En nuestro andar por este mundo, cada momento, cada vivencia, cada persona suman a nuestra existencia, forman quienes somos y agregan a nuestra percepción del mundo, nos llevan de la mano a lugares que no conocíamos, algunos de esos lugares nos invitan a regresar, otros a nunca volver, pero en ambos casos esas experiencias suman a quienes somos.
Nuestra alma, con el paso del tiempo, se va pareciendo a una corteza de árbol, repleta de marcas, algunas profundas y que se perciben fueron dolorosas, otras áreas son tersas y radiantes, algunas evidencian desgastes profundos y muestran una superficie fortalecida, algunas marcas aun lloran la savia de la vida intentando curarse, pero todas y cada una de las superficies de nuestra alma nos hacen quienes somos, y si nos sentimos felices con quienes somos, debemos agradecer cada uno de estos momentos, aprender de ellos, cambiar aquello que queramos cambiar y seguir llenándonos de experiencias.
En ese proceso de entender que todo suma, nos hacemos conscientes de que también vamos dejando marcas en las almas de los otros, reflexionar acerca de que tipo de marcas hemos ido dejando también nos permite vernos a los ojos y evaluar si el camino que llevamos es el que queremos o si, por el contrario, quisiéramos hacer algún ajuste a nuestro andar por la vida.
Somos la suma de lo que hemos vivido, amado, leído, bailado, comido, reído, disfrutado, llorado, extrañado y tantas otras cosas, vivamos lo que tenemos que vivir, extraigamos de cada una de nuestras experiencias lo mejor, aprendamos lo que debemos aprender, disfrutemos lo que debamos disfrutar, decidamos lo que debamos decidir y vivamos como queremos vivir
Al fin y al cabo, los únicos capitanes y pasajeros de nuestra existencia, somos nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos encanta leer tus comentarios, por favor dinos que piensas