miércoles, 30 de diciembre de 2020

2020 / 2021

Se fueron apagando las últimas noches, poco a poco el latido de las horas fue menguando, y mientras estamos por cerrar la circunvalación al sol, ese habito profundo de hacer el recuento de este año nos empieza a carcomer, en este frio diciembre, en donde una bebida caliente nos acompaña al inicio de este post y tal vez sea una espirituosa la que nos dé los ánimos necesarios para terminarlo.

 

Este 2020 ha sido un año diferente, por decir lo menos, en la historia reciente de la humanidad, la hoy conocida pandemia nos visitó desde los inicios, en un inicio de año que se ve lejanísimo, pareciera que los cambios acontecidos desde esos momentos crearon una anomalía en el tiempo y aquellas cosas que vivimos hace solo meses, se ubican en un espacio que nuestra memoria sitúa mas lejos de lo que en realidad fue.  Este año pareciera haber tenido más de 12 meses.

 

Las acciones fueron distintas en cada geografía, cada sociedad y sus líderes fueron comprendiendo los impactos y tomando las decisiones que creyeron mejores, por lo menos eso paso en algunos lugares del mundo, hubo mentes pensando en el bien común, hubo equivocaciones, hubo cambios y, hasta el día de hoy, se sigue intentando hacer lo mejor posible con la información que se tiene y los recursos con los que se cuentan.

 

Sin embargo, en muchos países, esta crisis se aprovecho para traer de vuelta las practicas del pasado, usar esta confusión para hacer compañas políticas, tomar decisiones arbitrarias, esconder transacciones opacas, ejecutar gastos innecesarios, favorecer a unos pocos, a los de siempre, mientras al grueso de la población le tocaba hacerle frente a un nuevo contrincante, adicional a la pobreza, el hambre, el poco o nulo acceso a la salud y la educación, la carencia casi total de certeza jurídica, ahora también deberían pensar como protegerse de un virus que llegaba para quedarse.

 

Son muchas las evidencias que nos demuestran lo que se hizo con miras en el bien común y lo que se hizo con ojos mezquinos y egoístas que solo buscaban un beneficio personal, aun a costa de incontables vidas, es justo decir también que no hubo, y no hay hasta ahora, una solución perfecta, medidas claras o un patrón a seguir, que las medidas que benefician a algunos impactan a otros y viceversa, es justo también decir que esta crisis solo puso en evidencia lo precario de los sistemas que han estado en agonía en las ultimas décadas, y que fue un claro ejemplo de que quienes están en el poder poco interés tienen en que las cosas cambien, siempre que ellos sigan teniendo privilegios sobre los demás, prebendas sobre los demás, control sobre los que deberían gobernar pensando en mayorías y no solo en los privilegiados, siempre que el modelo les permita vivir cómodamente, aun a costa del 60% de la población viviendo en pobreza (Caso Guatemala antes de COVID-19) entonces todo estará bien y no habrá nada por cambiar según sus análisis.

 

Cada país vivió su realidad, cada sociedad demostró como su tejido social estaba conformado, cada uno esta haciendo lo que puede para adaptarse y sobrevivir de la mejor forma a este cambio, algunos aun con trabajo, otros desempleados, algunos emprendedores sosteniéndose con esfuerzo, otros viendo estrellarse sus sueños, empresas sorteando los obstáculos y otras viendo desaparecer las esperanzas, algunos con techo y otros bajo las estrellas de un cielo frio y profundo, algunos aprovechando oportunidades y otros buscando bocados de comida, pero todos, de alguna forma, viendo impactada la forma en que vivíamos.

 

La indignación crece, en muchos lugares el miedo se apodera de muchos, y eso, la historia nos ha demostrado que puede ser muy peligroso, el hambre se extiende, la pobreza abre las alas, la salud parece ir retrocediendo, las mayorías viven realidades cada vez mas precarias, las familias se ven impactadas, las presiones aumenta, las preocupaciones se multiplican, el futuro de los más jóvenes parece cada vez más incierto y, próximos al cierre de este conteo en el calendario, hay muchas preguntas existenciales, algunas personales y otras como sociedad, que tenemos la oportunidad de plantearnos y buscar en nuestro interior por algunas respuestas.

 

Con este año retador también llegaron oportunidades de aprendizaje interesantes, oportunidades para que cada uno de nosotros, basados en lo vivido, hagamos un autoanálisis y comprendamos que es lo que aprendimos, lo que valoramos y lo que, por otro lado, hemos estado valorando en tiempos pasados y no es algo tan relevante como pensábamos.

 

Las condiciones han cambiado, los retos se mantienen y aparecen nuevos, estamos en un momento interesante para revisar lo sucedido, analizar la situación actual y preguntarnos, que haremos, cada uno de nosotros, para que el nuevo año sea diferente, que cambiaremos en nosotros para cambiar al mundo, cual será nuestro grano de arena para la humanidad, que quisiéramos estar comentando al finalizar del 2021 y que haremos para que eso suceda.

 

Es buen momento de analizar lo pasado y planear lo futuro, es buen momento de prepararnos para construir, es un excelente momento para vernos unos a otros con empatía, es el momento de actuar, es el momento de preguntarnos profundamente

 

¿Qué haremos diferente a partir de ahora?

 

Un abrazo de solidaridad para quienes vieron partir seres queridos, un abrazo para quienes día a día trabajan por un mundo mejor, un reconocimiento enorme al personal de salud e investigadores que han luchado, y lo siguen haciendo, incansablemente por la salud de todos.

 

Es mi esperanza que quienes llegamos al cierre de este año, busquemos construir algo mejor para los que vienen, nos entendamos más, nos escuchemos más y nos apoyemos unos a otros.

 

Este 2021 nos da la oportunidad de ser diferentes, conscientemente diferentes, aprovechemos esta oportunidad.



sábado, 10 de octubre de 2020

Y así

Y así, sin más y sin aviso, sin anuncios ni alertas, se nos vienen de golpe, con el peso del mundo y la culpa a cuestas, todos los momentos que no fueron, las palabras que no se dijeron, las oportunidades que no se aprovecharon. Se apelmazan en un instante, nos detienen el corazón y nos dejan salir en suspiros toda la tristeza acumulada por esos pequeños momentos de vida que se nos fueron entre los dedos y no volverán. Esas oportunidades de decir hasta pronto que no pudimos aprovechar, pensando arrogantemente que habría tiempo, que habría otro momento, que tal vez la próxima vez…

Cuantos “gracias” profundos y sinceros se nos fueron acumulando, cuantas oportunidades de expresar se fueron amontonando en el rincón olvidado del después, cuantas despedidas se nos quedaron atoradas en la garganta y nos vimos impotentes entre cuerpos frios de seres que ya no están aquí y recuerdos vivos palpitándonos al lado, con sonrisas que no podemos corresponder y miradas que creemos entender.

Algunas veces son los suspiros los que en su delicado y efímero vivir nos van permitiendo contar los pedazos de alma que vamos dejando por la vida, los retazos de corazón que nos van quedando para nosotros mismos y las sombras que viven en nuestras mentes recordándonos que olvidar no es tan sencillo, que recordar es doloroso y que vivir aquí y ahora es la única opción, no existe otro espacio, no existe otro momento, los después son espejismos, nada más.

Hoy, con el corazón adolorido, el alma triste y la mirada húmeda dejo partir varios suspiros, cada uno lleva su destinatario, cada uno su mensaje, cada uno busca liberar mi alma de esos trozos de palabras atoradas que nunca se dijeron y que ya no se podrán decir.

Gracias, hasta pronto y lo siento.





lunes, 27 de julio de 2020

Que cabrona.

Que cabrona es la impotencia de sentir que no se puede hacer mucho por cambiar esta realidad, de ver como una y otra vez, como en un ciclo sin fin, se repiten ante nuestros ojos las mismas conductas, de ver cómo, casi sin pudor, los grupos de siempre siguen luchando por un poco mas de dinero, de poder, por cubrir con manto de impunidad sus actos, por mantener privilegios, por ver por los intereses propios aunque se impacte a la gran mayoría en el proceso (y nótese que el virus poco o nada tiene que ver con estas conductas)

Es encabronadamente triste notar como los discursos de hace décadas son los mismos, como la necesidad se utiliza como moneda de cambio, como, cual partido de futbol, la mayoría va tomando un bando, porque así le dijeron, porque alguien les conto que su equipo es el mejor, porque alguna vez en el pasado alguien les dijo que ese era menos malo que el otro, y así se van llenando los estadios del día a día con personas que buscan, sin encontrar, una solución, pero encuentran, sin buscar, mil razones para señalar al otro y así, mientras unos señalan a otros, y los otros agreden a los unos, hay un reducido grupo, en lo alto del estadio, viendo como, en medio de aquella agresión, nadie los ve tomarse sus finos licores, comerse sus manjares de fantasía, acordar como se repartirán el 80% del país entre risas y festejos, y les dejan seguir cobrando la entrada al estadio, ponen el espectáculo que mejor les convenga, venden ilusiones en el entretiempo y cierran con una sonrisa la jornada, indicándoles a todos que, si siguen aguantando, si siguen recibiendo migajas sin quejarse, si siguen comprando lo que no necesitan, si siguen diciendo  de lo bello de los paisajes, mañana saldrá el sol y todos serán felices viendo el partido que los dueños del estadio decidan mostrar.

Me canse de ver el mismo partido una y otra vez, el mismo estadio cada vez mas decrepito, con el mismo publico cada vez más dividido, los mismos árbitros con resultados acordados antes del juego, con las mismas personas en el palco riendo de las agresiones entre el publico y sin prestar atención al partido, que ya saben quién ganará y quien perderá, quien llegara a la siguiente ronda y quienes, por algunos centavos para sobrevivir, perderán sus posibilidades de salir a tiempo del estadio.

Mismo grupo, misma forma de operar, dividiendo a todos; misma estrategia que siempre, hablando de comunismo y progreso, izquierdas y derechas, resentidos y nobles; mismos pretextos, religión, raza, dinero, abolengo y cuanta idiotez se les antoje; mismo resultado, el esperado, los millones que ven el partido se auto dividen en pequeños grupos y, cayendo en el juego, buscan ver como el otro no tiene razón, como el otro es pendejo, como el otro es basura, como el otro solo ve por el derecho de su nariz, pero pocas veces buscan las razones que tienen en común, y que son muchas, eso requiere mucho esfuerzo cuando se sabe que el otro está equivocado. El adoctrinamiento de las masas, continuo, recurrente y estratégico tiene sus frutos, cada vez menos libros y más doctrinas de todo tipo, cada vez más certezas basadas en prejuicios, en chismes, en rumores.

Mientras tanto el partido del día sigue, el público aplaude apasionadamente e insulta con auforia, los jugadores fingen jugar sus roles, los árbitros ríen, en el balcón hay fiesta y mi única esperanza es que, escondidos entre la muchedumbre, existan seres que se han percatado que todo es un circo y que es momento de hacer un cambio profundo.

Hay días, como dice la famosa frase, que con la esperanza no me alcanza, hay días en que la realidad es tan cabrona que me hunde en el mas profundo de los dolores y me hace pensar que en realidad aquí solo se puede vivir loco y borracho…


sábado, 11 de julio de 2020

CAPITULO I (Sin Nombre)


 Junto a ese mar azul que al golpear las rocas las volvía tersas y sin historia dolorosa, caminando allí donde los sueño se hacían brisa y flotaban al interior de las almas, por allí se fueron escapando del escandalo y la muchedumbre, escabulléndose entre sonrisas y con ese delicioso espíritu travieso que hace mucho no pasaba por sus venas, paso a paso fueron entrando en la noche obscura, pero no en esa que trae miedo y angustia, la de ellos era una obscuridad que los abrazaba con intimidad, con confidencia, con el amor que la vida le enseña a los sabios, con la distancia suficiente para permitirles ser y con cercanía tal que los escondía del resto del mundo.

 A cada paso que daban la fiesta se escuchaba menos, ya solo se escuchaba el sonido lejano que solo haciendo esfuerzo se percibe, como aquellos recuerdos antiguos que solo con alguna ayuda, muchas veces liquida, vuelven al presente y nos hacen vivir de nuevo los momentos casi olvidados, casi extintos, casi inexistentes.

 Sus dedos estaban entrelazados, como hace mucho no lo experimentaban, saltaban chispas de sus manos como cuando dos metales se funden sin limite alguno.  El, un hombre entrado en libros y con algunos años bajo el brazo, volvía a sentir el latir de su alma de una forma casi olvidada, sin siquiera recordar las heridas, ni el dolor, ni la ausencia que la vida le había regalado.  Ella, jovial aun, esperando ese ser especial que borrara los tropiezos recientes y los ayeres ásperos, con el corazón acelerado como la quinceañera que hace mucho no es, pero que siente aun lleva en el alma.

 Así se fueron andando, dejando entrar los sueños hasta lo mas hondo de sus almas, sintiéndose únicos en el mundo, afortunados, ganadores de la lotería del universo, sintiendo que eran aquella excepción que muchos esperan toda la vida y nunca los alcanza. Así daban los pasos, como cuidándolos para no dejar ir aquel momento, cuando en silencio, con la cadencia perfecta, sin arrebato pero con el incendio del alma a flor de piel, se entrelazaron y, sintiéndose seguros en aquella noche obscura, se besaron como si fuera la ultima vez que lo harían, con las ansias de quien hace mucho espera este lugar, y fue tal la pasión que desbordaron sus pieles, sus labios, sus almas y sus cuerpos, que la brisa quedó suspendida en el aire, el mar hizo un silencio respetuoso mientras observaba aquel mágico evento, la noche los cubrió como nunca y ellos supieron que el tiempo se había detenido, que nada en el mundo importaba más, supieron que en ese momento les había llegado la eternidad, y vivieron su eterno deseo sin limite alguno, sin pudor, sin preocupación, allí fueron uno y jamás nunca dejarían de serlo.

 Arreglaron sus ropas, compusieron sus cabellos, le sonrieron a la vida y la agradecieron al tiempo, siguieron sus pasos hasta llegar al auto que los esperaba y los conduciría de vuelta a sus respectivas casas, en el camino, que el conductor hizo muy lentamente, como adivinando que ellos estaban atesorando cada parpadeo, fueron viendo el mar con una sonrisa infinita, ella se acurruco a él y él sintió que existía de nuevo mientras la recibía en sus brazos.

 Ella pidió quedarse un poco lejos de casa, no quería que la vieran llegar con alguien tan diferente a los ojos de la sociedad aunque tan igual a los ojos del alma, el no quiso dejarla ir, pero entendía la situación, y mientras sus manos se separaban, casi gritando como rechinan los metales al separarse, sus almas empezaban a llorar y extrañarse, se acariciaron los labios, se obsequiaron la vida en la mirada, ella empezó su andar con paso elegante y esa gracia que siempre la acompañaba mientras le regalaba una última sonrisa pícara de reojo, el vio como sus pasos se fueron alejando, vio como la noche se la tragaba y en su mente solo podía pensar cuantos horas faltaban para volver a verla, serian 5 o 6 largas e interminables horas las que los separarían y sentía que le dolía.

 Esto no podía seguir así, sus diferencias no podían seguir separándolos, se dijo convencido, esta sería la última vez que la dejaría andar sola en algún lugar, no le importaba ya su cargo en la universidad ni que ella estuviera por terminar su maestría, todo eso carecía de importancia y en la inmensidad del mundo algo encontrarían por hacer, aunque fuera comer manzanas y vivir entre los árboles, él sabía que si estaban juntos nada más haría falta, nadie mas seria extrañado, el universo eran ellos y nada más.  En aquel momento supo que había tomado una decisión, a la mañana siguiente lo hablarían y lo acordarían, no mas escondite, no mas diferencias de edad y ni de clase social, no mas diferencias que el mundo jamás entendería y a ellos poco les importaba, la mañana siguiente seria ese día en que se entra en la vida plena, lo tenia decidido y nadie se lo impediría.

 El auto inicio de nuevo su andar, lentamente fue saliendo de aquel barrio acomodado, el bajó el cristal de la ventana, quería aunque sea percibir el aroma de aquel momento, para llevarse algo, lo que fuera, para hacer más llevadera la espera, ahora que sabía que tenía una decisión, los segundos parecían interminables, el necesitaba contárselo y juntos salir de ese juego, habría muchas consecuencias, principalmente por el padre protector y poderoso de ella, y él no podía culparlo, el también atesoraría un ser tan especial como ella,  pero las consecuencias poco importaban ya a un hombre entrado en el tiempo, como él, que había vuelto a ver la vida gracias a ella. 

 Unos segundos después resonaron dos estallidos en la obscuridad de la noche, unos reflejos iluminaron las paredes cercanas, el auto se detuvo en el instante, el se bajo sin pensarlo y hecho a correr hacia donde ella había desaparecido en medio de la noche, le costaba respirar y casi no podía sostenerse en pie pero corría con la fuerza de aquella juventud que hace mucho no lo acompañaba, mientras corría escucho otro disparo, y sin saber como o porque, cayo al suelo, intento levantarse pero una de sus piernas no respondía y sangraba, no sentía dolor, no podía pensar en él, seguía intentando correr, o por lo menos moverse hacia donde esperaba ella no estuviera, dando un muestra de su valentía seguía su camino. 

 Casi a rastras llego a la esquina, las luces publicas eran las únicas que daban algo de luz a aquella madrugada cálida, mientras las olas del mar parecían gritarle algo en la distacia, fue al llegar allí que hizo un esfuerzo porque sus ojos enfocaran e intento centrar su vista en aquella escena mientras el cañón frio, de lo que adivinó era una pistola, se posaba en su nuca, la obscuridad, que horas antes lo abrazo con amor protector, esta vez se apoderó de todo alrededor.

Santo Domingo, Republica Dominicana - Ilhas Caraíbas | Santo ...

sábado, 16 de mayo de 2020

Y así los días…

Sin duda el 2020 será un año recordado por mucho tiempo, en el futuro se leerá de este año en los libros de historia, se comentará que aconteció una pandemia que impactó todo, la salud, las dinámicas sociales, las costumbres, la economía, la interacción humana y tantas otras cosas.  Hablaran nuestros hijos y nietos de como las cuarentenas, expandidas por todo el globo, fueron cambiando hábitos, contaran con asombro como las escuelas y universidades cerraron sus puertas, como los hospitales fueron superados por la gran cantidad de casos y como hubo tantas muertes.

 

Si los libros de historia del futuro tratan el tema con un poco más profundidad, también se hablara que antes de ésta pandemia ya había muerte, y mucha, había pobreza en extremo, había desigualdad de forma generalizada, corrupción enraizada y hordas de supuestos sabios en redes sociales dictando catedra de que es lo que debía hacerse para solucionar el problema, porque como era de esperarse, ninguna medida tomada por los gobiernos se adecuaba a las expectativas de todos, si buscaban una cuarentena total con cierre de todas las actividades eran tachados de “comunistas” por algunos empresarios, si no lo hacían e intentaban mantener a flote la economía eran tachados de “inhumanos” si buscaban un punto medio eran mediocres y así sucesivamente, la opinión publica se dividía en un vario pinto de opiniones, criterios y búsquedas de solucionar la problemática personal. 

 

Esperemos que esos mismos libros de historia nos cuenten también que después de este evento los humanos fuimos mejores, no perfectos, pero si mejores, respetamos la naturaleza, fortalecimos nuestros lazos de hermandad, nos acercamos unos a otros, buscamos puntos de encuentro y soluciones, que después de todo, juntos reconstruimos algo casi perdido, nuestra humanidad.

 

Aun así, los días pasan, hoy 16 de mayo del 2020, el precio del petróleo inicia a recuperarse después de haber caído a -USD37.00 (si, leyó bien, menos 37 dólares), por una serie de factores de política global, aumento de producción y disminución de la demanda.  Los contagios se cuentan por millones y los muertos en decenas de miles, el proceso en los países del mundo es distinto, algunos a mitad de proceso, otros iniciando a salir de cuarentena y otros implementándola de nuevo después de haber repuntado los casos en donde se pensó ya se había superado lo peor.

 

Hoy, en Guatemala, los niños no van a la escuela, quienes tienen empleo fijo y pueden trabajar desde casa lo hacen, otros deben salir a buscar su sustento diario, sorteando las dificultades y debiendo elegir entre el virus y el hambre, las cosas no pintan del todo bien, la economía ha sido impactada, se están perdiendo empleos, se ha reducido dramáticamente el comercio y se hacen malabares para sobrevivir. Al mismo tiempo los problemas históricos se agravan, personas muriendo de hambre, desnutrición creciendo a ritmos aceleradísimos, la pobreza que antes de esto ya se situaba en 59% esta abultando sus súbditos. Los contagiados suben y las muertes aumentan, las necesidades se multiplican y queda al descubierto la realidad de nuestra desigual, injusta, poco solidaria, corrupta y polarizada sociedad.

 

Los libros de historia del futuro hablaran de todo lo que había, de todo lo que pasó, de los impactos por aquí y por allá, de las decisiones correctas e incorrectas, de como la naturaleza tuvo un respiro y recupero terreno,  de cómo estos días marcaron un punto de inflexión en nuestra comprensión de la vida, de la forma en que interactuamos y de las libertades que tenemos, hablaran con mucho detalle, y seguro habrán investigadores y científicos abordando el tema desde muchos angulos, analizando, entendiendo, revisando y preparándose para la próxima gran pandemia, porque seguro habrá otra en el futuro, y queremos estar mejor preparados.

 

Con todo lo anterior se me ocurren varias preguntas, ¿Que habremos aprendido nosotros, como humanos?, ¿Que habrá dejado este momento en la mente de los mas pequeños?, ¿Que contaran nuestros hijos y nietos a sus hijos y nietos?, ¿Que actitudes estamos tomando y como estamos enfrentando este cambio?, ¿Como estamos aprovechando esta oportunidad única en nuestras vidas para reflexionar, para vernos al espejo y hablarnos de frente a nosotros mismos?, ¿Como estamos usando esta experiencia para fortalecernos y ayudar a fortalecer a los más jóvenes?, ¿Cómo estamos usando las herramientas que tenemos a nuestra disposición para sacar lo positivo de todo esto y replicarlo?

 

Los libros de historia contaran lo que sucedió a la humanidad, nuestra familia recordara como cada uno de nosotros vivió estos días, principalmente los niños, que estarán viviendo en estos momentos un cambio en todo su entorno, en sus formas de vivir, de ver la vida y de interactuar como familia.

 

Cuando todo esto pase, ¿Cómo quieres recordarlo tú y cómo quieres que lo recuerden tus seres queridos?, y ahora que lo sabes, respóndete ¿Qué estas haciendo para crear esos recuerdos en ti y en ellos?

 

Lo que haga el mundo, los gobiernos, los países y los grupos grandes no es algo que podamos cambiar, pero la forma en que nosotros lo afrontamos, aprendemos, nos apoyamos y compartimos si esta dentro de nuestro alcance.

 

Qué decidas pensar, sentir y hacer, no depende de nadie más que de ti. Tomémonos un tiempo para pensar, reflexionar y decidir. No dejemos que sean las noticias, el miedo o la conducta social generalizada quien decida por cada uno de nosotros.

 

Esto, como todo, pasará.



miércoles, 19 de febrero de 2020

Por Pedazos.

Y allí está ella, la muerte, como nuestra eterna compañera, presente desde el día que llegamos. Algunas veces ríe a carcajadas de nuestros planes y otras veces nos ve derramar lágrimas en silencio, contemplándonos casi con ternura.  Ella no es como la pintan, no es cruel ni es sádica, es una presencia constante que está allí a nuestro lado, sin prisas y sin saña, con la guadaña en mano para guardar las apariencias, viendo cómo la vida, en su proceso de enseñanza y nuestras decisiones, algunas veces nos van matando pedazos del alma, es allí cuando ella toma esos pedazos entre sus dedos, amorosamente, y los guarda en un cofre hecho de cristal, los va poniendo allí hasta que un día, sin darnos cuenta, toda nuestra alma está dentro del cofre, el cuerpo sigue vivo y no lo ve, pero la muerte sabe que su trabajo está hecho, sólo le queda esperar por la cita final, algún día, ojalá no muy distante del momento en que el alma terminó de morir.

Sin prisa y sin saña, amorosamente nos recibe, por pedazos, mientras nos empeñamos en ignorarla e ir muriendo de a poco sin que nadie nos lo pida.


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A sorbos

Sorbo a sorbo se va consumiendo el café de aquella mañana, día nublado de junio en el que el cielo parece informar que pronto dejará caer go...