lunes, 17 de enero de 2011

Aun no entiendo que paso…

… mis pies dan pasos llenos de angustia, poco a poco la ansiedad llena mi ser, en mis ojos únicamente puedo ver el sitio de castigo, en mi mente aun trato de recordar que fue lo que hice, ¿que acción genero este castigo impuesto por la sociedad?, ¿Qué acto vandálico puedo haber cometido?, ¿Qué barbarie pude haber ejecutado para merecer tan cruel destino?, las sonrisas de estas personas, que con sarcasmo sonríen a mi paso, me llenan de miedo, me infunden temor y me hacen imaginar con todo el miedo del mundo que será lo que me pasara en este lugar.

Mis guardias no me dejan dar un paso atrás, sus manos sobre mi espalda hacen que mis titubeos no tengan lugar a dudas, aunque mis pies hacen pesado mi caminar sus manos firmes en mi espalda no dejan que siquiera pueda hacer una pausa en mi caminar, estoy dispuesto a pedir disculpas por mis acciones, estoy dispuesto a corregir el sendero de mi vida, estoy dispuesto a lo que sea necesario con tal de no entrar a este recinto, quisiera regresar el tiempo para evitar mis acciones, o por lo menos para entender cuál es la razón de este cruel castigo.

Una serie de palabras inundan mis oídos, mis captores algo quieren decirme, mi angustia es tal que no logro entender que quieren decir, a cada paso que doy veo como este lugar tiene áreas de tortura y otras mas de recreación, imagino que estas últimas cumplen más que nada con una función de evitar el cargo de conciencia de quienes aquí laboran, nosotros los reclusos no somos tan optimistas, la realidad de este mundo nos hace saber que no todo lo que brilla es oro.

Después de este breve caminar llegamos a mi celda, lugar de confinamiento, lugar de tortura, tal vez aquí logren extraerme toda la verdad que ellos quieren escuchar, tal vez logren implantar en mi mente esas ideas que me hagan un esclavo de esta sociedad, tal vez aquí logren mi “educación” como gustan decirle políticamente.

Mi carcelera aparece frente a mí, sin mediar palabra me toma y me hace pasar, al cruzar el umbral de aquella puerta vi como todo mi pasado, como la seguridad que creía tener, como la libertad ilimitada quedo afuera, y era momento de enfrentarme con mis miedos, enfrentarme a lo desconocido, mi estomago parecía cobrar vida y presionarme, mi corazón se aceleraba a cada momento y por supuesto el reflejo humano que compaña al terror no pudo esperar, un llanto desesperado emanaba de mi, clamando por aquello que quedaba fuera de mi celda, pero no había marcha atrás, no podría salir de este lugar en mucho tiempo.

Aun con los ojos llenos de lagrimas y con la respiración entrecortada, empiezo a observar a mi alrededor, no soy el único poblador de este recinto, hay mas, ¿que habrán hecho ellos?, ¿sentirán lo mismo que yo?, algunos se ven acostumbrados a este lugar, como habiendo llegado hace mucho tiempo, como expertos en tolerar este martirio, y me ven con ojos de comprensión, tal vez simplemente recordando cuando ellos ingresaron a este lugar, otros parecen estar en el mismo estado de asombro y angustia que yo, no sé que pasara, realmente no se que hago aquí, no sé que hare aquí, y mi duda inicial se mantiene, aun no recuerdo la razón de esto.

El día empieza a transcurrir, la carcelera no es tan mala y agria como parece, empieza a socializar con nosotros, tal vez siente compasión, tal vez ella también paso por esto alguna vez, tal vez ella sepa por que estamos aquí, su presencia aquí hace que el tiempo sea más corto, que la tensión disminuya, que el castigo sea más llevadero.

Mis compañeros de celda también socializan, algunos mas sociales que otros, algunos mas conversadores, otros más agresivos, tendré que aprender a defenderme de esta multitud, de estos personajes que de alguna forma, por diferentes que parezcan, debieron hacer algo similar a lo que yo hice, tal vez alguno de ellos lo recuerde y pueda explicarme, tal vez podamos vencer las barreras que nos distancian y aprender porque estamos aquí.

El tiempo pasa volando, no es tan malo como lo imagine al inicio, hasta podría decir que ocasionalmente es divertido, tal vez es una nueva forma de vida, tal vez es una señal de que mi camino está por cambiar, tal vez aun tenga esperanza, tal vez y solo tal vez, esto termine algún día.

Mis captores regresan, sorpresivamente aparecen frente a mí, después de casi 5 horas consecutivas de torturas, ¿o fueron de diversión?, el lavado de cerebro parece empezar a hacer efecto en mi, entran sonrientes, al verlos creo recordar que esta mañana al traer e mi celda, cuando mi miedo estaba en su mayor nivel, ellos me dijeron que regresarían, ahora lo recuerdo, y cumplieron su palabra, están aquí, vienen por mi, vienen felices!!, no saben lo que yo he pasado, aunque por alguna extraña razón, también yo estoy feliz de verles.

Me toman en sus brazos y besan amorosamente, toman mis pertenencias y las cargan por mí, me llevan en sus brazos hacia afuera preguntándome felizmente como ha ido mi día, realmente parecen estar felices de que yo esté en este lugar, parecen buenos… pero no los entiendo.

Me dicen sin negociación alguna que el día de mañana se repetirá la historia, y lo dicen con ironía, aparentando ser felices, y me ven como si la noticia debiera ponerme feliz!

Una esperanza queda en mi ser, tal vez mañana pueda, junto a mi grupo de compañeros de celda, idear una forma de escapar de aquel lugar, tal vez simplemente necesite tiempo para entender el sistema y lograr salir de allí, tal pueda vencerlos antes de que mi cerebro sucumba ante sus ideas

Tal vez mañana, tal vez mañana pueda apelar a la manipulación, tal vez mañana pueda usar mi elocuencia, tal vez mañana pueda sobornar a mis captores, tal vez mañana logre… NO ir al Kínder

(La historia de mi primera vez… por Juan Diego ;) en su primer día de clases)

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