lunes, 4 de agosto de 2014

Congelando el tiempo

Aparecí sin saberlo en la máquina del tiempo, un lugar que se quedó estacionado en el ayer, donde las cosas quedaron encerradas en un ciclo repetitivo que no va a ningún lugar, en donde las cosas pasan un día tras otro sin cambio alguno, donde las personas, cual autómatas, apachan botones, sonríen como parte del proceso, saludan sin saludar, ven sin observar, caminan sin andar y sobreviven, de vivir ya se olvidaron.

Fue como dejar un lugar hace muchos años, y al volver, encontrar exactamente lo mismo, las mismas personas un poco menos jóvenes y más canadas, repitiendo la misma frase que hace 15 años decían a quien había solicitado su asistencia presionando el botón de llamada del ascensor

-          ¿a cuál nivel?

Repetían esa frase una y otra vez, aun cuando en el 90% de los casos ya sabían a cuál nivel, lo presionaban automáticamente y sin esperar respuesta a su pregunta, escalando y descendiendo los 18 niveles y 3 sótanos de aquel recinto, viendo tras los cristales de aquella habitación móvil como la vida pasa y se mueve allá afuera, como las personas van y vienen, allá afuera, como los inquilinos de aquel lugar cambian, allá afuera, como las personas las recuerda y los olvidan, allá afuera.

Vi personajes que llevan su pasado como lastre, como peso que les duele llevar pues les recuerda los sueños que cayeron al suelo y se destrozaron, los planes que murieron de inanición, de las aventuras muertas por la rutina, los amores que no fueron, las expectativas que no se llenaron, las ilusiones que no fueron y el tiempo que paso, inadvertidamente, la vida que se fue, sin posibilidad de detenerla, las vivencias que llegaron gracias a los pasajeros momentáneos que algo les contaron.

Allí estaba aquel que soñaba con ser fisico-culturista, que saltaba cuerda en el ascensor mientras no había pasajeros, comiendo de las más variadas dietas de generación de musculo, ocupando cada momento libre de su día en el gimnasio, esa era su puerta de salvación, algún día sería como aquel que salía en las revistas del país del norte, que gracias a su masa muscular conseguiría fama y fortuna, allí seguía el, ya no salta cuerda, ya no va al gimnasio, ya no ve revistas, sonríe con nostalgia al recordar aquellos días, en su mente guardan el recuerdo de cuando, hace 15 años, compartíamos 2 minutos todas las mañanas y las tardes, en el trayecto de ida o venida, sonríe y extiende su mano para saludar, me bajo y el sigue su rutina, generar el sustento para comer es más importante que soñar.

Vi también a quien en sus noches trataba de estudiar y finalizar sus estudios de educación primaria, contaba como en 1 año empezaría la secundaria, soñaba como al finalizar la primaria invertiría todos sus esfuerzos en hacer la secundaria por madurez en la escuela nocturna, de forma que pudiera ingresar a la universidad y labrar un gran futuro,

-          ¿Qué paso? – le pregunte.

Un bebe llego al mundo, más que conocimiento necesitábamos dinero, acepte otro trabajo por la noche, la secundaria tuvo que esperar, tenía idea que en un par de años podría retomarla, pero llego otro bebe, mi madre se enfermó, y un amplio resto de etcéteras, espera nuestro amigo retomar sus estudios el próximo año pues ya sus hijos están grandes, ya puede dedicarse de nuevo a estudiar, para darle el ejemplo a sus hijos, pero habrá que ver si todavía puedo estudiar, cierra la charla, llegamos al sótano, nos despedimos.

Encontré aquel lugar detenido en el tiempo, congelado en un ayer que circula y recircula en el mismo día, en la rutina, apagando de a poco los espíritus, y dentro de mi surge la pregunta, hace 15 años de aquellos días, en un parpadeo fluyó el tiempo y no da tregua, que he hecho yo en esos 15 años, como se movió mi ser, ¿seguirán volando mis sueños?, ¿seguirá riendo mi niño interno?, ¿seguiré buscando la aventura de la vida?, o será que yo estoy, al igual que mis amigos ascensoristas, encerrado en un recinto con vista hacia afuera, olvidándose del adentro y dejando ir el tiempo, ¿será que aquel recinto es un hecho aislado o bien una muestra de un país paralizado?, ¿será que ya dejamos de soñar y matamos de a poco nuestras ilusiones?

Mientras tanto la vida sigue, y en aquel lugar, la vida no pasa, solo se muere sin vivir, se sobrevive por inercia, se languidece con tristeza, se está muerto pero aun sin saberlo.


¿Qué ha sido de tu vida en los últimos 15 años?, ¿has vivido? O, como nuestros amigos, ¿estás en un ascensor viendo pasar la vida y sus pasajeros?

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