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Hola
buenos días
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¡Buenos
días!, ¿Cómo amaneció? – respondí amablemente pero intrigado por la llamada
directa de mi jefa a mi extensión a tan tempranas horas de la mañana
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Bien
gracias, ¿mire puede venir un ratito a mi oficina?
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Si
claro ahora mismo – la pregunta era pura amabilidad y solo tenía una respuesta
posible
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Y
por favor tráigase su cuaderno de apuntes y su compu
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Claro
que si, ahora mismo voy – lo dije con una convicción que por un momento me recordó
al entrañable personaje del cómico Cantinflas y su conocida frase “ORDENES
JEEEFEEEEEE!!!” aunque en este caso era jefa
Para poner un poco en contexto esta historia he
de comentar que esta jefa tenía una memoria impresionante, recordaba
absolutamente todo lo que decía, tenía un sinfín de personas trabajando para
ella en 7 países y a todos les sabia el nombre, más allá de eso, sabia de sus
familias y sus problemas personales, penas, logros, hobbies y hasta puedo
asegurar que color favorito y día de nacimiento, esto era algo que se sentía sumamente
agradable y ayudaba a crear un equipo en todo el sentido de la palabra, pero la
una memoria así de prodigiosa intimida a cualquiera.
Entonces una llamada a primeras horas de la
mañana, solicitando presencia con computador y cuaderno de apuntes solo puede
significar una cosa, hay algo que dije que haría y que no hice y por supuesto a
ella no se le olvida
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Hola
buenos días, con permiso – dije con cara de preocupación
-
Hola
¿como esta?, pase adelante – me saludo con una naturalidad impresionante
-
Gracias
-
Siéntese
– dijo señalando la mesa de reuniones y sacando el más temido de los
artefactos, parecía sacado de una obre de terror, extraído de la mismísima inquisición
de la edad media y traído al presente con el único fin de torturarnos, era la personificación
misma del infierno de dante, era su cuaderno de apuntes
-
Gracias…
- lo dije más tartamudeando que otra cosa, el fin estaba cerca, podía sentirlo.
-
Mire,
¿se acuerda de aquello que me dijo aquella vez que nos reunimos? – cual perro
regañado solo sentí que mis orejas bajaron, mi corazón palpitaba a mas no
poder, las manos me sudaban y lo que es peor, NO RECORDABA QUE ERA AQUELLO QUE
DIJE Y CUANDO FUE QUE SUPUESTAMENTE LO DIJE!
-
Este,
pues… la verdad es que… no – era momento de escapar, cubrirme con algún objeto,
creerme Neo el personaje de Matrix y esquivar lo más posible las balas que se dirigirían
a mi
-
¡Bien
hombre! Aquello que me dijo aquella vez y que usted ya sabe cómo es que yo lo
quiero, ¿se acuerda? – ¡AUXILIO!
-
Ha
si, si ya me acorde – último intento desesperado de salir medianamente bien
parado y ganar un poco de tiempo para hacer búsqueda de que fue lo que dije
-
¡Qué
bien!, entonces ¿le parece si lo vemos mañana? – esto era una tortura
-
Si
claro con gusto – quería salir corriendo, comprar un boleto al Tíbet y
esconderme en la seguridad de la distancia, que el edificio se cayera o bien
que me diera un ataque repentino de buena memoria y recordara que había dicho, pero
claro la vida no es tan amable en estos casos
-
Ok,
entonces mañana a las 10 am vemos el tema.
Amablemente me despedir y con un esfuerzo
enorme inicie mi camino hacia mi oficina aparentando normalidad, tranquilidad y
confianza en lo que habría que hacer, entre a mi oficina, cerré la puerta y allí
finalmente puede empezar a temblar con total libertad mientras mi mente recorría
todos los rincones de mi recuerdo escarbando por información, como era de
esperar y después de un par de horas de esforzarme con mi mente inicie la
segunda opción, tal vez y solo tal vez, por alguna coincidencia o iluminación
divina yo habría apuntado algo en mi cuaderno de aquella reunión, claro como no
sabía de cuál de todas las reuniones estábamos hablando pues me toco leer todo
mi cuaderno de apuntes poniendo toda mi intención y energía, el resultado fue
el mismo que con mi cerebro, ¡NADA!
Revolví los archivos de mi computadora, revise
correos, apuntes viejos, archivos en proceso pero nada parecía tener una forma
ligeramente cercana a un requerimiento pendiente, decidí entonces tocar las
puertas de alguno de mis compañeros de oficina, tal vez ellos recordaran algo,
tal vez ellos me pudieran dar una luz
-
Vos,
mira, ¿yo no te conté nada de algo que tuviera que entregarle a la Jefa? – dije
con una mirada de angustia en mis ojos
-
No
vos, nada que yo recuerde – dijo casi compadeciéndose de mi crisis
-
Pero
así ¿nada de nada?
-
No,
pero si queres busquemos en las minutas de las reuniones de grupo, tal vez allí
hay algo – ¡eso! Tal vez lo habíamos conversado
-
Si
dale revisemos
Fueron un par de intensas horas leyendo documentos
de prácticamente los últimos 12 meses, no había nada pendiente, nada extraño,
nada que pudiera haber quedado en el tintero, nada que diera una pista,
entonces vino a mí la inocente idea (por no decir pendeja idea) de que realmente
no tenía nada pendiente y que probablemente sería mi jefa la que creyera que habíamos
hablado algo, esto me dio un poco de tranquilidad y el valor necesario para
presentarme en su oficina y expresar la realidad.
-
¿Tendrá
un minuto para atenderme? – dije mientras me paraba en la puerta de su oficina
-
Si
claro, pase adelante
-
“fíjese”
que por más que he buscado y buscado no logro encontrar referencia a algo que
yo tenga pendiente
-
¿En
serio? – dijo casi sonriendo
Saco su temida y admirada arma medieval, con
total destreza la ubico sobre su escritorio, inicio a pasar paginas rápidamente
y de pronto se detuvo en una y dijo
-
Si
aquí esta mire – dijo mientras señala un apunte en el cuaderno de la muerte
-
Ajaaa
-
Aquí
dice que en la reunión que tuvimos el 14 de mayo a las 2 de la tarde se definió
la prioridad del nuevo proyecto estadístico
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Ya….
– mi cara no sé si era más de sorpresa, angustia o vergüenza
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Y
usted quedo de hacer un plan piloto del tema
-
Claro,
mañana a las 10 como habíamos quedo lo tengo listo – no pude decir otra cosa
-
Bueno,
y le encargo el plan venga así como a mí me gusta, usted ya sabe cómo, ¿se
acuerda verdad? – ¡su maldad no tenía limites!
-
Esteee…
si… creo…
Aquel día entendí por qué aquella arma medieval,
el cuaderno de apuntes, era tan temido y odiado, se hicieron planes de atentado
y hasta se intentó sobornar a la asistente personal para que facilitara el
acceso y destrucción de aquella arma, pero eso nunca sucedió.
Hoy por alguna razón, que no sé cuál es, me desperté
recordando a esa jefa que me enseño a trabajar divirtiéndome y divertirme mientras
trabajo, esa que con ejemplo mostro lo que la pasión por hacer las cosas bien
significa y que con su humildad e inteligencia dictaba cátedra continua de
profesionalismo, búsqueda de la excelencia y demostraba que la frase “no se
puede” no existe.
Gracias a aquellos días, hoy me divierto
mientras trabajo, disfruto los proyectos, veo lo positivo hasta del más obscuro
panorama, por que como dijo ella algún día
-
¡Pero
ellos no tienen minibar! – aunque claro, esa es otra historia.