Recuerdo que después de la muerte de mi padre, mi madre y yo nos trasladamos a ciudad de Guatemala a vivir con mis abuelos maternos, tratando de olvidar y superar un poco lo sucedido, y rediseñando nuestra vida para saber hacia dónde dirigirnos, aprendiendo a vivir el uno para el otro y sobrellevando la gran ausencia de mi padre.
La situación no era fácil, económicamente muy limitados, después de la muerte de mi padre, mi madre con 25 años y sin experiencia laboral, está sumida en una gran depresión, causada, por supuesto, por la trágica muerte de su esposo, esto nos lleva a tener que vender lo poco que teníamos, un carro, un equipo de sonido y algunos libros con tal de vivir, o de sobrevivir para ser mas exactos, si bien mis abuelos nos dieron techo fue mi madre quien siempre proveía lo necesario para comer, vestir, etc.
Dicen que las madres son sabias, la verdad así lo creo, pues mi madre lo fue al no sembrar en mi joven corazón ningún sentimiento de odio, de rencor, de sed de venganza, ella fue muy sabia al enseñarme que sería la vida, el destino, Dios o como quiera decírsele el que se encargaría de hacer justicia a las personas que lastimaron a mi padre, y digo sabiamente pues eso evito sembrar en mi el resentimiento y todos los sentimientos negativos que vienen después de una experiencia tan traumática como la que habíamos pasado. La razón fue que en aquellos días no existía justicia en este país, tristemente tampoco en estos días existe, y creer que reportar la muerte generaría una investigación era creer en una fantasía, al gobierno únicamente le interesaba el dinero, el poder y la guerrilla, un ciudadano común carecía de importancia alguna. Tal vez a cualquier ciudadano del primer mundo esto suene a conformismo legislativo, pero solo quien vivió en una represión por aquellos años y en este país entenderá mis palabras, solo quien lo vivió en carne propia sabrá la angustia, impotencia y tristeza que era no tener ninguna garantía, no se garantizaba ni la vida de los ciudadanos, imposible pensar en cualquier otro derecho humano que si se respetara, ¿justicia? Una utopía por aquellos días.
Después de casi un año mi madre con mucho coraje se repone de su depresión y decide enfrentar la vida, consigue trabajo como operador de computadoras, que dicho sea de paso, por aquellos años una computadora no era como lo es hoy en día, un artículo de primera necesidad, eran muy pocas las personas que sabían cómo utilizarlas y mi madre aprendió rápidamente el oficio y se convirtió en una de las mejores en su campo.
Ella trabajaba incansablemente para proveer a su familia (Ella y yo) así es como me dio estudio, alimentación, y tantos momentos maravillosos en mi niñez, no vivíamos en abundancia, pero gracias a su esfuerzo tampoco pasamos hambre, y a pesar de lo duro y cansado que era, tanto esfuerzo, tanto trabajo, etc., se dio el tiempo suficiente para apoyar a su hijo en sus estudio y cuanta locura se me ocurriera y me apoyo a guardar la relación con la familia de mi padre, si bien es cierto había habido varias fricciones entre ella y mi familia paterna en al pasado, ella sabía que era importante para mí y para ellos guardar ese vinculo
Todos los domingos la madre de mi madre me llevaba a la bella Antigua a visitar a mi abuela (la madre de mi padre) ella me dejaba con mi abuela paterna todo el día, y pasaba a traerme al final de la tarde. Pasaba con ella todo el día y lo disfrutaba bastante, jugaba con mis primos, ayudaba en la cocina, comía y reía mucho, hasta que un día, mi abuela envuelta en mucho dolor, tristeza y desconcierto debido lo duro que fue la experiencia también para ella, me dice (yo de más o menos 5 años de edad por aquellos días) que la muerte de mi padre se debía a que la familia de mi madre lo había planeado todo y había dado de la orden de ejecutarlo porque no lo querían.
No sé como describir mi sentir en ese momento, el mundo entero volvió a caer sobre mí, mi cabeza se paralizo, mi corazón casi se detuvo, mi pequeña mente no lograba entender cómo podría haber pasado aquello, ¿porque me diría aquello?, ¿seria cierto? No sabía que pensar, que sentir, que decir. Me estaban diciendo que mi familia materna que tan bien hablaban de mi padre, que tanto lo quisieron, que tanto lo extrañaban igual que mi madre y yo había hecho semejante acto. Ese día regrese a mi casa, con los ojos blancos y sin siquiera poder generar una lagrima, con pocas palabras, con mi corazón adolorido, y con una tristeza enorme.
Hoy recuerdo como esas breves palabras me hicieron recordar con detalle cada cosa que le paso a mi padre, y el si quiera pensar en la posibilidad de que mi familia, la familia de mi madre que hoy nos cobijaba en sus brazos, fuera quien lo había decidido me hería profundamente, Por supuesto con el tiempo fue muy claro que no había ninguna relación entre mi familia materna y lo acontecido, y también que mi abuela estaba aun inestable emocionalmente y su corazón buscaba por todas partes una razón para explicarse a sí misma lo que había pasado, y es lógico que su sentir fuera así después de tan impresionante acontecimiento, hoy logro entenderlo, pero por aquellos días mi ser fue duramente marcado por aquellas breves palabras de una madre que aun lloraba a su hijo, mi abuela, sumida aun en el profundo dolor de su perdida.
A partir de ese día, me ausente 15 años de la casa de mi abuela, si bien es cierto que mi madre no volvió a decirme que fuera a visitar a mi abuela paterna, también es cierto que yo jamás lo solicite, pues el dolor que eso me generaba era demasiado y mi mente de niño aun no sabía ni entendía el porque de aquel actuar.
Hoy veo que fue un conjunto de protección por parte de mi madre y de protección hacia mí mismo pues no quería, y no creía, soportar escuchar nuevamente aquellas duras palabras….que hoy no juzgo y entiendo muy bien, pero que tanto lastimaron.
Esa fue la razón de 15 años, tan simple, tan dura...tan triste…
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