Se fueron apagando las últimas noches, poco a poco el latido de las horas fue menguando, y mientras estamos por cerrar la circunvalación al sol, ese habito profundo de hacer el recuento de este año nos empieza a carcomer, en este frio diciembre, en donde una bebida caliente nos acompaña al inicio de este post y tal vez sea una espirituosa la que nos dé los ánimos necesarios para terminarlo.
Este 2020 ha sido un año diferente, por decir
lo menos, en la historia reciente de la humanidad, la hoy conocida pandemia nos
visitó desde los inicios, en un inicio de año que se ve lejanísimo, pareciera
que los cambios acontecidos desde esos momentos crearon una anomalía en el
tiempo y aquellas cosas que vivimos hace solo meses, se ubican en un espacio que
nuestra memoria sitúa mas lejos de lo que en realidad fue. Este año pareciera haber tenido más de 12
meses.
Las acciones fueron distintas en cada geografía,
cada sociedad y sus líderes fueron comprendiendo los impactos y tomando las
decisiones que creyeron mejores, por lo menos eso paso en algunos lugares del
mundo, hubo mentes pensando en el bien común, hubo equivocaciones, hubo cambios
y, hasta el día de hoy, se sigue intentando hacer lo mejor posible con la información
que se tiene y los recursos con los que se cuentan.
Sin embargo, en muchos países, esta crisis se
aprovecho para traer de vuelta las practicas del pasado, usar esta confusión para
hacer compañas políticas, tomar decisiones arbitrarias, esconder transacciones
opacas, ejecutar gastos innecesarios, favorecer a unos pocos, a los de siempre,
mientras al grueso de la población le tocaba hacerle frente a un nuevo
contrincante, adicional a la pobreza, el hambre, el poco o nulo acceso a la
salud y la educación, la carencia casi total de certeza jurídica, ahora también
deberían pensar como protegerse de un virus que llegaba para quedarse.
Son muchas las evidencias que nos demuestran lo
que se hizo con miras en el bien común y lo que se hizo con ojos mezquinos y egoístas
que solo buscaban un beneficio personal, aun a costa de incontables vidas, es
justo decir también que no hubo, y no hay hasta ahora, una solución perfecta,
medidas claras o un patrón a seguir, que las medidas que benefician a algunos
impactan a otros y viceversa, es justo también decir que esta crisis solo puso
en evidencia lo precario de los sistemas que han estado en agonía en las
ultimas décadas, y que fue un claro ejemplo de que quienes están en el poder
poco interés tienen en que las cosas cambien, siempre que ellos sigan teniendo
privilegios sobre los demás, prebendas sobre los demás, control sobre los que deberían
gobernar pensando en mayorías y no solo en los privilegiados, siempre que el
modelo les permita vivir cómodamente, aun a costa del 60% de la población viviendo
en pobreza (Caso Guatemala antes de COVID-19) entonces todo estará bien y no habrá
nada por cambiar según sus análisis.
Cada país vivió su realidad, cada sociedad demostró
como su tejido social estaba conformado, cada uno esta haciendo lo que puede
para adaptarse y sobrevivir de la mejor forma a este cambio, algunos aun con
trabajo, otros desempleados, algunos emprendedores sosteniéndose con esfuerzo,
otros viendo estrellarse sus sueños, empresas sorteando los obstáculos y otras
viendo desaparecer las esperanzas, algunos con techo y otros bajo las estrellas
de un cielo frio y profundo, algunos aprovechando oportunidades y otros buscando
bocados de comida, pero todos, de alguna forma, viendo impactada la forma en
que vivíamos.
La indignación crece, en muchos lugares el
miedo se apodera de muchos, y eso, la historia nos ha demostrado que puede ser
muy peligroso, el hambre se extiende, la pobreza abre las alas, la salud parece
ir retrocediendo, las mayorías viven realidades cada vez mas precarias, las
familias se ven impactadas, las presiones aumenta, las preocupaciones se
multiplican, el futuro de los más jóvenes parece cada vez más incierto y, próximos
al cierre de este conteo en el calendario, hay muchas preguntas existenciales, algunas
personales y otras como sociedad, que tenemos la oportunidad de plantearnos y
buscar en nuestro interior por algunas respuestas.
Con este año retador también llegaron
oportunidades de aprendizaje interesantes, oportunidades para que cada uno de
nosotros, basados en lo vivido, hagamos un autoanálisis y comprendamos que es
lo que aprendimos, lo que valoramos y lo que, por otro lado, hemos estado
valorando en tiempos pasados y no es algo tan relevante como pensábamos.
Las condiciones han cambiado, los retos se
mantienen y aparecen nuevos, estamos en un momento interesante para revisar lo
sucedido, analizar la situación actual y preguntarnos, que haremos, cada uno de
nosotros, para que el nuevo año sea diferente, que cambiaremos en nosotros para
cambiar al mundo, cual será nuestro grano de arena para la humanidad, que quisiéramos
estar comentando al finalizar del 2021 y que haremos para que eso suceda.
Es buen momento de analizar lo pasado y planear
lo futuro, es buen momento de prepararnos para construir, es un excelente
momento para vernos unos a otros con empatía, es el momento de actuar, es el
momento de preguntarnos profundamente
¿Qué haremos diferente a partir de
ahora?
Un abrazo de solidaridad para quienes vieron
partir seres queridos, un abrazo para quienes día a día trabajan por un mundo
mejor, un reconocimiento enorme al personal de salud e investigadores que han
luchado, y lo siguen haciendo, incansablemente por la salud de todos.
Es mi esperanza que quienes llegamos al cierre
de este año, busquemos construir algo mejor para los que vienen, nos entendamos
más, nos escuchemos más y nos apoyemos unos a otros.
Este 2021 nos da la oportunidad de ser diferentes,
conscientemente diferentes, aprovechemos esta oportunidad.
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