En una tarde de viernes y con una intensa lluvia, después de una semana cargada de presentaciones y preparativos, de análisis de trabajo, reuniones y mas alineaciones, finalmente este viernes, llego a la habitación del hotel en el nivel 26, con una ventana enorme que muestra la bahía, esa mezcla de mar y ciudad, de libertad y trabajo, esa casi romántica mezcla entre lo que hacemos y lo que quisiéramos hacer.
Allí, en mi habitación, en la penumbra, no quise encender ninguna luz, ningún aparato eléctrico, nada que fuera capaz de romper mi vínculo con lo que contemplaba fuera de la ventana, en esa penumbra me pregunte que podría complementar esta experiencia, y por supuesto, una buena pasta y un vino tinto no sabrían nada mal no les parece?, procedí a solicitar mi pasta y mi copa de vino, sin luz, solo observando llorar al cielo, conversando con mi yo interior, viendo pasar frente a mis ojos la historia de mi vida por este país, me sorprendió darme cuenta que son ya 6 años de viajar periódicamente, de conocer gente, de hacer amigos, de conocer otra cultura tan cercana geográficamente y tan distinta a la mi país.
En esa divagación estaba mi ser, cuando llego mi pedido, abrí la puerta, firme la orden, despedí a la amable señorita del servicio y nuevamente me senté frente a la ventana, esta vez con la copa de vino en la mano, y mis pensamientos aun recordando, cuantas cosas vi pasar desde ventanas tan iguales a esta, cuantas cosas pasaron tras estas ventanas, y cuantas más solo soñé que pasarían y aun no han pasado, siempre en una ventana, siempre una ventana hacia cualquier lugar.
No pude evitar derramar un par de lagrimas de despedida por aquellos recuerdos, y otro par por la decisión de renunciar a tantos otros, decidir y seguir adelante. Por supuesto muchas sonrisas se agolparon al recordar los espectaculares momentos, aquellas noches de vinos y platicas, tantas noches de sonrisas y carcajadas, tantas noches en las que sin darme cuenta fui dejando pedazos de alma repartidos, quien será tan ignorante de pensar que pertenece a un solo lugar? Si poco a poco uno empieza a pertenecer a todos lados, o tal vez a ninguno…
Se acabo el vino, la lluvia sigue, la obscuridad de la noche cae, la ciudad se ilumina, mi habitación esta obscura, pero mi mente sigue repasando tantos eventos, imposibles de contar, imposibles de enumerar, imposibles siquiera de ordenar, simplemente se que esta noche, esta lluvia, este vino, esta obscuridad y por supuesto esta ventana, me transportaron a mi interior, y con una sonrisa enorme en mi rostro dejo ir la lluvia y me dispongo a soñar, esta vez durmiendo….
que lindo ! besos de tu tia de Paris te queremos mucho !
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