Después de la expectación del momento y aun en shock por las palabras alusivas a mi abuela y los recuerdos que eso provoco, después de que mi cerebro tratara de analizar, sin éxito claro está, la razón de por qué esta persona se había acercado o por lo menos tratando de recordar quién era este tan familiar extraño.
Después de todo esto, y con una paciencia enorme, este ser misterioso finalmente reinicio la conversación,
- Hace mucho no sabemos de ti, que ha sido de tu vida?
- Pues, normal creo…. Pero, … discúlpame, se que te conozco, pero no logro recordar…
- Claro, hace mucho no hablamos, mas o menos 15 años, soy tu tío, recuerdas?
- FERNANDO! Sos vos!! Claro!! Claro que recuerdo! – me lleno de recuerdos de mi infancia, de mis primeros 4 años de vida, aquellos que viví junto a mi padre y su familia. Las imágenes se agolpan en mi cerebro, fue como si alguien abriera la puerta a las imágenes perdidas en lo mas profundo de mi memoria y ahora todas lucharan por un espacio.
- Claro que soy yo – sonríe - , sabía que eras tú desde que te vi, eres muy parecido a tu padre cuando tenía tu edad, pasa un día por casa, hablaremos con un par de cafés, y recordaremos los tiempos pasados,
- Claro, yo pasare lo prometo, y hablaremos de esos recuerdos que tanto quiero recordar – mi cerebro aun no me daba tregua, no podía controlar la avalancha de recuerdos y sentimientos.
- Cuídate y saluda a tu madre de mi parte.
- Claro gracias – no pudo decir más, mi mente estaba tratando de recuperarse
Fernando salió de la discoteca, con una casi imperceptible sonrisa, como de alguien que inicio algo que hace mucho quería hacer, pero no logre distinguir exactamente si era una sonrisa de felicidad o de nostalgia, si era una señal de alegría o tristeza profunda, realmente no lo entendí en ese momento, pero en mi quedo la certeza de que aquella conversación finalizaría, no sabía si tarde o temprano, no sabía dónde, pero sabía que finalizaría, el tiempo me dio la razón, el tiempo como siempre con sus ritmos, con sus rituales, con sus enseñanzas, ese que nos enseña cuando el quiere y no cuando nosotros exigimos.
El resto de la noche me sumergí en mis pensamientos, en aquella mesa, escondida del bullicio, allí donde el ensordecedor estruendo de la música parecía apagarse justo al llegar a mis orejas, la gente no parecía existir tras la nube de humo imperante en el lugar, lo único que aparecía en mi mente eran aquellos momentos en los que deje de ver a mi abuela, fue hace ya tanto tiempo, como paso tanto tiempo y no me di cuenta? Como es que fui tan insensible de no visitar a la madre de mi padre fallecido, siendo yo su único hijo, me dolió el corazón, se paralizo mi pensamiento y casi sin darme cuenta, una lagrima lleno mi ojo, mas no se atrevió a rodar, solo nublo mi vista, mi mente tal y como estaba nublado mi sentimiento.
El tiempo cura todo dice las voces sabias, pero a veces únicamente esconde las cosas, los sentimientos, las heridas, y tarde o temprano emergen y nos hacen ver las cosas con la serenidad de la distancia, la cual, no siempre nos da tranquilidad y entereza. Simplemente recordé aquellos viejos tiempos, y me prometí estar un poco más cerca de aquella viejita que tanto extrañaba.. Sin casi darme cuenta.
Aquella noche termino alrededor de las 3am, en aquellos tiempos aun podíamos salir de fiesta sin límite de horario, aun no llegaba la “gran idea” del presidente de turno de pensar que al cerrar más temprano los bares, los jóvenes tomarían menos, lo único que logro con su nueva ley fue hacer que todos empezaran a tomar más temprano, jóvenes al fin buscando la solución de cada cosa que limitara la libertad.
De regreso a la ciudad la conversación fue como siempre las chicas hablando del tipo X o Y que estaba en la esquina o en la barra, y los amigos, contando como “casi” logran conquistar alguna chica, pero algo paso, como siempre pasaba, que había limitado el final de la conquista. Y yo escuchando sin poner atención, seguía intrigado por aquellas palabras de Fernando, que querría decirme? Después de tantos años de distancia, que estaría guardando, que habría en su ser que fuera necesario contar después de tanta distancia? O seria yo quien me imaginaba cosas y la realidad era que simplemente era amabilidad? Divagando en mis pensamientos llegamos finalmente a Guatemala, algunos ya dormían cuando los pasamos dejando a sus casas.
Solo quede yo en el carro, la tranquilidad de la madrugada, en la radio sonaba Ricardo Arjona – lo recuerdo perfectamente- sonaba la canción quien diría.
Quién diría que aquella noche, abriera tantos recuerdos, tantas puertas que creía cerradas, tantas vivencias casi olvidadas pero hoy extrañamente tan presentes y con ese extraño sentimiento de que esto era solo el inicio.
Este es un lugar abierto a comentarios, ideas, pensamientos, artículos, queremos compartir y aprender. Queremos mostrar los primeros pasos de una historia, tal vez sea aqui donde se complete, por favor pasen adelante.
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