martes, 28 de mayo de 2013

Un 25 de mayo


Corrían los años de locura y desenfreno, aunque nosotros creíamos que vivíamos en jaulas o regimientos militares, por las muchas reglas que nos imponían nuestros padres, éramos cuatro amigos muy unidos que ese día celebraríamos el cumpleaños de uno del grupo, nuestro querido compañero nos invitó a su casa después de salir del colegio, todos aceptamos muy contentos y cada uno había tramitado el respectivo permiso con sus padres en los días anteriores al gran evento.

Aquel día, al finalizar la jornada normal de clases iniciamos el laboratorio de electrónica, el cual finalizaba más o menos a las 3 de la tarde, a esa hora enfilamos todos llenos de entusiasmo hacia la estación de bus más cercana, esperamos el bus indicado y emprendimos el camino hacia una tarde que prometía ser todo un evento, único y espectacular.

En el bus reíamos como locos y hablábamos de cualquier incoherencia imaginable, éramos vistos con curiosidad y risa por los demás usuarios del transporte público, y es que a decir verdad por aquellos días éramos cuatro adolescentes, calenturientos, pendejos, felices e irreverentes, hoy en día por lo menos ya no somos adolescentes…

Poco a poco fuimos notando un ambiente extraño en el bus, pero nada dijimos, hacíamos planes para la celebración del día y conversábamos de los proyectos que deberíamos entregar en los próximos días y que mucho esfuerzo requerirían, hablábamos también de las chicas que llenaban nuestros ojos de ilusión y fantasía riendo sin parar al confesar que ni siquiera habíamos tenido el valor de presentarnos ante ellas, en medio de aquella tertulia bajamos en la estación más cercana a la casa de nuestro amigo y caminamos unos minutos hasta llegar a su casa, las calles parecían menos pobladas que de costumbre pero atribuimos eso a las lluvias típicas de la época, el trayecto total fue de más o menos una hora y media, pero había valido la pena, todo estaba listo para celebrar y todos teníamos permiso para estar en aquella fiesta, ¡NADA podía salir mal!

Entramos llenos de entusiasmo, con nuestros útiles escolares en la espalda, las camisas del uniforme fuera del pantalón, los sweters del uniforme amarrados en la cintura y riendo a mas no poder, igual que cuando tomamos el bus, en cuanto abrimos la puerta y vimos la sala totalmente decorada para aquel evento nos dijimos con las miradas lo alegre que sería aquella tarde, al fondo de la sala estaba el padre de nuestro amigo quien con una enorme sonrisa nos dio la bienvenida y con una mirada y un amable gesto en sus manos nos invitó a tomar asiento, con mucha formalidad paso al frente y se preparó para decir unas palabras,

Una bienvenida pensamos todos, un agradecimiento por acompañar a su hijo en tan especial celebración nos imaginamos, tal vez una animación a hacer de aquella tarde una fiesta incomparable y digna de ser recordada, aclaro su garganta y con el mismo semblante amable que lo caracterizaba dijo lo siguiente

-          Chicos, esta tarde el presidente de turno ha dado un Autogolpe de estado, disolviendo de esa forma los otros poderes del estado, el estado de sitio en el país iniciara en 1 hora, están prohibidas las reuniones de más de 3 personas y andar por las calles después de esa hora, así que por favor tomen sus cosas y encamínense a sus casas en este momento pues el transporte público será cancelado pronto… por favor al llegar llámennos para saber que llegaron bien

Con cara de no saber que pensar, agradecimos el aviso al padre de nuestro amigo, dimos el abrazo de cumpleaños al querido amigo y salimos de aquel lugar casi corriendo, los otros dos amigos vivían en las cercanías, a mí me tocaba realizar un trayecto más largo en bus, aproximadamente 1.5 horas, así que inicie el camino, sin fiesta, sin parranda, sin refacción (¡tenía mucha hambre!) y con el gran cuestionamiento de que estaba sucediendo en el país.

El colegio abrió sus puertas el día siguiente y algunos llegamos, muchos se ausentaron, las comunicaciones al extranjero estaban bloqueadas, los canales de televisión local tenían prohibido mencionar algo de lo sucedido, los programas de noticias internacionales habían sido bloqueados para que la población interna no supiera que estaba sucediendo, los periódicos encabezaban sus primeras planas haciendo referencia al oscurantismo de la edad media y dejaban en blanco las primeras páginas de sus ediciones, las correspondientes a las noticias nacionales, nadie sabía nada, soldados patrullaban la ciudad, una tensa calma reino los días siguientes a aquel evento.

Este 25 de mayo se cumplieron veinte años de aquel cumpleaños que NO celebramos, pero que tal como pensamos y predijimos seria imborrable de nuestras memorias, quedaría en los anales de la historia como un día para resaltar en la historia de nuestro país, y un día digno de recordarle a nuestros hijos y tal vez a nuestros nietos, imagínense contarles como aquel día de cumpleaños terminamos corriendo hacia el transporte público llenos de temor, corrimos por calles y avenidas para llegar a nuestra casa, huyendo de un estado de sitio impuesto por el ejército, escondiéndonos en las esquinas esperando no ser capturados por la policía al estar fuera de casa a las 6 de la tarde, caminando cual espías en territorio hostil, sin teléfonos móviles para avisar a casa cual era nuestro paradero, sin twiter para saber que estaba pasando sin censura, sin chat para tener comunicación inmediata a cualquier lado del mundo.

Así pasó, así fue, así era, así vivimos, así crecimos, así entramos en contacto con la realidad del mundo, y así fue como, mientras regresaba por aquellas calles vacías, mi mente no para de recordar las muchas carcajadas emitidas unos minutos antes y, contrario a lo que cualquier mente medianamente responsable o regularmente cuerda pensaría, me emocionaba lo espectacular de aquella aventura, me sentía como James Bond en una aventura extrema, ¡QUE TIEMPOS AQUELLOS!

¡Feliz cumpleaños compadre! Aunque sea unos 20 añitos tarde, pero la culpa fue de Serrano mano…

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