lunes, 27 de julio de 2020

Que cabrona.

Que cabrona es la impotencia de sentir que no se puede hacer mucho por cambiar esta realidad, de ver como una y otra vez, como en un ciclo sin fin, se repiten ante nuestros ojos las mismas conductas, de ver cómo, casi sin pudor, los grupos de siempre siguen luchando por un poco mas de dinero, de poder, por cubrir con manto de impunidad sus actos, por mantener privilegios, por ver por los intereses propios aunque se impacte a la gran mayoría en el proceso (y nótese que el virus poco o nada tiene que ver con estas conductas)

Es encabronadamente triste notar como los discursos de hace décadas son los mismos, como la necesidad se utiliza como moneda de cambio, como, cual partido de futbol, la mayoría va tomando un bando, porque así le dijeron, porque alguien les conto que su equipo es el mejor, porque alguna vez en el pasado alguien les dijo que ese era menos malo que el otro, y así se van llenando los estadios del día a día con personas que buscan, sin encontrar, una solución, pero encuentran, sin buscar, mil razones para señalar al otro y así, mientras unos señalan a otros, y los otros agreden a los unos, hay un reducido grupo, en lo alto del estadio, viendo como, en medio de aquella agresión, nadie los ve tomarse sus finos licores, comerse sus manjares de fantasía, acordar como se repartirán el 80% del país entre risas y festejos, y les dejan seguir cobrando la entrada al estadio, ponen el espectáculo que mejor les convenga, venden ilusiones en el entretiempo y cierran con una sonrisa la jornada, indicándoles a todos que, si siguen aguantando, si siguen recibiendo migajas sin quejarse, si siguen comprando lo que no necesitan, si siguen diciendo  de lo bello de los paisajes, mañana saldrá el sol y todos serán felices viendo el partido que los dueños del estadio decidan mostrar.

Me canse de ver el mismo partido una y otra vez, el mismo estadio cada vez mas decrepito, con el mismo publico cada vez más dividido, los mismos árbitros con resultados acordados antes del juego, con las mismas personas en el palco riendo de las agresiones entre el publico y sin prestar atención al partido, que ya saben quién ganará y quien perderá, quien llegara a la siguiente ronda y quienes, por algunos centavos para sobrevivir, perderán sus posibilidades de salir a tiempo del estadio.

Mismo grupo, misma forma de operar, dividiendo a todos; misma estrategia que siempre, hablando de comunismo y progreso, izquierdas y derechas, resentidos y nobles; mismos pretextos, religión, raza, dinero, abolengo y cuanta idiotez se les antoje; mismo resultado, el esperado, los millones que ven el partido se auto dividen en pequeños grupos y, cayendo en el juego, buscan ver como el otro no tiene razón, como el otro es pendejo, como el otro es basura, como el otro solo ve por el derecho de su nariz, pero pocas veces buscan las razones que tienen en común, y que son muchas, eso requiere mucho esfuerzo cuando se sabe que el otro está equivocado. El adoctrinamiento de las masas, continuo, recurrente y estratégico tiene sus frutos, cada vez menos libros y más doctrinas de todo tipo, cada vez más certezas basadas en prejuicios, en chismes, en rumores.

Mientras tanto el partido del día sigue, el público aplaude apasionadamente e insulta con auforia, los jugadores fingen jugar sus roles, los árbitros ríen, en el balcón hay fiesta y mi única esperanza es que, escondidos entre la muchedumbre, existan seres que se han percatado que todo es un circo y que es momento de hacer un cambio profundo.

Hay días, como dice la famosa frase, que con la esperanza no me alcanza, hay días en que la realidad es tan cabrona que me hunde en el mas profundo de los dolores y me hace pensar que en realidad aquí solo se puede vivir loco y borracho…


5 comentarios:

  1. Mientras haya personas que no entran a ese juego enfermizo, injusto y asqueroso, hay esperanza querido Otto

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  2. Asi es Flory, gracias por sus comentarios, un abrazo fuerte.

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  3. Que buena reflexión Otto, nos muestra a algunos ciegos la perspectiva que no se ve, y también nos anima a ver lo que no queremos ver y a tomar decisiones de valor para nuestras vidas que aporten a las de otros. En la Biblia Dios menciona que para los que creemos en El, la esperanza nunca muere, asi que en El está nuestra esperanza de un mañana mejor a partir de un mejor corazon en cada uno de nosotros.

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  4. Totalmente de acuerdo Otto. Yo mantengo la esperanza pero no conozco el camino. Asì que comparto que es una situaciòn que causa còlera y malestar entre otros sentimientos.
    Gracias por compartirlo.

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