- Esta corte entra en sesión, todos
de pie – dice protocolarmente el guardia de seguridad
- Señor Gonzalez está usted claro
de lo que aquí se discute – pregunto la juez sin introducción previa y con un
tono sereno en la voz
- Si su señoría, estoy claro –
dijo el señor Gonzalez al lado de su abogado
- Para asegurar que todos estemos
enterados procederemos a leer nuevamente el expediente, secretario por favor
proceda.
Mientras una voz masculina leía lenta y
claramente cada una de las hojas del robusto expediente, el jurado y los
abogados ponían el máximo de atención posible, la juez observaba el proceso y
hacia apuntes en una hoja que no estaba a la vista de nadie más, el señor
Gonzalez parecía no prestar atención al relato de los hechos, en lugar de eso
veía por la ventana de la sala como los arboles bailaban suavemente al ritmo
del viento, el cielo gris predecía una intensa tormenta.
En su mente pasaban una y otra vez los
acontecimientos del pasado, recordaba cómo fue que llego a estas tierras que
desde hace más de 25 años le han dado protección, trabajo, salud, seguridad y más
que nada la oportunidad de ser alguien sin pasado, alguien sin rastro, alguien
a quien todos sonríen y saludan con respeto, es aquí donde le dieron la
oportunidad de simplemente ser alguien más.
Comprar documentos falsos no fue nada
fácil, y mucho menos barato, pero era lo que necesitaba para llegar a pedir
ayuda y protección en aquel país del norte, mostrando la persecución que
existía por aquellos días en su tierra de origen, su vida corría peligro, era
un campesino que buscaba protección, decían sus papeles, era una víctima del
fuego cruzado y necesitaba un lugar donde refugiarse, las puertas se abrieron
para un futuro mejor y el creyó cerrar las de un pasado aterrador, la
democracia poco a poco aparecía en su país y eso, le habían dicho, era un
riesgo para él.
Sus manos estaban llenas de sangre y
tragedia, su mente plagada de recuerdos violentos, su alma cargaba con culpas y
vidas, su cerebro repetía que el simplemente seguía órdenes y no había de que
avergonzarse, en todo caso serían los jefes los que sabrían las razones, él
estaba entrenado para obedecer sin pensar, actuar sin cuestionar, ejecutar órdenes
y no preguntar razones.
Con el pasar del tiempo estos
razonamientos dejaron de ser suficiente para mantener su conciencia en paz, las
pesadillas por las noches cada vez eran más intensas y repetitivas, los
recuerdos en lugar de desaparecer pasaban una y otra vez por su mente, detalle
a detalle, palabra por palabra, momento a momento, todo estaba allí y era
imposible olvidarlo
Las personas no entendían, pensó alguna
vez, somos valientes defensores de las libertades y garantías, realmente creyó
que estaba defendiendo su país de una amenaza latente, realmente pensó que sus
acciones ayudarían a formar una mejor Guatemala, realmente confió que las
ordenes tenían consistencia y razón, alguien allá arriba debe saber por qué
hacemos esto se repetía al igual que sus compañeros de batallón.
Al vivir lejos, enterarse de lo sucedido por
reportajes y libros que en su país jamás fueron vistos y dejar por un lado la
doctrina casi religiosa aprendida, se fue enterando que las cosas no eran como
le dijeron, las razones no eran las que pensaba, el objetivo era muy diferente
del imaginado y que, al igual que él, muchos otros que estaban más arriba en la
cadena de mando, pensaban que esto debía tener sentido para alguien, algunos
aun lo creen hoy en día, ese día regresaron las pesadillas, lo llenaron las
culpas, entendía poco a poco el impacto.
… y usando documentación falsa presento
la solicitud de ciudadanía y luego nacionalidad Norte Americana.
-
Señor Gonzalez, ¿ha entendido
todo lo expuesto por el secretario?
-
Si su señoría
-
Entiende las implicaciones de
presentar documentación falsa
-
Si su señoría
-
En base a lo anterior y
habiendo leído el documento completo acerca de la documentación falsa utilizada
para solicitar la nacionalidad y los cargos civiles y penales que conlleva esa acción,
¿usted cómo se declara?
-
…..
Su semblante seguía tan frio y sereno
como siempre, sus facciones no expresaban emoción alguna, su mirada era
tranquila y relajada, su postura seguía mostrando sus inicios militares,
espalda erguida, mirada centrada al frente y piernas juntas, sus manos estaban
entrelazadas.
Dentro de aquella cara rigurosa estaba un
alma que tenía miedo y se sentía aprisionada, un alma que había decidido pasar
sola este proceso, un alma a la que le fallaban las rodillas y que era
perseguida por un pasado que latía a su lado, un alma que empezaba a entender
las implicaciones de esta respuesta, de ser encontrado culpable seria
extraditado y debería enfrentar la justicia en una Guatemala muy diferente a la
de hace 30 años, o tal vez tan igual.
-
Señor Gonzalez
-
¿Si su señoría?
-
¿Escucho mi pregunta?
-
Si su señoría
-
Entonces, ¿Cómo se declara?
Cerró lentamente sus ojos, respiro
profundo, como quien busca calmar los nervios, abrió los ojos lentamente y los
levanto hasta ver los ojos de la juez,
-
¿Señor Gonzalez?
-
…..
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