jueves, 25 de octubre de 2012

Así como usted sabe que a mí me gusta…


-          Hola buenos días
-          ¡Buenos días!, ¿Cómo amaneció? – respondí amablemente pero intrigado por la llamada directa de mi jefa a mi extensión a tan tempranas horas de la mañana
-          Bien gracias, ¿mire puede venir un ratito a mi oficina?
-          Si claro ahora mismo – la pregunta era pura amabilidad y solo tenía una respuesta posible
-          Y por favor tráigase su cuaderno de apuntes y su compu
-          Claro que si, ahora mismo voy – lo dije con una convicción que por un momento me recordó al entrañable personaje del cómico Cantinflas y su conocida frase “ORDENES JEEEFEEEEEE!!!” aunque en este caso era jefa

Para poner un poco en contexto esta historia he de comentar que esta jefa tenía una memoria impresionante, recordaba absolutamente todo lo que decía, tenía un sinfín de personas trabajando para ella en 7 países y a todos les sabia el nombre, más allá de eso, sabia de sus familias y sus problemas personales, penas, logros, hobbies y hasta puedo asegurar que color favorito y día de nacimiento, esto era algo que se sentía sumamente agradable y ayudaba a crear un equipo en todo el sentido de la palabra, pero la una memoria así de prodigiosa intimida a cualquiera.

Entonces una llamada a primeras horas de la mañana, solicitando presencia con computador y cuaderno de apuntes solo puede significar una cosa, hay algo que dije que haría y que no hice y por supuesto a ella no se le olvida

-          Hola buenos días, con permiso – dije con cara de preocupación
-          Hola ¿como esta?, pase adelante – me saludo con una naturalidad impresionante
-          Gracias
-          Siéntese – dijo señalando la mesa de reuniones y sacando el más temido de los artefactos, parecía sacado de una obre de terror, extraído de la mismísima inquisición de la edad media y traído al presente con el único fin de torturarnos, era la personificación misma del infierno de dante, era su cuaderno de apuntes
-          Gracias… - lo dije más tartamudeando que otra cosa, el fin estaba cerca, podía sentirlo.
-          Mire, ¿se acuerda de aquello que me dijo aquella vez que nos reunimos? – cual perro regañado solo sentí que mis orejas bajaron, mi corazón palpitaba a mas no poder, las manos me sudaban y lo que es peor, NO RECORDABA QUE ERA AQUELLO QUE DIJE Y CUANDO FUE QUE SUPUESTAMENTE LO DIJE!
-          Este, pues… la verdad es que… no – era momento de escapar, cubrirme con algún objeto, creerme Neo el personaje de Matrix y esquivar lo más posible las balas que se dirigirían a mi
-          ¡Bien hombre! Aquello que me dijo aquella vez y que usted ya sabe cómo es que yo lo quiero, ¿se acuerda? – ¡AUXILIO!
-          Ha si, si ya me acorde – último intento desesperado de salir medianamente bien parado y ganar un poco de tiempo para hacer búsqueda de que fue lo que dije
-          ¡Qué bien!, entonces ¿le parece si lo vemos mañana? – esto era una tortura
-          Si claro con gusto – quería salir corriendo, comprar un boleto al Tíbet y esconderme en la seguridad de la distancia, que el edificio se cayera o bien que me diera un ataque repentino de buena memoria y recordara que había dicho, pero claro la vida no es tan amable en estos casos
-          Ok, entonces mañana a las 10 am vemos el tema.

Amablemente me despedir y con un esfuerzo enorme inicie mi camino hacia mi oficina aparentando normalidad, tranquilidad y confianza en lo que habría que hacer, entre a mi oficina, cerré la puerta y allí finalmente puede empezar a temblar con total libertad mientras mi mente recorría todos los rincones de mi recuerdo escarbando por información, como era de esperar y después de un par de horas de esforzarme con mi mente inicie la segunda opción, tal vez y solo tal vez, por alguna coincidencia o iluminación divina yo habría apuntado algo en mi cuaderno de aquella reunión, claro como no sabía de cuál de todas las reuniones estábamos hablando pues me toco leer todo mi cuaderno de apuntes poniendo toda mi intención y energía, el resultado fue el mismo que con mi cerebro, ¡NADA!

Revolví los archivos de mi computadora, revise correos, apuntes viejos, archivos en proceso pero nada parecía tener una forma ligeramente cercana a un requerimiento pendiente, decidí entonces tocar las puertas de alguno de mis compañeros de oficina, tal vez ellos recordaran algo, tal vez ellos me pudieran dar una luz

-          Vos, mira, ¿yo no te conté nada de algo que tuviera que entregarle a la Jefa? – dije con una mirada de angustia en mis ojos
-          No vos, nada que yo recuerde – dijo casi compadeciéndose de mi crisis
-          Pero así ¿nada de nada?
-          No, pero si queres busquemos en las minutas de las reuniones de grupo, tal vez allí hay algo – ¡eso! Tal vez lo habíamos conversado
-          Si dale revisemos

Fueron un par de intensas horas leyendo documentos de prácticamente los últimos 12 meses, no había nada pendiente, nada extraño, nada que pudiera haber quedado en el tintero, nada que diera una pista, entonces vino a mí la inocente idea (por no decir pendeja idea) de que realmente no tenía nada pendiente y que probablemente sería mi jefa la que creyera que habíamos hablado algo, esto me dio un poco de tranquilidad y el valor necesario para presentarme en su oficina y expresar la realidad.

-          ¿Tendrá un minuto para atenderme? – dije mientras me paraba en la puerta de su oficina
-          Si claro, pase adelante
-          “fíjese” que por más que he buscado y buscado no logro encontrar referencia a algo que yo tenga pendiente
-          ¿En serio? – dijo casi sonriendo

Saco su temida y admirada arma medieval, con total destreza la ubico sobre su escritorio, inicio a pasar paginas rápidamente y de pronto se detuvo en una y dijo

-          Si aquí esta mire – dijo mientras señala un apunte en el cuaderno de la muerte
-          Ajaaa
-          Aquí dice que en la reunión que tuvimos el 14 de mayo a las 2 de la tarde se definió la prioridad del nuevo proyecto estadístico
-          Ya…. – mi cara no sé si era más de sorpresa, angustia o vergüenza
-          Y usted quedo de hacer un plan piloto del tema
-          Claro, mañana a las 10 como habíamos quedo lo tengo listo – no pude decir otra cosa
-          Bueno, y le encargo el plan venga así como a mí me gusta, usted ya sabe cómo, ¿se acuerda verdad? – ¡su maldad no tenía limites!
-          Esteee… si… creo…

Aquel día entendí por qué aquella arma medieval, el cuaderno de apuntes, era tan temido y odiado, se hicieron planes de atentado y hasta se intentó sobornar a la asistente personal para que facilitara el acceso y destrucción de aquella arma, pero eso nunca sucedió.

Hoy por alguna razón, que no sé cuál es, me desperté recordando a esa jefa que me enseño a trabajar divirtiéndome y divertirme mientras trabajo, esa que con ejemplo mostro lo que la pasión por hacer las cosas bien significa y que con su humildad e inteligencia dictaba cátedra continua de profesionalismo, búsqueda de la excelencia y demostraba que la frase “no se puede” no existe.

Gracias a aquellos días, hoy me divierto mientras trabajo, disfruto los proyectos, veo lo positivo hasta del más obscuro panorama, por que como dijo ella algún día

-          ¡Pero ellos no tienen minibar! – aunque claro, esa es otra historia.

¡GRACIAS!, aunque he de confesar que al cuadernito ese todavía le tengo miedo y ¡mucho!

lunes, 22 de octubre de 2012

CAPITULO V


Con ágil trote se fueron internando en el frondoso bosque, la neblina aun les proporcionaba cierto cobijo de las miradas curiosas de las aldeas cercanas, todos caminaban en silencio, con la mirada atenta cual jaguar en caminata de reconocimiento, los oídos abiertos y las armas listas para ser utilizadas en caso fuera necesario, aunque sus órdenes habían sido específicas, con todo contra la aldea, no toquen a nadie más a menos que sea sumamente necesario, aunque la descripción “sumamente necesario” podría ser interpretada como se les viniera en gana.

El líder de aquel comando vio el camión del ejercito escondido en las faldas del cerro, justo donde habían definido que debían esperarlos y a la hora pactada, todo estaba milimétrica-mente calculado, no había espacio para errores ni distracciones, antes de llegar al vehículo rodearon el área, inspeccionaron por curiosos, después de asegurarse que todo estaba en orden entonces procedieron a subirse a la parte trasera del mismo y el piloto emprendió el viaje sin pregunta alguna, ahora estaban seguros, pensaban ellos.

Fue en ese momento que la misión se completó, fue allí donde las mentes quedaron libres de pensar y analizar lo sucedido, por lo menos de forma individual, pues todos sabían que en aquella aldea nada había pasado y no lo hablarían ni entre ellos, esas eran las ordenes, cualquiera que cuestionara algo sabía que aparecería muerto, con el tiro de gracia en su cráneo y flotando en algún río de aguas negras.

¿Alguien preguntaría algún día por aquellas humildes personas que tan salvajemente habían sido asesinadas? Pensaba uno de los soldados, el simplemente cumplía órdenes y le habían enseñado a no cuestionarlas, así funcionaba el ejército se decía a si mismo, de esa forma calmaba su conciencia y adormecía el sentimiento de culpa, además él estaba haciendo un bien al país, así le habían dicho, así que si alguien preguntaba en el futuro por aquel hecho solo podría ser para premiarlo, pensaba recostado en una esquina del camión con los ojos entrecerrados.

Así pasaban los pensamientos de la mayoría, algunos aun saboreando los momentos de crueldad que habían pasado hace poco, aun con el sentimiento de poder supremo en sus venas y recordando con una sádica sonrisa los gritos de piedad que pululaban en el aire, recordando con satisfacción a aquellas personas que después de ser desmembradas en vida les pedían, casi suplicando, que acabaran con sus vidas pues no podían soportar más dolor, era un trabajo satisfactorio para algunos

Sentado cerca de la entrada del camión, con la mirada inexpresiva de siempre y aun con los sentidos alerta, se encontraba el líder del comando, este ser tenía en sus pensamientos un poco de todos los anteriores, pero adicionalmente tenía una pregunta un poco más complicada de responder, una pregunta que no tenía derecho a preguntarse, una pregunta que no tenía derecho a pensar, pero que no podía evitar pues eran ya muchos de estos eventos en sus recuerdos, mucha sangre entre sus manos, muchas vidas en su espalda…

-       ¡Capitán! Insurgentes en los matorrales – dijo uno de los soldados mientras su arma ya apuntaba a los caminantes
-       Baje el arma – dijo calmadamente
-       Capitán, tenemos órdenes expresas, cualquier insurgente visto debe ser asesinado – respondió el mismo soldado mientras otro par se disponían a apuntar
-       ¡Bajen las armas! – dijo sin dar mas explicación
-       … Capitán…
-       Bajen las armas, no lo repetiré – les dijo mientras les apuntaba con su fusil a los insurrectos
-       A la orden capitán
-       Ahora vean de nuevo y miren a sus peligrosos insurrectos.

De entre los matorrales salieron con alegre caminar ocho niños, en sus cabezas cargaban leña para calentar sus hogares, con una infancia arrebatada por la pobreza trabajaban entre risas y juegos, una pelota plástica y maltrecha era el motivo del alboroto que, sin saberlo, por poco les cuesta la vida en aquella mañana de marzo de 1,983.

No hubo más palabras en aquel camión, las miradas continuaron fijas en las laderas del camino, esta vez simplemente viendo las verdes montañas, el azul cielo y escuchando el cantar de los arboles al paso del suave viento de primavera, el traqueteo del camión y su constante saltar al pasar por una carretera de terrecería en deplorables condiciones acompañaban el pensar de todos.

El capitán retomaba su introspección, con más miedo que curiosidad se preguntaba si aquello que habían hecho realmente estaba bien, ¿qué peligro podrían presentar aquellos campesinos?, recordaba sus propios orígenes cargando leña, como aquellos niños que hace poco habrían visto, que entre sus hermanos también habían quienes pensaban que la dictadura no era la solución ni lo mejor para el país, pero esos temas no se hablaban, la familia era para compartir y preferían dejar ideologías al margen, por seguridad de todos.

-       Capitán, informan por radio que hay enfrentamientos a 30 minutos de aquí
-       ¿Posibilidad de emboscada?
-       Alta mi Capitán, parece que los pobladores nos están esperando para atacar al camión
-       Detenga la marcha, esconda el camión,
-       Si señor
-       Abajo, tomen posiciones, no quiero disparos hasta que yo no de la orden, ¿entendido?
-       Si señor,
-       Soldados tomen posiciones, radio comunique al Coronel que no seguiremos el camino y que esperaremos aquí por órdenes
-       Si señor

Entre la maleza y los arboles tomaron posiciones los soldados, mezclándose con la maleza y permaneciendo inmóviles, como les habían adiestrado, esperarían las instrucciones del capitán y el a su vez del Coronel, el sabría qué hacer y cuando, por ahora solo debían estar alertas, no sabían que estaba pasando pero debían estar alerta, seguramente en las cercanías del enfrentamiento que se estaba dando en aquellos momentos, kilómetros más adelante, habrían periodistas y eso no era algo que les conviniera a ningún miembro del estado.

lunes, 15 de octubre de 2012

CAPITULO IV


El capitán colgó el teléfono y vio a los otros oficiales a su alrededor disfrutando las mieles del sexo y el licor, cual festín romano de hace varios siglos, risas y comentarios soeces inundaban el ambiente, el sabía que estaba en el punto más alto de la montaña, tenía dinero, tenía mujeres, tenía amigos, pero por sobre todas las cosas tenia poder, suficiente para apagar cuántas vidas se le antojara, pero debía tener cuidado y seguir siendo útil para los generales, de esa forma aseguraría los jugosos beneficios de los que ahora gozaba.

-       Patojas salgan de aquí, quiero hablar con los oficiales – dijo el capitán aun inmerso en sus pensamientos
-       Pero capi, si aún estamos atendiéndolos como se merecen – dijo melosamente una de ellas
-       ¡Que se me vayan a la mierda! – gritó enfurecido mientras las complacientes compañeras salían corriendo del lugar
-       ¿Pasa algo capitán? - pregunto uno de sus allegados con cara de preocupación mientras se volvía a vestir
-       Esos pendejos no entienden – dijo como quien piensa en voz alta
-       ¿Quiénes no entienden?
-       Esos que siguen dando comida a los guerrilleros, ¡NO ENTIENDEN!
-       Tiene razón capitán, a este ritmo vamos a dejar sin nadie que siembre maíz en unos meses

Después de unos minutos de tenso silencio el capitán hecho a reír descontroladamente, todos los demás lo secundaron sin estar claros de la razón de aquella risa escandalosa, sin saber que pasaba por la mente del capitán, si siquiera saber si había algo que fuera meritorio de aquella risa, pero en aquella estructura no se pregunta, se obedece y cual manada de leones salvajes todos deben alinearse al macho dominante si quieren sobrevivir, él es quien provee seguridad, alimento y cubre necesidades, nadie quiere estar en contra de quien ostenta el poder, por lo menos no mientras ostente el poder.

El capitán pidió por teléfono que los encargados de limpieza llegaran a limpiar aquel tiradero, mientras se sentaba en su escritorio y pensaba el siguiente movimiento, se tomaba a pecho la responsabilidad que sus superiores le habían encomendado, “confiamos en usted” le habían dicho, él no quería perder todas los beneficios que aquellas palabras habían traído, reunió a los oficiales e iniciaron a detallar el plan que debían implementar en los siguientes meses.

Los oficiales, algunos aún bajo efecto del alcohol, veían el informe y discutían acerca de la mejor estrategia para reducir al orden a aquellas aldeas subversivas que habían sido identificadas como proveedoras de alimento y resguardo de los guerrilleros, esas aldeas debían pagar el precio de su falta de patriotismo y aprovecharían para que fueran ejemplo para el resto de poblaciones.

-       Capitán, ¿qué haremos con esos reporteros de otros países que andan aquí husmeando?
-       ¿Qué vamos a hacer? Nada, o se alinean o les va igual que a los de las aldeas
-       Pero eso puede traerle problemas a los jefes – dijo tímidamente uno de los presentes
-       ¡JODER!, esos tipos solo para eso sirven, pero tenés razón, ¿sabes qué?, los vamos a encerrar en su hotel, diremos que por su seguridad no pueden salir y lo retenemos allí hasta el final de la operación.
-       Y cuando salgan y vean la matanza van a saber que fue el ejercito
-       Puede ser que lo sepan, pero no tendrán pruebas y se tendrán que conformar con la versión oficial, un grupo de guerrilleros bajo de la montaña y acabo con la aldea
-       ¿Y los gringos no se irán a poner bravos?
-       Jajaja, ¿los gringos? vos no entendes nada verdad vos, si esos son los que nos están dando la plata, no te preocupes por ellos, preocupate por los periodistas nada mas

Todos estallaron en risas, como si alguien hubiera contado un chiste, una anécdota simpática o un caso que mereciera aquel acto, mientras tanto el sol ya aparecía en el horizonte, las horas de la noche habían pasado entre risas, planes y ahora estaban simplemente esperando la llamada, el viento frio de la madrugada se hacía sentir y el aroma a café recién preparado mantenía despiertos a los oficiales de inteligencia militar, si es que ese nombre no es una contradicción en sí mismo.

El teléfono sonó con ese estridente sonido típico del aparato aquel, el Capitán respondió de inmediato

-       Diga
-       Capitán, operación ha finalizado con éxito
-       ¿Sobrevivientes?
-       Ninguno
-       ¿información incriminatoria?
-       Ninguna
-       ¿Testigos?
-       Ninguno
-       Excelente trabajo, felicitaciones, su país se lo agradece
-       Gracias

La llamada finalizo, el capitán y sus oficiales celebraron al grito de viva Guate, se encaminaron al comedor del cuartel donde serían atendidos generosamente, este era el primer paso y era clave para enviar a los superiores la noticia de que el área estaba cada día mas en control de las fuerzas armadas nacionales y menos en manos de los guerrilleros,

Al otro lado de la llamada se encontraba el escuadrón de militares, cansados y aun llenos de sangre, algunos riendo de forma descontrolada de todas las atrocidades cometidas, cuerpos destrozados estaban por todos lados, mujeres partidas por la mitad con cuchillos militares y los fetos de los niños que estaban en sus vientres yacían al lado de ellas, algunos niños que aún no habían aprendido siquiera a gatear habían sido lanzados a las gélidas aguas del rio que rodeaba la aldea, otros habían sido estrellados contra rocas en medio de la mirada sádica de muchos de los ejecutores de aquel acto y  de los padres de los indefensos, los hombres estaban empalados desnudos y en sus bocas estaban sus propios genitales que les habían sido cercenados en vida.

Al fondo algunas chozas ardían, en esas chozas estaban las niñas que antes de ser asesinadas habían sido violadas repetidas veces por los miembros de aquel escuadrón, sedientos de dolor, de sangre, de miseria, de poder.

Al grito del líder todos se formaron y fueron felicitados por el excelente trabajo, la misión había terminado exitosamente y los superiores estaban felices, emprendieron la salida de aquella aldea, detrás de ellos solo quedo muerte, tragedia, humillación y sangre, misión cumplida dijeron satisfechos.

Entre los matorrales cercanos un testigo aterrado y llorando en silencio vio cómo su familia fue asesinada, su madre la había pedido salir de casa y le había dicho que debía esconderse si veía alguien extraño, así lo hizo al ver que un soldado se acercaba en silencio a la aldea y esa es la única razón por la cual seguía vivo, había pasado bajo aquel matorral más de 12 horas, el frio le calaba los huesos, había presenciado todos los sucesos, a sus ocho años de edad la vida le mostraba su lado más obscuro.

El batallón se alejaba ágilmente, perdiéndose entre los árboles, como mensajeros de muerte que daban por terminado su trabajo y emprendían el regreso a sus hogares con la satisfacción de quien ha terminado su jornada, algunos habían pedido licencia de una semana pues en dos días llegaría el Papa, máximo líder de la iglesia católica mundial, y ellos querían estar presentes para recibir sus bendiciones.

No habían testigos dijeron al capitán, algo no habían visto, alguien había presenciado aquel episodio y jamás lo olvidaría.

viernes, 12 de octubre de 2012

CAPITULO III


-   Esta corte entra en sesión, todos de pie – dice protocolarmente el guardia de seguridad
-   Señor Gonzalez está usted claro de lo que aquí se discute – pregunto la juez sin introducción previa y con un tono sereno en la voz
-   Si su señoría, estoy claro – dijo el señor Gonzalez al lado de su abogado
-   Para asegurar que todos estemos enterados procederemos a leer nuevamente el expediente, secretario por favor proceda.

Mientras una voz masculina leía lenta y claramente cada una de las hojas del robusto expediente, el jurado y los abogados ponían el máximo de atención posible, la juez observaba el proceso y hacia apuntes en una hoja que no estaba a la vista de nadie más, el señor Gonzalez parecía no prestar atención al relato de los hechos, en lugar de eso veía por la ventana de la sala como los arboles bailaban suavemente al ritmo del viento, el cielo gris predecía una intensa tormenta.

En su mente pasaban una y otra vez los acontecimientos del pasado, recordaba cómo fue que llego a estas tierras que desde hace más de 25 años le han dado protección, trabajo, salud, seguridad y más que nada la oportunidad de ser alguien sin pasado, alguien sin rastro, alguien a quien todos sonríen y saludan con respeto, es aquí donde le dieron la oportunidad de simplemente ser alguien más.

Comprar documentos falsos no fue nada fácil, y mucho menos barato, pero era lo que necesitaba para llegar a pedir ayuda y protección en aquel país del norte, mostrando la persecución que existía por aquellos días en su tierra de origen, su vida corría peligro, era un campesino que buscaba protección, decían sus papeles, era una víctima del fuego cruzado y necesitaba un lugar donde refugiarse, las puertas se abrieron para un futuro mejor y el creyó cerrar las de un pasado aterrador, la democracia poco a poco aparecía en su país y eso, le habían dicho, era un riesgo para él.

Sus manos estaban llenas de sangre y tragedia, su mente plagada de recuerdos violentos, su alma cargaba con culpas y vidas, su cerebro repetía que el simplemente seguía órdenes y no había de que avergonzarse, en todo caso serían los jefes los que sabrían las razones, él estaba entrenado para obedecer sin pensar, actuar sin cuestionar, ejecutar órdenes y no preguntar razones.

Con el pasar del tiempo estos razonamientos dejaron de ser suficiente para mantener su conciencia en paz, las pesadillas por las noches cada vez eran más intensas y repetitivas, los recuerdos en lugar de desaparecer pasaban una y otra vez por su mente, detalle a detalle, palabra por palabra, momento a momento, todo estaba allí y era imposible olvidarlo

Las personas no entendían, pensó alguna vez, somos valientes defensores de las libertades y garantías, realmente creyó que estaba defendiendo su país de una amenaza latente, realmente pensó que sus acciones ayudarían a formar una mejor Guatemala, realmente confió que las ordenes tenían consistencia y razón, alguien allá arriba debe saber por qué hacemos esto se repetía al igual que sus compañeros de batallón.

Al vivir lejos, enterarse de lo sucedido por reportajes y libros que en su país jamás fueron vistos y dejar por un lado la doctrina casi religiosa aprendida, se fue enterando que las cosas no eran como le dijeron, las razones no eran las que pensaba, el objetivo era muy diferente del imaginado y que, al igual que él, muchos otros que estaban más arriba en la cadena de mando, pensaban que esto debía tener sentido para alguien, algunos aun lo creen hoy en día, ese día regresaron las pesadillas, lo llenaron las culpas, entendía poco a poco el impacto.

… y usando documentación falsa presento la solicitud de ciudadanía y luego nacionalidad Norte Americana.

-       Señor Gonzalez, ¿ha entendido todo lo expuesto por el secretario?
-       Si su señoría
-       Entiende las implicaciones de presentar documentación falsa
-       Si su señoría
-       En base a lo anterior y habiendo leído el documento completo acerca de la documentación falsa utilizada para solicitar la nacionalidad y los cargos civiles y penales que conlleva esa acción, ¿usted cómo se declara?
-       …..

Su semblante seguía tan frio y sereno como siempre, sus facciones no expresaban emoción alguna, su mirada era tranquila y relajada, su postura seguía mostrando sus inicios militares, espalda erguida, mirada centrada al frente y piernas juntas, sus manos estaban entrelazadas.

Dentro de aquella cara rigurosa estaba un alma que tenía miedo y se sentía aprisionada, un alma que había decidido pasar sola este proceso, un alma a la que le fallaban las rodillas y que era perseguida por un pasado que latía a su lado, un alma que empezaba a entender las implicaciones de esta respuesta, de ser encontrado culpable seria extraditado y debería enfrentar la justicia en una Guatemala muy diferente a la de hace 30 años, o tal vez tan igual.

-       Señor Gonzalez
-       ¿Si su señoría?
-       ¿Escucho mi pregunta?
-       Si su señoría
-       Entonces, ¿Cómo se declara?

Cerró lentamente sus ojos, respiro profundo, como quien busca calmar los nervios, abrió los ojos lentamente y los levanto hasta ver los ojos de la juez,

-       ¿Señor Gonzalez?
-       …..

jueves, 11 de octubre de 2012

CAPITULO II


En el gélido frío canadiense una familia toma su desayuno, escuchan las noticias de la economía mundial en este momento de especial inestabilidad, bancos rescatados, hipotecas sin pagar, países enteros tambaleando, el desempleo aumentando, el 2008 sería un año que recordaría a las generaciones cuan frágiles somos

El jefe de la familia saboreaba un jugo de naranja con esa mirada perdida tan característica de él, la familia había aprendido a convivir con el de esa forma, no preguntaban mucho y cuando lo hacían no recibían respuestas, por lo menos no las que esperaban recibir.

Llaman a la puerta, un golpe seco y repetitivo avisa que alguien esta fuera, la mayor de las hijas se dirige a la puerta mientras el resto de la familia continua en su caótico desayuno dominical.

-       Buenos días, quisiéramos hablar con el señor Gonzalez – dijo el hombre de traje formal al tiempo que su compañero asentía con la cabeza
-       Si, quien lo busca
-       Policía internacional, por favor dígale que necesitamos hablar con el

Antes de que la niña pudiera decir palabra, el padre se levantó casi automáticamente de la mesa, su mirada en ese momento fue diferente, como si este momento lo hubiera estado esperando hace mucho tiempo, acaricio el rostro de su esposa tiernamente y le dio un suave beso en los labios, tomo de las manos a sus hijas, las abrazo con todo el amor que un padre puede tener y les dijo cuanto las amaba, tomo su chaqueta de cuero y se dirigió a la puerta

-       Señor, estamos aquí…
-       Sé por qué están aquí, no necesita explicarse – dijo casi susurrando
-       Debo esposarlo, es el procedimiento
-       Adelante, haga lo que es su deber

Dicho lo anterior los hombres se dirigieron al auto patrulla que esperaba fuera, había otro auto de respaldo, entro tranquilamente en la parte trasera del auto y vio en ese momento como era que su esposa lo veía sin entender que sucedía, sus hijas derramaban lagrimas sin saber la razón de aquel evento, él les regalo una última mirada y en sus labios se leía la frase “las amo”

El vehículo partió y poco a poco fue dejando atrás la casa y la familia del señor Gonzalez, su mirada estaba viendo el paisaje de la carretera al otro lado de la ventana mientras en su mente se posicionaba en un remoto pasado, su corazón sentía miedo, su alma un alivio, sus gestos no delataban nada de lo anterior, era como ver alguien que hace mucho espera este momento

Esperaba que sus instrucciones en casa se cumplieran

-       Si algún día debo partir tú debes hacer algo – le dijo a su esposa en una noche fría, mucho tiempo atrás
-       ¿Porque habrías de partir?
-       Prométeme que si algún día parto harás lo que te digo – dijo el, lleno de angustia
-       Está bien, lo hare, aunque no entiendo la razón de que eso pase algún día – refunfuño ella
-       Tomaras todo lo que hay en la caja fuerte y partirás a otro país, olvidaras que existo y cuidaras a nuestras hijas, hay un plan detallado de mis cuentas en esa caja y de los lugares que son seguros para ustedes
-       ¿estás hablando en serio?
-       promételo, necesito saber que lo harás
-       está bien, lo prometo
-       gracias, es una promesa, no lo olvides

Dicho esto giro sobre su espalda y se dispuso a dormir, había aprendido a confiar ciegamente en aquella mujer y ahora esperaba que aquella promesa fuera cumplida, debía enfrentar lo que venía solo y saber que ellas estarían a salvo, que no serían parte de lo que se avecinaba y que retomarían sus vidas en toda la tranquilidad y normalidad posible, ese era su sueño.

-       Debemos recabar su información para registrar este proceso
-       Seguro
-       Por favor ponga sus dedos en este lector de huellas
-       Ok
-       Vea a la cámara
-       Listo
-       Por favor tome asiento, debemos hacerle algunas preguntas
-       Adelante…

Su semblante era calmado, hace mucho estaba esperando este momento, el sabía que era lo que ellos querían, él sabía que era lo que él quería, él sabía lo que sucedería, simplemente habría de seguir el protocolo y llevar esto a su fin, o a su inicio, no le quedaba claro.

Tomo asiento, se recostó en el respaldo acolchonado de la silla, pidió un vaso con agua y respiro profundo, todo estaba listo, seria una larga sesión.

lunes, 8 de octubre de 2012

CAPITULO I


Escondido tras la yerba, en un atardecer nublado y lluvioso, acechando como cazador salvaje que espera el momento propicio y la señal que le confirme lo que esta noche habrá de hacer, la lluvia es fuerte aunque no torrencial, escurre gota a gota por su traje camuflajeado, su fusil apunta al centro de aquella aldea y observa, casi contemplando, como los niños juegan, como los hombres llegan a sus humildes hogares después de  14 horas de trabajo en el campo, cada detalle pasa frente a sus ojos como película en cámara lenta.

Su mirada esta fija y no pierde detalle, sus oídos perfectamente educados están en máxima alerta, tras de él hay un batallón esperando una señal para entrar en acción, todos saben que tienen que hacer, las instrucciones fueron claras y directas, no hay espacio para errores, ellos están allí para actuar no para pensar, para pensar están los jefes que fueron claros al decir que debían hacer.

Poco a poco la luz fue desapareciendo y fueron las tinieblas de la noche las que cubrieron a la fuerza elite de combate, los niños ya estaban ingresando a sus hogares, las amas de casa preparaban en sus precarios recintos, la familia se preparaba para alimentarse de tortillas de maíz y cualquier cosa que pudiera proveer algún alimento, los tiempos no habían sido buenos y la guerra les dejaba muy poco para vivir.

El batallón seguía afuera, inmóviles, soportando las inclemencias del tiempo, la lluvia arreciaba y los relámpagos iluminaban la noche, la temperatura descendía bruscamente, nada de esto los alteraría, habían sido entrenados en el recinto especial en Poptun, no eran cualquier soldado, eran Kaibiles, fuerza elite alrededor de la cual circulaban muchas leyendas de lo  más cruentas y sanguinarias, ellos nunca las confirmaban ni las negaban, alimentando el morbo y el misterio que rodeaba su rango, casi saboreando el miedo que su presencia producía en las comunidades.

Solo sombras podían observar proyectadas en las casa de adobe, eran paredes sin ventanas pues la guerra les había enseñado que las ventanas eran peligrosas, podrían entrar balas perdidas, visitas inesperadas o antorchas incendiarias, las casas eran mas bien cubos  con una única abertura que era la utilizada como puerta de acceso, sus miradas tenían identificados sus objetivos, la tarde había sido aprovechada para cuantificar el número de aldeanos, los caminos de acceso habían sido cuidadosamente bloqueados para que nadie pudiera entrar o salir de aquel lugar, todo estaba preparado.

Solo un aldeano sabia de aquella presencia, solo el sabía lo que estaba por venir, su casa estaba marcada con un símbolo en forma de cruz en su puerta, un símbolo que para todos pasaría desapercibido pero que para él y el batallón era la señal que haría la diferencia, antes del anochecer llamo a su esposa y sus hijas, cerró la puerta y les prohibió salir, se sentó recostado en la puerta bloqueando cualquier intento de su familia de salir de la vivienda, ellas lo miraban llenas de angustia y miedo, el simplemente empino sobre sus labios la botella de aguardiente, cerró los ojos y espero que el alcohol adormeciera sus sentidos.

En el cuartel, no muy lejos de allí, los oficiales saciaban sus instintos con las “putitas” que habían llevado para pasar el tiempo, niñas de no más de 15 años que vendían sus cuerpos a cambio de un poco de dinero para sobrevivir, en el mejor de los casos, o bien a cambio de mantener con vida a sus familias, con el ron recorriendo sus venas sobrellevaban los oscuros capítulos a los que eran expuestas.

En el medio de aquella orgía de llanto, jadeos, placer y lágrimas, donde convivían el miedo, el morbo, el poder y tantos otros instintos humanos, el oficial de más alto rango termino su faena con un gutural suspiro, lanzo al lado de la cama a la niña que lo atendía, se levantó sin pudor alguno, camino hacia la radio, vio su reloj y fríamente lanzo la señal

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En la aldea estaba por iniciar el evento antes planificado, los únicos testigos serían los relámpagos, los gritos serian apagados por el estruendo de la lluvia, los disparos confundidos con truenos, el tiempo se detendría en aquel momento y daría paso a la representación más gráfica posible de todos los niveles del infierno de Dante

jueves, 4 de octubre de 2012

El cuento


Después de un arduo y desgastante día de trabajo no hay mayor premio que refugiarse en los brazos de la familia, tomo camino al estacionamiento, arranco mi carro y me dispongo a pasar por mi pequeño campeón a casa de su abuelita, el trayecto es corto así que llego en cuestión de pocos minutos, el cansancio se va quedando en el olvido y el desgaste se convierte poco a poco en emoción por ver al pequeño

-          ¡PAPI! ¡Ya viniste!
-          Si mi campeón, ¡vengo a comerme tu panza! – dije mientras lo tomaba en mis manos y lo lanzaba por los aires antes de tomarlo entre mis brazos y apretarlo fuerte y él se retorcía a carcajadas-
-          Vamos para la casa Papi, que tengo ganas de jugar con mis perritos
-          Bueno, vamos a despedirnos de la abuelita, guardemos tus cosas y nos vamos a jugar con Pancho y Lucas…

Así pasó, él bebe se encamino a guardar sus juguetes y útiles escolares, dio un cariñoso beso a su abuelita, abrazo a su peludo amigo  Dante (el can de la abuelita) y lleno de energía subió al automóvil, estábamos listos para emprender el viaje a casa, rondaban las 6:45 de la tarde, el sol estaba ya casi escondido dando los últimos destellos naranjas al cielo tras la nubes grises que empezaban a cubrir el firmamento y el trafico estaba en la hora pico, habría entonces mucho tiempo para conversar.

-          Papi, contame un cuento – dijo dulcemente el angelito mientras se acomodaba en su almohada en el sillón trasero del auto –
-          Listo campeón, ¿cuál quieres que te cuente?
-          El que tu querrás papi, tu elegí
-          ¿Te parece si te cuento el de Caperucita?
-          Hay no, ese ya me lo sé – como no se me ocurrió antes dije para mis adentros-
-          Va ¿y el del Lobo y los tres Cerditos?
-          Ala papi ese ya me lo contaste otro día  -  ya menos mal que yo podía decidir cuál –
-          Ya se ¡el de nacho y sus tortugas!
-          Ese no me lo se Papi,  ¿te lo vas a inventar?
-          Si campeón me lo voy a inventar – el stress poco a poco regresaba a mi espina dorsal –
-          Ala no papi, mejor un cuento de esos buenos – jaja ok ok, apuntado en mi lista personal, no dedicarse a inventar cuentos infantiles –
-          Va mira, te voy a contar el de los 3 ositos porque ya se me acabaron las opciones – dije haciendo voz de seriedad mientras tocaba la bocina a la vieja pendeja que estaba tratando de cambiarse de carril sin luces direccionales… el stress había regresado… no me dio tiempo de extrañarlo-
-          Ala Papi, va aunque sea ese contame pues - …….. mejor me reservo mis pensamientos, respiro profundo, ommmm este bebe no tiene la culpa del trafico… ommmmm
-          Va, había una vez, en una montaña muy lejana….
-          ¡Era un bosque Papi!
-          ¡Ta madre vos! ¡El bosque estaba en la montaña hombre!
-          Ha bueno, va seguí pues
-          Bueno la cosa es que en el bosque de la montaña había una cabaña de madera en la que vivían tres ositos – dije retomando la calma mientras cual piloto de fórmula uno rebasaba un camión y me atravesaba tres carriles para poder tomar mi desvío
-          Ajaa
-          Los ositos se despertaban temprano todos los días y salían a pasear por el bosque
-          Nooo papiiiii, salían a caminar y recolectar moras no a pasear
-          ¿Y porque mejor no me contas vos el cuento a mí?
-          Ha porque yo soy el niño – contra esa respuesta no hay como pelear… aunque podría debatir el tema de quien es el niño…
-          Va, entonces salieron a “caminar y recolectar moras, no a pasear” – a ver si mi supervisor encargado se queda tranquilo así
-          Ajaaa -  en todo aprobatorio
-          Pero antes de salir la mama osa dejo servidos los platos de avena
-          No era avena papi
-          ¿Cómo qué no? Entonces que era – trato de mantener la calma mientras trato de pasar el carro que quedo descompuesto en la carretera bajo la lluvia, porque si, ya estaba lloviendo… -
-          No sé, pero deci que era avena pues… de todos modos no te sabes el cuento – jajajajaja
-          Va en eso llego una niña que andaba perdida por los bosques, entro a la cabaña y probo los tres platos de avena
-          …mjmmm -  tono silencioso y aprobatorio
-          Y entonces cuando probo la avena de papa oso dijo, a ver ¿qué fue lo que dijo?
-          ……….
-          ¿Juan Die?
-          ………

En cuanto pude vi hacia el sillón de atrás y el campeón dormía como verdadero ángel y probablemente soñaba con la historia de los tres osos, o tal vez con la versión pirata que su papa le cuenta por las tardes

Minutos más tarde llegábamos a casa, lleve al pequeño supervisor de cuentos a su habitación y lo deje seguir soñando con la calma que solo un niño puede tener.

En la tarde del día siguiente la historia se repitió, salí de la oficina, mismo stress, mismo desgaste y cansancio, misma recepción en casa de la abuelita, misma despedida de la abuelita y su can, así empezó el dialogo

-          Papi, ¿me contas un cuento?
-          Si campeón ¿Cuál queres que te cuente?
-          El de los ositos, ese que no te sabes, así te lo explico – con cara de profesor
-          Jajajajaja

Díganme si no hacen que las cosas más simples sean una aventura extraordinaria en cada momento

Feliz día del niño a todos los niños del mundo y por favor aquellos que ya crecimos un poco recordemos mantener vivo nuestro niño interno, realmente nos hace los días tan felices y nos enseña a vivir como ellos, sin miedo, sin prejuicios, sin límites, sin diferencias, con apertura al mundo, respeto por los demás y una sonrisa a cada paso.

Tengo un ángel en casa que cada día me lleva al país de las fantasías, viajando en una nave espacial hecha de gelatina y aterrizando en un mar de dinosaurios en marte sin un solo rasguño y esta experiencia ¡no la cambiaría por nada!


A sorbos

Sorbo a sorbo se va consumiendo el café de aquella mañana, día nublado de junio en el que el cielo parece informar que pronto dejará caer go...