inicio como un sueño, se convirtió en una meta y termino siendo el canal de conducción de muchas dudas y pocas certezas en mi vida, y para mi sorpresa no solo de mi vida.

Antes de seguir quiero agradecer a todos los presentes aquí, incluyendo a muchos que físicamente no están pero que fueron parte de este proyecto, algunos sin saberlo.  

En la dedicatoria del libro están mis más profundos amores, mi padre, mi madre, mi esposa, mi hijo, mi hermana y mi Guatemala.  Pero también hubo muchos actores en esta aventura, y sería casi imposible nombrarlos a todos.

·      Gracias Sophos, por este espacio y este tiempo en el que nos permite hacer esta presentación.
·    Gracias Magna Terra y especialmente a vos Paolo, por confiar y creer en este proyecto, de corazón muchas gracias.
·     Gracias a mi familia y a los amigos cercanos, si es que no son lo mismo,  que leyeron, leyeron y releyeron cuanta versión fue naciendo y me dieron sus comentarios con apertura y sinceridad, gracias miles
·    Gracias a aquellos que no creyeron, me hicieron ver otros puntos de vista que fueron muy valiosos en el desarrollo
·    Y por sobre todo gracias a cada uno de ustedes, que ya sé que lo dije en un inicio, pero lo repito pues su presencia aquí significa mucho para mí y cada uno de ustedes por diferentes razones.

Hablando un poco del libro, les prometo que será poco pues no quiero aburrirlos con mucho discurso, el libro busca ser un homenaje, con toda la humildad posible, a la vida, para ser más específicos, a la vida en nuestra Guatemala, busca ser un pedazo de historia personal, busca ponerle un poco de sentir a los datos estadísticos.

No me queda más que agradecerles a todos, invitarlos a disfrutar de un vino a la salud de quienes ya no están y de quienes aún quedamos y recordarles que si hay alguien con deseos de leer el libro, está disponible aquí en Sophos.

Un abrazo a todos los presentes y toda mi gratitud hacia ustedes



Si alguien esta interesado en adquirir el libro puede adquirirlo en linea, tanto dentro como fuera de Guatemala, en el siguiente link

http://www.sophosenlinea.com/libro/un-ayer-en-pedazos_201640








jueves, 4 de septiembre de 2014

La pelota

Llegó rebotando a mis pies sorpresivamente, tras ella venia un niño lleno de emoción que con el grito de “pase la bola don!!” pedía que se la regresara y pudiera continuar con el campeonato de las estrellas del mundo que jugaban entre charcos mientras esperaban sus padres salieran de hacer unos “mandados”, jugaba en ese momento la selección de “Messi” contra la de “Roben” me entere minutos más tarde.

Aquella pelota me hizo traer la postal del campeonato del barrio a mi mente, y es que como no regresar al momento aquel en el que  al rebote de un elemento esférico se marcaba el ritmo de los gritos, de las carreras, las carcajadas y la emoción, el estadio era una calle llena de agujeros y poco tráfico, padres y abuelos llenaban los graderíos (la acera) y gritaban a todo pulmón por sus estrellas preferidas, era el campeonato de la calle en que crecí, y se repetía casi todos los fines de semana,  el uniforme era “los con camisa contra los sin camisa”, el tiempo de partido terminaba cuando ya no se podía ver la pelota en la obscuridad de la noche y la nula iluminación de las calles, o hasta que la dulce voz de algún mama gritaba desde la puerta de la casa “A cenar PATOJOS!! Ya es noche!!”.

Quien había ganado el partido poco importaba, en ese momento de ultimátum de la más alta autoridad existente todo se decidía con el temido “último gol gana muchá”, no importaba si el marcador era a esas alturas 55 contra 4, el último tanto habría de inclinar la balanza en aquella batalla campal, los jugadores parecían sacados de películas épicas de guerras, con heridas de guerra por doquier, raspones, moretones, sudor, suciedad y garra de lucha, en aquel partido parecía que se jugaba la paz del mundo, y tal vez así era…

Después de algunos minutos el temido último gol llegaba, y contrario a lo que se pensaba la celebración era poca en ambos equipos, aquella anotación solo confirmaba que el partido de 4 o 6 horas de duración había llegado a su fin, por lo menos por aquel día, habríamos de ir a casa, y al ritmo de un “orale muchá” se chocaban las manos y se concretaba la despedida, cada uno enfilaba a su centro de concentración, la preparadora técnica de cada hogar recibía al héroe del partido, dependiendo del nivel de las heridas de guerra y/o la mugre el trato podría cambiar dramáticamente.

Algunas veces el dialogo era dulce y tolerante

-          Pasa mijo, jugaron bastante?, haceme favor, anda bañarte y te venís a cenar
-          Bueno mami, vieras que metí un par de goles, y cuando me caí todavía pude patear la pelota y……
-          Que alegre mijo, báñate y me contas ya limpiecito ¿sí?

Otras veces el tono del dialogo cambiaba un poco, especialmente cuando el partido había sido en campo de tierra bajo una lluvia torrencial, lo cual dejaba nuestras vestimentas y calzado un poco más golpeados y mugrientos que nuestras rodillas, rostros y cuerpo en general, esas veces el dialogo era más o menos así

-          ¡NI SE TE OCURRA ENTRAR ASI A LA CASA!
-          Ala mami, pero si no estoy tan sucio
-          ¡Quítate la ropa allí en la entrada, sino, no entras!
-          ¡MAMA! ¡Qué vergüenza! ¡me van a ver todos!
-          Qué vergüenza será, quítate todo que allí te voy a echar agua
-          ¡MAMA!

No había ruego o piedad posible, la máxima autoridad había hablado, quedando únicamente en calzoncillo en la entrada de casa, recibiendo agua a chorros por la manguera, viendo caer la mugre a borbotones y luego entrando titiritando de frio directo a bañarme, claro que la pena era menos cuando a mitad de aquel procedimiento se alzaba la vista y se podía ver al resto del equipo pasando por similares procesos, cada uno al frente de sus hogares, algunos con menos ropa que yo, entonces ya sabíamos que aquel evento seria la aventura a comentar al día siguiente.

Al otro día nos veríamos para iniciar un nuevo encuentro campal, en donde retomaríamos los retos del día anterior, “los con camisa contra los sin camisa”, los jugadores eran todos los que salieran a jugar sin distinción alguna, el reto jugar, el momento ahora, la gloria el juego, las risas eran infaltables, los gritos de emoción eran constantes, las jugadas de ensueño y los sueños de jugadas abundaban, éramos uno, éramos todos.

Devolví la pelota a aquellos niños, seguí mi camino a la oficina…


“QUE BUENAS CHAMUSCAS” las de aquellos días.

viernes, 22 de agosto de 2014

Ella…

Ella tiene rostro y piel y pies, aunque no la quieran ver ella existe, algunas veces ella misma duda de su existencia, de no ser por el ruido de tripas por el hambre diría que nadie la escucha, ella sobrevive y no entiende porque, ella despierta entre inmundicia y necesidad, crece entre carencias y hambre, ella deambula vulnerable y sin esperar ya nada de la vida, pues no le ha dada mucho, ve los letreros resplandecientes y brillantes con emoción, no sabe que dicen pues tampoco fue a la escuela, eso no era prioridad, ella quería ir pero había que trabajar si se quería comer, ella sabe lo que significan algunos dibujos, recuerda lo que le han dicho que significa.

Su ternura se ve en su tímida y temblorosa sonrisa, esa que se esconde tras su mirada temerosa, su pelo alborotado y su rostro bajo, como quien busca esconder, con vergüenza, que en su ser aún queda algo intacto, la ilusión de la niña, la fantasía de la infante, los sueños de la joven, no se sabe cómo han sobrevivido a esa vida pero allí están, listos para emerger en cualquier momento, inspirados por una sonrisa, una palabra, una pelota, un simple gesto de amabilidad que tan pocas veces ha visto en su existencia, allí esta su alma noble, esperando un rayo de esperanza, una oportunidad, una mano que se extienda sin esperar nada a cambio.

Ella camina en círculos, su pie está atado a un cumulo de obstáculos en el centro del círculo, varios nombres tienen aquellos objetos, miseria es uno, racismo el otro, machismo es uno más, populismo también le dicen,  indiferencia es uno de los peores.  Está condenada a dar vueltas pues aquí no se la deja crecer, eso le da miedo a quienes se han adueñado del país, educarla es muy arriesgado, alimentarla es casi un suicidio para ellos, dejar que piense y se exprese, impensable.

Ella es la mayoría, aunque no la quieran ver, ella sueña, aunque no la dejen, ella lucha, aunque la golpeen, ella se supera, aunque la maten, ella busca salir de aquel círculo, pero algunos luchan por regresarla allí, allí donde no amenaza, allí donde su voto cuenta y si pasa hambre la puede manipular, allí donde sin estudio cree lo que le dice el populista aprovechado, allí donde el miedo no le deja decir lo que no quiere, menos aun lo que quiere, allí está mejor, allí puede ser ignorada, es mayoría pero no se ve, es mayoría pero no se habla, es mayoría pero no se le atiende, es mayoría pero está sola, es mayoría y no se le respeta, es mayoría, mi pobre niña es mayoría, y de muy poco le sirve.

La niña es vieja ya, y ve que de su vientre broto vida en abundancia, allí están hijos y nietos, todos como ella, dando vueltas en el círculo, ese que es seguro para quienes defienden lo indefendible, quienes ocultan lo inocultable, para quienes no quieren aceptar que las diferencias son nuestra riqueza y que la inclusión es el camino para todos. Allí esta ella, caminando con el cuerpo adolorido, escuchando crujir sus huesos por el trabajo de los año, con la piel rajada y en sus manos las marcas del trabajo del campo, esas manos que ahora mismo desgranan maíz mientras en la radio escucha al nuevo político que les ofrece “algo” a cambio del voto, sonríe con desdén y con la mirada triste, cuántos de esos han pasado y ella sigue allí, abandonada.

Ya está cansada de intentar salir, se resignó a su círculo de olvido, tal vez los ahora niños puedan salir, tal vez ellos si lo logren, tal vez ellos si puedan, tal vez a ellos si les tiendan la mano y no los ignoren, tal vez a ellos no los golpeen cuando quieran hablar ni los agredan cuando quieran pensar, tal vez, solo tal vez, ellos logren salir del círculo que lleva quinientos años ya.

En su mirada aún se ve una sombra de la niña, la mirada sigue temerosa, la sonrisa escondida, la inocencia hace mucho se fue, el dolor es parte del diario vivir, ya nada cambiara, ella es mayoría, pero eso de poco le sirve…

Ella es nuestro país, ella es Guatemala, ella somos todos, ella solo necesita una mano para salir de allí y dar todo su ser y generar valor para todos, ella quiere y puede, ella puede aportar, ella puede enseñar y aprender, ella sabe y puede, no pide que la empujen, solo pide que no la limiten más, ella tiene derecho a ser, a existir, a vivir, a no ser usada, a ser incluida, a tener las mismas oportunidades,

Ella somos todos, hagamos entonces la diferencia y rescatemos la sonrisa tierna, la mirada inocente y el corazón vibrante que está dispuesto a vivir, igual que el resto.

Ella es Guatemala, queremos que Guatemala cambie, cambiemos todos y abramos espacio para que ese círculo que tanto limita desaparezca y nos permita trazar caminos de esperanza, de verdad, de desarrollo, de integración, de libertad, de paz y de inclusión.

Ella sigue llorando, mas no llora pues no existe,
Ella sigue escondida,
Ella sigue callada
Ella sigue sin ser, ella es solo un voto y nada más.


Ella existe cada cuatro años, como el año bisiesto, aparece un día y se va, solo deja su marca en una papeleta y vuelve a desaparecer, triste la vida de ella, que es, pero no es.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Como este, pocos.

Que dolor más cabrón el que se siente cuando eventos del diario vivir no hacen más que recordarnos la frustración latente de existir en un lugar que poco a poco se va al infierno, donde las muertes son comunes, donde se juzga al caído y se le busca explicación a su muerte basándonos en bizarros juicios adornados con hirientes comentarios, donde la venganza (no se sabe de o contra que o quien) es la razón de existir de muchos seres, donde se ve con placer la muerte de alguien que no cabe en los putrefactos e hipócritas estándares sociales, donde la población, cansada de tantos sinsabores, se ha vuelto, sin darse cuenta, en eso mismo que acusa y señala, de victimas a victimarios, de juzgados a jueces, de huérfanos, viudos y viudas en asesinos, por lo menos de pensamiento.

Se trata cada día de ir haciendo camino, pero ver como de alguien caído se hacen eco y dicen que murió porque “de plano en algo andaba metido”,  “ese tenia cara de marero, a esos hay que matarlos a todos”, “es que tenía tatuajes usted, esa gente saber en que anda”, calificaciones que son suficientes para justificar asesinatos, agresiones, violaciones, etc. Que dolor más intenso se siente en realidad, ver segados por la injusticia los ojos de los justos, ver almas buenas corroyéndose por la ira y la indignación, perdiéndose en el laberinto estéril de la victimización sin acción alguna, por lo menos acción interna.

Duele hasta el alma, por no decir que me duele hasta la mierda, ver cómo somos una sociedad barbárica que se ha dejado vencer por la realidad, aplastando sueños propios y ajenos, degollando ideas, asesinando ideales, sobreviviendo a la vida en la búsqueda de culpables, arañando existencias anteriores y aun pensando, como si la realidad no hubiera sido lo suficientemente clara, que con represión esto se arregla, que con más muerte se acaba la muerte, que con más ira se acaba el odio, o, como dice el refrán, pensando aún que, tomándonos nosotros el veneno, será otro quien muera.

Simplemente hay días que duele demasiado palpar esta tragicomedia, y duele aún más estar metidos en el medio de todo este caos y poco, muy poco, es lo que podemos hacer para cambiar esto en un futuro cercano. Puedo entender las razones de quienes piensan como piensan, no es de juzgarlos el tema, es simplemente que duele que hayamos dejado que la realidad los arrincone a tal extremo que lo antes señalado como brutal, ahora es justificable si es dirigido a alguien que “parece sospechosos de algo”


Que dolor más cabrón el que siento hoy, discúlpenme por este desahogo…

lunes, 4 de agosto de 2014

Congelando el tiempo

Aparecí sin saberlo en la máquina del tiempo, un lugar que se quedó estacionado en el ayer, donde las cosas quedaron encerradas en un ciclo repetitivo que no va a ningún lugar, en donde las cosas pasan un día tras otro sin cambio alguno, donde las personas, cual autómatas, apachan botones, sonríen como parte del proceso, saludan sin saludar, ven sin observar, caminan sin andar y sobreviven, de vivir ya se olvidaron.

Fue como dejar un lugar hace muchos años, y al volver, encontrar exactamente lo mismo, las mismas personas un poco menos jóvenes y más canadas, repitiendo la misma frase que hace 15 años decían a quien había solicitado su asistencia presionando el botón de llamada del ascensor

-          ¿a cuál nivel?

Repetían esa frase una y otra vez, aun cuando en el 90% de los casos ya sabían a cuál nivel, lo presionaban automáticamente y sin esperar respuesta a su pregunta, escalando y descendiendo los 18 niveles y 3 sótanos de aquel recinto, viendo tras los cristales de aquella habitación móvil como la vida pasa y se mueve allá afuera, como las personas van y vienen, allá afuera, como los inquilinos de aquel lugar cambian, allá afuera, como las personas las recuerda y los olvidan, allá afuera.

Vi personajes que llevan su pasado como lastre, como peso que les duele llevar pues les recuerda los sueños que cayeron al suelo y se destrozaron, los planes que murieron de inanición, de las aventuras muertas por la rutina, los amores que no fueron, las expectativas que no se llenaron, las ilusiones que no fueron y el tiempo que paso, inadvertidamente, la vida que se fue, sin posibilidad de detenerla, las vivencias que llegaron gracias a los pasajeros momentáneos que algo les contaron.

Allí estaba aquel que soñaba con ser fisico-culturista, que saltaba cuerda en el ascensor mientras no había pasajeros, comiendo de las más variadas dietas de generación de musculo, ocupando cada momento libre de su día en el gimnasio, esa era su puerta de salvación, algún día sería como aquel que salía en las revistas del país del norte, que gracias a su masa muscular conseguiría fama y fortuna, allí seguía el, ya no salta cuerda, ya no va al gimnasio, ya no ve revistas, sonríe con nostalgia al recordar aquellos días, en su mente guardan el recuerdo de cuando, hace 15 años, compartíamos 2 minutos todas las mañanas y las tardes, en el trayecto de ida o venida, sonríe y extiende su mano para saludar, me bajo y el sigue su rutina, generar el sustento para comer es más importante que soñar.

Vi también a quien en sus noches trataba de estudiar y finalizar sus estudios de educación primaria, contaba como en 1 año empezaría la secundaria, soñaba como al finalizar la primaria invertiría todos sus esfuerzos en hacer la secundaria por madurez en la escuela nocturna, de forma que pudiera ingresar a la universidad y labrar un gran futuro,

-          ¿Qué paso? – le pregunte.

Un bebe llego al mundo, más que conocimiento necesitábamos dinero, acepte otro trabajo por la noche, la secundaria tuvo que esperar, tenía idea que en un par de años podría retomarla, pero llego otro bebe, mi madre se enfermó, y un amplio resto de etcéteras, espera nuestro amigo retomar sus estudios el próximo año pues ya sus hijos están grandes, ya puede dedicarse de nuevo a estudiar, para darle el ejemplo a sus hijos, pero habrá que ver si todavía puedo estudiar, cierra la charla, llegamos al sótano, nos despedimos.

Encontré aquel lugar detenido en el tiempo, congelado en un ayer que circula y recircula en el mismo día, en la rutina, apagando de a poco los espíritus, y dentro de mi surge la pregunta, hace 15 años de aquellos días, en un parpadeo fluyó el tiempo y no da tregua, que he hecho yo en esos 15 años, como se movió mi ser, ¿seguirán volando mis sueños?, ¿seguirá riendo mi niño interno?, ¿seguiré buscando la aventura de la vida?, o será que yo estoy, al igual que mis amigos ascensoristas, encerrado en un recinto con vista hacia afuera, olvidándose del adentro y dejando ir el tiempo, ¿será que aquel recinto es un hecho aislado o bien una muestra de un país paralizado?, ¿será que ya dejamos de soñar y matamos de a poco nuestras ilusiones?

Mientras tanto la vida sigue, y en aquel lugar, la vida no pasa, solo se muere sin vivir, se sobrevive por inercia, se languidece con tristeza, se está muerto pero aun sin saberlo.


¿Qué ha sido de tu vida en los últimos 15 años?, ¿has vivido? O, como nuestros amigos, ¿estás en un ascensor viendo pasar la vida y sus pasajeros?

viernes, 25 de julio de 2014

Locura

Quiero sin razón reír
Con pasión actuar
Con el vacío hablar
Con los niños crear

Quiero soñar al despertar y vivir al dormir
Quiero con las manos ver y con los ojos hablar
Quiero desapercibido pasar a este mundo superficial
Quiero un castillo en las alturas habitar

De camino por las calles con los ancianos conversar
Y dejándome llevar de la mano por sus recuerdos vividos
Sonriendo de aquellas cosas que los hacen vivir de nuevo
Sosteniendo con ternura su necedad y sabiduría inseparables

Abrazar los árboles y decirle te amo al viento
Para que en sus brazos lleve mis letras acurrucadas
Y que en los oídos del mundo susurre dulcemente mis locuras
Para que, en mi mente ilusa, surja la idea de que mis letras algo cambian, a alguien tocan

Tirarme al piso con un niño y pedirle permiso para entrar a su mundo
Ese que no tiene límites ni conservadurías y que irreverentemente sonríe con dulzura a la realidad
Buscando formas donde no las hay y jugando con lo que no existe
Creando historias sin principio ni fin, sin más objetivo que reír y ser feliz

Habré de escuchar la historia de los perros que junto a mi caminen y he de responderles con ladridos
Que es un idioma más universal que el de los humanos
Los seguiré a sus guaridas y habitare con ellos, rascándonos las pulgas por ratos
Seguro que allí nada por intención dañará y mucho de amor se sabrá.

Soñare con futuros locos, como ya lo hicieron otros
Construiré presentes distintos, como buen loco
Veré el mundo de cabeza, a ver si así lo entiendo
Diré no cuando no quiera y si cuando así lo desee

Dejare de lado los lastres pesados de la sociedad
Seguirá importándome poco, o tal vez un poco menos, lo que los otros juzguen
De seguro tendré pocos amigos, pero serán los mejores
Viviré en la gloria del aquí y el ahora, o tal vez no.

Tendré mis ojos para decir
Mi piel para hablar
Los labios para soñar
Y mis oídos para vivir

¿Qué si estoy loco me preguntas?, no, aun no…
Pero me esfuerzo cada día más fuerte
Y sé que pronto lo lograre
Porque si vivir pleno es locura


Loco quiero ser…


miércoles, 23 de julio de 2014

Indeseada acompañante

Caminando distraídamente aquel sujeto sonreía a diestra y siniestra, viendo todo sin observar nada, dejándose acariciar por el frió viento de invierno mientras paso a paso se alejaba de algún lugar y se acercaba a otro sin importancia, con la sonrisa estampada en el rostro, la mirada fresca, el andar ágil y la mente perdida en algún lugar de la galaxia en la que solo el habitaba.

De golpe, y sin ser prevenido de forma alguna, algo impacto su pecho y atrajo su atención, el golpe había sido fuerte, le costaba reponerse del mismo, casi no podía respirar, pero lentamente se fue recuperando y tomando conciencia de lo acontecido, sentado en una banca al lado de la calle, y mientras el mundo seguía su rumbo sin percatarse de su existencia, aquel ser poco a poco regularizo su oxigenación y reenfoco su mirada en busca de la razón de aquel evento.

Aun perdido en la nebulosa realidad, tratando de comprender aquel evento, una imagen apareció junto a él, estaba allí sentada a su lado, con esa sonrisa irónica que algunas veces jugaba de cómplice y otras de enemiga, con esa mirada que solo él conocía y que causaba en sus entrañas mariposas y terror, emoción y miedo, aceleraba su corazón sin siquiera saber porque y encendía todas las alertas de las que su ser era capaz.

Se puso en pie de golpe e intento huir a toda prisa, esquivando personajes extraños y escondiéndose en cualquier lugar, trato de hacerlo con todas sus energías, mas fue inútil, cuando sus piernas no pudieron dar más, cuando sus pulmones no se daban abasto y sus manos estaban reposadas en sus rodillas para reponerse de aquel evento de pánico, una voz tan dulce que hería y tan profundo que atemorizaba le dijo al oído tiernamente,

-          Sí, soy yo, he vuelto…

Con su corazón aun agitado por la faena y atemorizado por aquella presencia, en medio de aquel agónico momento, encontró fuerzas en medio de aquel caos y le pidió a gritos que se largara, no quería verla nunca más, no podía soportar su presencia un día más, no podía tolerar su rostro, ese que tomaba la forma que sabía a el más le dolería.

Él sabía bien su nombre, hace mucho lo acompañaba, Melancolía le decían los escritores, Recuerdos dolorosos la bautizaron los psicólogos, Heridas le decían sus amigos, él la conocía bien, no importaba el nombre, esa ingrata Melancolía lo había hecho sufrir, recordar, vivir en un pasado inexistente, en momentos lejanos, en historias borrosas por el tiempo, ella había regresado de nuevo, y estaba dispuesta a quedarse.

Camino resignado y en silencio, ignorando a su acompañante, esa que a veces la veía bella y atractiva, otras veces repulsiva y espantosa, cual bruja de cuento de hadas, entro en su casa y la dejo afuera, le pidió un momento, necesitaba estar solo, necesitaba saber qué hacer, necesitaba pensar, necesitaba no sentir, necesitaba enfocarse en sí mismo.

Llego al baño y se paró frente al espejo, se vio a los ojos y desnudo su alma ante sí, la vio sin escusas, sin miedos, sin cobertores, sin espacios vacíos, sin sombras, la vio sola y acongojada, la tomo entre sus brazos para consolar su dolor, le acaricio el rostro con ternura, derramo un par de lágrimas, se tomó la cabeza y cayó al suelo impotente, no había mucho por hacer, la decisión estaba tomada.

A paso seguro se dirigió a la puerta de entrada, con los ojos inyectados, las manos empuñadas, el corazón latiendo a mas no poder, abrió la puerta casi enfurecido  y la vio a los ojos, clavó su mirada en esos ojos misteriosos con color a pasado, la vio fijamente mientras ella cómodamente entraba en casa, sabiéndose ganadora de aquel encuentro y aun con esa mirada cómplice y esa sonrisa burlona le pregunto

-          Y ahora, ¿Por qué me dejas entrar?

El no respondió, entro resignado en su casa, repitiendo hábitos casi mecánicos, sirvió café, acaricio al perro, se sentó frente al atardecer y permaneció sumido en sus pensamientos, no le daría el gusto de decirle sus razones, suficiente era tenerla presente en su cercanía, además como decirle cuando se vio al espejo sin ella al lado, no se reconoció, sintió pena de no estar triste, sintió tristeza por sonreír, extrañaba aquel dolor de pecho que le generaba su presencia, no sabía cómo vivir sin ella, aun cuando algunas veces la detestaba…

-          ¡Ingrata Melancolía!, ¡Lárgate de una vez y déjame en paz!

Ella sonrió llena de seguridad y tendió sus brazos alrededor de los hombros de él y le dijo al oído,

-          ¿Realmente quieres que me vaya?


El no pudo responder, siguió tomando café y viendo al sol desaparecer, mañana lo intentaría de nuevo, esta sería una noche melancólica otra vez, hasta el perro lo sentía y ella siempre lo supo, otro día y otra victoria para ella, ingrata melancolía.


miércoles, 16 de julio de 2014

¡Que juegazo!

Todo empezó con una grata y sorprendente noticia, en una emocionante reunión hace algún tiempo se me informo, tendría la posibilidad de asistir al máximo evento mundial de futbol, el campeonato mundial en Brasil, tendría la posibilidad de ir con un acompañante y disfrutar de un partido de las semifinales, en Sao Paulo, en el nuevo estadio Arena Corinthians, era un premio inesperado y por demás ¡grandioso!, ir a un mundial, entrar por primera vez a un estadio, ¡y miren que estadio me tocó!, ver por primera vez un partido en vivo y disfrutar del vibrante ambiente, todo pintaba como una súper aventura.

El tiempo paso lentamente, y fuimos viendo, mi hermosa acompañante y yo, como uno a uno pasaban los partidos previos al nuestro, reíamos con mi esposa, quien tampoco había entrado a un estadio antes, y hacíamos escenarios de quienes podrían estar en aquel gran juego, ¿qué equipos veríamos?, ¿Cómo funcionara todo aquello para albergar más de 60 mil personas en un solo lugar?, todas las dudas normales de un par de principiantes en estos temas.

Después de mucho tiempo y varios partidos el momento llego, maleta en mano, cargados de emoción, expectativa y muchas ganas de ver buen futbol, subimos al primero de 2 aviones que habrían de llevarnos al país de la samba, los cocos, las playas, las sonrisas y la vibrante alegría, todo aquello lo acompañaban de cerveza, caipiriñas, picaña y muy buena vibra.

Al bajar del avión, en el aeropuerto Guarulos, nuestra sorpresa fue muy grata, clima agradable y un poco frio, ideal para caminar por allí, un poco de lluvia pero nada que impidiera alguna actividad y la calidez de las personas brasileñas que nos acompañó durante toda nuestra estancia.

El día había llegado, era el momento de ver el encuentro, nos dirigimos al estadio, un monumental templo erigido para albergar justas de alto nivel, casi torneos medievales, la diferencia era que esta vez no se jugaba con una lanza, era una pelota la que marcaba el ritmo, los contrincantes no subían a caballos, utilizaban sus piernas para correr y hacer las más variadas peripecias, no se jugaba la vida, se jugaba el honor de levantar, al final del torneo, la copa que lo definiera como campeón mundial, aquí, al contrario de como sucedía hace algunos siglos, no había enemigos jugando, había rivales deportivos que dejaban todo en la cancha para poner en alto el nombre de su tierra, pero que también tendían la mano al caído y le consolaban sus lágrimas.

Entramos al recinto, era un acto casi religioso, metódico, lleno de místicos procesos, personajes coloridos, alegría vibrante, sana competición, cantos de fuerza y pasión, y por supuesto, un rectángulo engramillado que serviría de escenario para que los 63,270 espectadores que nos encontrábamos presentes en aquel lugar, pudiéramos ver como 22 titanes dejarían su alma, su pasión, su resistencia, su perseverancia y su amor por lo que hacían en aras de conseguir una victoria.

Uno a uno fueron saliendo los titanes, las voces de bienvenida llenaron todo los espacios disponibles, unos y otros cantaron el himno de su país llenos de emoción, sacando de sus pulmones, con toda potencia de la cual eran capaces, cual canción de guerra, cada una de las notas del himno que los identificaba como nacidos en las mismas tierras de uno de los dos bandos de gigantes, el juego estaba por iniciar.

Unos y otros corrieron para lograr el objetivo, el tan ansiado gol que haría saltar de entusiasmo a una mitad del templo, y que sumiría en la angustia a la otra mitad, por no mencionar a los millones de espectadores que desde reinos lejanos presenciaban este duelo gracias a la tecnología.

¿Quién Jugaba?, el mundo futbolístico
¿Quién gritaba?, el mundo futbolístico
¿Quién cantaba?, el mundo futbolístico
¿Quién disfrutaba?, quien así lo quería

¿Quién ganó?, ¡ganamos todos!, los que jugaron, los oponentes, los que vimos, los que estábamos allá, los que desde lejos lo veían, los que soñaban con la siguiente etapa, los que abrazan el espíritu deportivo, los que creen en el juego justo, los que sueñan con el deporte como salida, los que viven en sus venas la tradición, los que empiezan ya a prepararse para el próximo mundial…

Ganamos todos con lo allí mostrado, gracias J&J por esta oportunidad única de ser parte de un evento de tan grande importancia, de emociones sin igual, de vibración, de hermandad y de sana competencia, ¡gracias por todo! ¡La pasamos genial!






lunes, 14 de julio de 2014

Adelante

Abre la puerta, sin miedo, pasa
Entra en el mundo nebuloso de los sueños, mis sueños
Aquí donde las nubes se ven hacia abajo
Aquí donde los anhelos se ven más cerca

Adéntrate, te dejare pasar
Podrás verme sin filtros, sin pantallas
Sin mascaras que oculten heridas,
Sin sonrisas que sostengan dolores

Piensa bien si es realmente lo que deseas,
Tocar con tus dedos el cristal,
Ser acariciada por hirientes espinas,
Sentir en ti aquello que oculto solo para mí.

No es amenaza, no te confundas,
Es una advertencia que me veo obligado a realizar,
No cualquiera tiene llave de esta puerta,
Y quienes la han tenido, no siempre han querido entrar…

Verás pasar hileras de historias,
Unidas todas en un punto en común,
Contando cada una un pedazo de una historia más extensa,
Una que solo yo tengo la responsabilidad de entender.

No es cualquier puerta la que abrirás, es mi puerta
Más tú no eres cualquier persona,
Eres la persona que elegí para que viera dentro de mí,
Allí está mi alma desnuda, esa que solo tú podrás ver.

No hay condiciones para entrar, esto no es una transacción
No hay requerimientos que cumplir, no es un examen
No hay compromisos que cumplir, no es obligación
Solo piensa si en verdad es aquí, donde quieres tu sentir.

Ten la llave, llévala contigo
No la cambiaré… o tal vez si
Siempre podrás entrar… o tal vez no
Solo piénsalo bien antes de decidir, no por ti… por mi…, por favor.


Adelante, haz lo que debas, que yo, haré lo mismo...

jueves, 26 de junio de 2014

Vapores

Como un suspiro interminable pasaron las miradas
Observando esa sonrisa que quiso ser
Sintiendo sin sentir, tocando sin tocar
El suspiro pasó, el momento se fue.

Palpitando los pensamientos sufrieron
Enredados entre ques y porques
Sonriendo sin sonreír
Estando sin estar

Ruido y bullicio al por mayor
Pasos que van y que vienen
Preguntas circulan y respuestas aparecen
Silencio y vacío en el interior

Cuando los ayeres se evaporan lentamente
Y aun se sienten en el paladar sus sabores
Impregnando imágenes de color nostalgia,
Es cuando llega la resaca delicada, esa que duele y atrapa

Delicadamente salió el paño limpia heridas
Nadie lo vio,
Nadie se percató,
Que hace unos minutos morí… otra vez.

Agua para la sed,
Ron para el ayer,
Vino para mañana,
Para hoy nada hay…

sábado, 17 de mayo de 2014

El Príncipe (CAPITULO III)

Con el pasar de las horas la luna poco a poco se fue escondiendo tras los árboles, y en el horizonte lleno de montañas fue apareciendo lentamente el sol, pintando de color anaranjado el cielo y las nubes, el cantar de las aves eran la alarma que despertaron a nuestros aventureros, principalmente el canto de las hipoaguilas, los cuales cantaban con una voz que se parecía al sonido de los violines más dulces.

El único que nunca durmió fue Bruluc, toda la noche estuvo de guardia, sentía una presencia extraña, pero no llego a ver nada, aun así se mantuvo alerta, se sintió aliviado cuando empezó a salir el sol pues eso, como por arte de magia, hizo desaparecer esa sensación extraña que lo mantenía alerta, se sintió tranquilo y más cuando vio despertar a sus amigos uno a uno.

Tito y Teto amanecieron sin mucha convicción, sus ojos no se querían abrir y caminaban como si fueran sonámbulos, el mago en cambio salto de su lecho  como si fuera un resorte, lleno de energía y sonriendo a todos dijo

-         ¡Buenos días amigos!, ¡Ya salió el sol!
-         Buenos días Mago -  casi con un susurro la reina rata pez -  no hable tan recio, recuerde que poco a poco nos estamos internando en las tierras lejanas, nunca sabremos quién nos ve, nos sigue o nos escucha…

El mago se sintió avergonzado y sonrió tímidamente,

-         Perdón, es que siempre despierto muy contento

El príncipe los observaba a todos y con una sonrisa en los labios los saludo a todos, a Bruluc lo vio a los ojos y le agradeció por haber cuidado al grupo toda la noche.  Todos comieron frutas, apagaron la fogata y recogieron sus cosas, tenían que empezar su camino.

Al frente siempre caminaba el príncipe, liderando y observando cuidadosamente cada camino que tomaban,  Bianca lo seguía de cerca, siempre dándole consejos de cual camino era más corto, cual más seguro y cual más conveniente. El mago llevaba a Tito y Teto en sus hombros y caminaba casi cantando de la alegría de ir por el campo, se quedaba callado solo porque ya le habían dicho del peligro de hacer ruido.  Al final de la línea caminaba Bruluc, cuidándolos a todos y como centinela vigilando los alrededores, todos llevaban en mente a Pinamilo.

Aquella mañana poco a poco se fueron alejando del reino del príncipe,  caminaron por una larga planicie conocida como el ultimo rincón del reino, el príncipe sabia al salir de aquel lugar iniciaría la aventura por terrenos que él no conocía, debían ser precavidos.

El cielo ya estaba obscuro, una tormenta llegaría aquella noche, deberían encontrar un refugio para dormir y cubrirse del agua, el príncipe quería llegar a las montañas de rocas dormilonas, las llamaban así pues hacían un ruido que parecían ronquidos, nadie sabía porque razón hacían ese ruido.  Cuando empezaban a caer las primeras gotas de llovizna Bruluc alerto al equipo…

-         ¡GUAU!.
-         ¿Qué pasa Bruluc? – dijo el príncipe poniéndose alerta de inmediato
-         ¡GUAU! – ladro casi con alegría y dirigiendo su mirada hacia el cielo

Todos levantaron la vista y vieron a Petit, el gran hipoaguila, era conocido por ser el más grande y fuerte de sus hermanos, estaba volando en las alturas y les hacía señales para que lo esperaran, poco a poco fue descendiendo hasta que llego a una altura buena para aterrizar, Bruluc rápidamente se hizo a un lado, lo mismo hicieron Bianca, el mago y el príncipe, pero Tito y Teto, que se habían bajado de los hombros del mago, estaban discutiendo y no prestaron atención a lo que los demás hicieron.

-         ¡CUIDADO ABAJO! – grito Petit antes detocar suelo

Tito y Teto se vieron aterrorizados pero ya nada pudieron hacer, todos sabían que el más grande problema de un hipoaguila es el aterrizaje, y a nuestro amigo Petit este proceso siempre le resultaba complicado, en cuanto puso una pata en el suelo empezó a rodar sin control, dando vueltas, enrollándose en sí mismo y, esta vez, entre sus tumbos paso botando a los duendes, quienes salieron volando como como pelotas de ping pong, finalmente ellos aterrizaron a los pies de las rocas durmientes y el nuevo acompañante poco a poco se recuperaba del traumático aterrizaje.
-         Hola – dijo alegremente y haciendo una reverencia al príncipe – supe que venían por la cura para Pinamilo, yo quiero ayudarlos, fue muy difícil darles alcanzarlos, pero finalmente estoy con ustedes, ¿hacia dónde vamos?
-         Bienvenido – dijo el príncipe mientras todos lo abrazaba de su enorme cintura y el los abrazaba lleno de felicidad, Petit era grande, fuerte, poderoso, pero sobre todo muy noble
-         Vamos a buscar refugio, la lluvia esta por empezar y necesitamos un lugar para pasar la noche y descansar, habíamos pensado buscar en las rocas durmientes – dijo Bianca
-         Excelente, si quieren puedo volar para ver algún lugar en el que podamos quedarnos, los últimos rayos de sol aun me permiten ver algo – dijo Petit al tiempo que emprendía el vuelo
-         Solo avísanos donde aterrizaras para escondernos – dijeron entre carcajadas Tito y Teto

Petit rápidamente encontró un lugar no muy lejos de allí, una cueva en la cima de una de las montañas de rocas durmientes, parecía que antes había estado habitada por una familia de ardillas voladoras, pero ya no vivían allí.

Caminaron unas horas más y finalmente llegaron a la cima de la montaña, todos entraron cansado, habían caminado desde tempranas horas del día y ahora era de noche, no había comido en el almuerzo, solo habían tomado agua de sus cantimploras para no perder tiempo.

Petit llevaba algunas frutas secas del bosque que habían dejado atrás, las repartió entre todos y se dispusieron a comer, Tito y Teto repartieron algunas rodajas de pan, y mientras todos se alimentaban en silencio, Petit abrazaba a su amigo Bruluc y le acariciaba su cabeza, Bruluc había perdido sus alas, ya no estaba en el bosque.

-         Hemos de salir antes del amanecer -  dijo Petit – no podemos estar aquí cuando salga el sol, es peligroso, esta noche yo montare guardia, el lugar es seguro, tu descansa amigo Bruluc y repone tus energías, nos queda un largo día por delante mañana

Todos estaban de acuerdo, Bruluc no había dormido en varios días, esta noche parecía tranquila y Petit haría guardia, podría descansar tranquilo. 

Todos se juntaron al fondo de la cueva, todos menos Petit, él estaba sentado a la entrada de la misma, oculto entre las sombras, cuidando que nada sucediera, en su mente se repetía que debía estar alerta, aquel lugar parecía seguro pero ya no estaban en el reino, cualquier cosa podría pasar.

La luna era azul y rojo, mitad fuego y mitad hielo, alumbraba pálidamente aquella noche, los ruidos de la obscuridad eran pocos, los ronquidos de Tito y Teto era lo que más se escuchaba en la cueva, pero el cansancio del equipo era mayor que el ruido y casi todos cayeron inmediatamente dormidos

-         Gracias amigo por venir, es un alivio contar contigo – dijo el príncipe casi dormido

Petit sonrió, recordó como el padre del príncipe fue quien lo salvó a él muchos años antes cuando sin querer salió del reino y un grupo de cazadores quisieron comerlo, desde ese día siempre estuvo agradecido con el rey y ahora está dispuesto a proteger al príncipe contra cualquier mal… aunque ya le estaba dando sueño… mucho sueño…

Sin darse cuenta cae dormido quien debía protegerlos, todos duermen, incluso Bruluc…

A sorbos

Sorbo a sorbo se va consumiendo el café de aquella mañana, día nublado de junio en el que el cielo parece informar que pronto dejará caer go...