Y va de nuez pues, otra vez llegan los vientos
de reflexión, esos en los que nuestra mente trata, aunque no siempre lo logra,
de hacer una retrospectiva objetiva, o creíble, o medianamente imparcial por lo
menos de lo sucedido en la última vuelta alrededor del sol, como una foto
satelital que nos muestra el sendero avanzado y podemos visualizar donde
empezamos, donde vamos y podemos imaginar a donde probablemente llegaremos si
seguimos por esta vía.
Son vientos melancólicos y agridulces, la
melancolía es ese inseparable ser que camina junto a mí y no me deja siquiera
respirar, es como un compañero leal e inquebrantable que junto a mis pasos
camina y guarda en el saco que lleva en su espalda todos los momentos que algún
día usara para recordarme las cosas del ayer.
Son agridulces pues los recuerdos que lleva a cuestas el amigo
melancolía tienen una mezcla de vivencias, todas suman, todas enseñan pero
algunas dejaron huellas dolorosas y otras solo caricias aterciopeladas.
Es en estos momentos que se evalúa, o por lo
menos se trata de ver en perspectiva, como los obstáculos que se veían gigantes
no lo eran tanto, que los momentos que pasamos sin pensar en realidad eran “los
momentos” que hoy nos hacen sonreír, que las prisas no siempre hacían
diferencia, que los esquemas se rompieron y la vida continuo, que los segundos
que dimos de corazón quedaron en la mente de quienes los recibieron y quiero
soñar que algún grano de arena aporte en algún lugar.
Con humildad recuerdo los retos que vencí, con
sonrisas los tropezones que lleve, con orgullo los somatones que me di y con
prudencia recuerdo los éxitos que llegaron, que rico se siente levantarse,
sacudirse y tratar de nuevo, terco me dicen algunos, necio me dicen otros yo
prefiero pensar que soy simplemente perseverante… y medio necio J, pero lo más importante de
cualquiera de esos procesos es tener siempre presente quienes se alegraron y
fueron parte de mis éxitos, quienes me tendieron la mano después de mis caídas
y quienes fueron parte de la historia, quienes me ayudaron y a quienes intente ayudar, sin perder de
vista que aun aquellos que me dieron la espalda me ayudaron sin saberlo y
también les digo gracias.
Es intenso ver cómo llegaron ángeles
increíbles, aquí llamados amigos, que
nos hicieron ver y sentir de alguna forma que no sabíamos, que nos hicieron dar
ese paso que no nos habíamos atrevido dar.
Como hubo también quienes nos dieron su último adiós entre lágrimas y
risas, y aun cuando creí que no dolería su partida, dolió en el núcleo de mi
ser, y es que con el tiempo los golpes van desapareciendo de la memoria, como
escritos en arena del desierto, pero las caricias quedan grabadas en piedra,
como la fábula de los amigos en las dunas.
Una vuelta más al sol y un poco de arena menos
en la parte alta de mi reloj de arena personal, empiezo a pensar como viejo,
aunque creo que siempre lo he hecho de esa manera, tal vez nací viejo y
rejuvenezco en cada año, tal vez soy un melancólico empedernido o tal vez
simplemente ya me está pegando la goma adelantada de tanto ron que me tomare para
celebrar que la vida ha sido buena y me ha dado todo lo necesario para elevar
mi rostro, abrir mis brazos, sentir el viento ligero acariciar mi cuerpo y con
la sonrisa más amplia de la que soy capaz poder gritar GRACIAS A LA VIDA por
todo aquello que ha llegado, por lo que no ha llegado y por sobre todo por
darme cada día una razón para ser feliz.
Tengo suficiente, diría un amigo, soy lo que
quiero, diría algún filósofo, amo con locura o soy un loco que ama, no sé bien
la diferencia si es que la hay, diría un enamorado, no tengo nada y tengo todo,
siento en las venas la pasión de vivir, en la mente el deseo de amar y en el
corazón la sed de pensar, y no lo dije al revés, soy simplemente un humano en
esta marea de personas que hoy dice gracias por una un año más de vida, gracias
por un amanecer cada día y un cielo lleno de luces cada noche, gracias por la
lluvia que baño mis dolores, gracias por quienes llegaron y por quienes
partieron, gracias por todo y por nada.
Un año más mis amigos y de seguro que este
nuevo vendrá más excitante que los anteriores, lleno de retos, enseñanzas,
bendiciones, felicidad y buenas cosas, así es pues que, dicho lo anterior, se abre la
hora de fiesta! Un Ron Zacapa, una cerveza, un tequila, un vodka, un wiskey,
una cusha o un vaso de agua para los valientes que pasan esta vida sin nublar
su vista y estoicos se paran frente a la realidad sin siquiera pestañar, desde
aquí brindo con ustedes familia y amigos que hacen de cada día una aventura
inigualable en este regalo divino llamado vida
¡Salud mis amigos! Gracias por su presencia en
este año que pasa y en este que iniciara
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