viernes, 24 de octubre de 2014

En invierno

Con el amanecer de un sol esquivo, oculto tras las nubes y la llovizna, van apareciendo en el horizonte los trazos de un día incierto, igual que ayer, igual que mañana,  con sonrisas desparramándose frente a la mirada y lágrimas escurriendo alegremente en donde no se ve, en donde no se siente, en donde el gris del amanecer tiene su fuente y el obscuro sentir sacia su sed.

Gota a gota van apareciendo los espacios y tiempos del sentir, en donde la humedad se puede palpar y las texturas raspan el ser, van apareciendo cual demonios, emergiendo del centro del ser, los temores a una realidad palpable y aplastante, esa que en su cotidiano respirar nos impregna con el aliento de muerte y desesperanza, de egoísmo y soledad, aunque hay que decir la verdad, destellos de luz también da, pero en invierno poca luz se ve.

Ausencias sin sentido, vidas sin propósito, cosas con alma, pedazos inertes con valor, más allá del precio, generaciones enteras buscando tener, en lugar de ser, buscando poseer por robre cualquier otro propósito, dejando morir el tiempo en una búsqueda implacable, queriendo llenar almas con cosas, corazones con argumentos y mentes con metal, queriendo convencerse cada día con una realidad irreal, con una presencia inexistente.

Sonrisa en la máscara y lágrimas silenciosas e internas, sangre y avaricia sigue derramándose, el humano se ha vuelto animal y el animal es venerado, el frío hiela hasta las esperanzas…


El invierno del alma algunas veces llega sin aviso, otras veces avisa cuando lleva instalado ya varias temporadas…


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nos encanta leer tus comentarios, por favor dinos que piensas

A sorbos

Sorbo a sorbo se va consumiendo el café de aquella mañana, día nublado de junio en el que el cielo parece informar que pronto dejará caer go...