Durante este fin de semana, pude visitar un lugar que me llevo a estar en contacto con los 2 extremos de la existencia, la vida y la muerte. Un cementerio, uno de esos que al verlo nos llena de vida los ojos pues es un inmenso jardín, lleno de arboles, flores, cabañas y pequeños animales en estado salvaje merodeando por el lugar libremente. Aves volando por doquier, un cielo gris adornaba esta tarde, una agradable temperatura, y un espectacular paisaje, viendo incluso algunos niños reír y correr por los amplios jardines.
Mientras todo esto nos llenaba de vida los sentidos, y nos hacía sentir en un paraíso, solo hacía falta bajar un poco la vista y ver cientos de lapidas, algunas adornadas recientemente por algún familiar o conocido, algunas siendo visitadas en ese momento por la familia que aun extraña la presencia de ese ser querido, y algunas otras en total soledad, una mezcla, como todas en este vida, que nos muestran los extremos de la realidad.
Fijándome un poco más noté, y lamento decir que NO con sorpresa, que muchas de las lapidas tienen fecha de fallecimiento en los últimos 3 años, había de todo, personas mayores, jóvenes, niños, adolecentes, hombres y mujeres, de todo, en este recinto no había racismos ni clasismos, todos ocupaban una “habitación” igual o por lo menos muy similar, sin importar como vivieron, que hicieron, que dejaron de hace e importando menos cual fue el evento que los condujo a esta última morada.
En ese momento, mientras veía a mi hijo correr por los jardines, me quede pensando en el mundo ideal, en donde, en este lugar deberían estar solo aquellos abuelos que cumplieron su misión y llegaron al final de la vida llenos de sabiduría y tiempos compartidos con sus seres queridos, familiares o no, tiempos llenos de sonrisas y lagrimas, de lo que una vida lleva a todas las personas, después de vivir, como se diría, dignamente y habiendo escogido su camino a seguir mientras su existencia fue similar a la nuestra
También podrían estar allí aquellas personas, no tan adultas que por accidente o enfermedad llegaron al final de los días más temprano que los demás, dejando en nosotros una lección, una enseñanza, dulces palabras, dulces recuerdos, vivencias, y una ausencia difícil, pero entendible.
Pero sin temor a equivocarme, y viendo a las personas que estaban arrodilladas junto a tumbas cercanas, escuchando como entre sollozos y respiraciones entrecortadas lloran por ese hijo(a), ese esposo(a), esa madre o padre, que fue llevado de este mundo por la delincuencia, por robarle unos centavos, por quitarles el sustento de las familia. Como lloran los hijos a una madre que tomaba el bus en una estación, como lo habia hecho en los últimos 15 años, pero esta vez, fue el momento incorrecto y un par maleantes se pelearon a disparos, ambos se fueron sin heridas, pero nuestra amiga, quedo tirada en el suelo, dejando sin madre a 3 hijos, que nada tenían que ver con el pleito de los delincuentes.
Sueño con ver justicia, si justicia no venganza, sueño con erradicar esos maleantes de nuestra sociedad, sueño con madres trabajadoras y padres responsables enseñando principios a sus hijos, en mi imaginación esta la idea de una vida donde quien infrinja la ley o la evite, pague por sus actos responsablemente y aprenda que en esta sociedad la mayoría somos responsables y trabajadores y debemos pelear por ello. Me llena el alma un sentimiento de impotencia al ver que es el señor dinero quien dice que es lo correcto, que es el poder quien dicta lo bueno y lo malo, y que los principios lejos están de ser protagonistas en el alma de los delincuentes y poco a poco se convierten en el modelo a seguir para las nuevas generaciones.
Quiero hacer algo, quiero apoyar, pero no sé cómo, no sé cómo empezar, no sé cómo hacer la diferencia, mientras sin darme cuenta sigo perdido en construir en mi mente un mundo ideal, me regresa a la realidad un beso de mi hijo en la mejilla, invitándome a correr tras de el, a jugar alegremente por aquellos jardines llenos de vida y muerte, llenos de tragedia y vida.
El es mi oportunidad de transferir mis valores, ese pequeño ser es la oportunidad de enseñarle como no es el dinero quien todo lo puede, el es mi oportunidad de dar amor, tolerancia, de enseñar que es la dignidad, y tener con esto la oportunidad de poner un grano de arena y que el mañana, tal vez y solo tal vez, haya más como el en el mundo, que quieran y piensen que las cosas se deben de hacer bien hechas, no importa el precio, que con coraje, corazón y sabiduría, todo puede salir mejor, con humildad y mente abierta las cosas pueden mejorar y tal vez los hijos de él estén más cerca de ese mundo ideal que hoy imagino.
Ese mundo ideal lleno de cosas simples,
Cosas simples como caminar con la calle, sin miedo correr la misma suerte de nuestra amiga del bus,
Cosas simples como denunciar a quien comete delito, y saber que la justicia llegara
Cosas simples como tender la mano a quien lo necesite sin dudar que esa persona quiere aprovechar la nobleza de alguien
Cosas simples como decir lo que se siente y se piensa, sin miedo a dejar de vivir por ello
Cosas simples como el derecho a trabajar por lo que se quiere
Cosas simples, como vivir en paz.
Mientras camino al jardín a jugar con ese noble y perfecto ser, pido a Dios me ayude a hacer las cosas bien, pues no sé si mañana seré yo quien este en un lugar erróneo, no sé si seré yo quien ofenda con mis palabras, no sé si seré yo quien ofenda con mis actos de NO corrupción, etc. En síntesis no sé si mañana seré yo quien por querer un mundo ideal, sucumba ante este mundo real y mi hijo sea como tantos otros que se conforman con llevar flores para saludar a un familiar que simplemente creía que las cosas podían ser diferentes
En el carro nos alejamos del cementerio, mi hijo va dormido con toda la paz que le da el ambiente seguro en el que cree vivir, mi mente sigue soñado con que un día, las cosas serán mejores, no sé cuándo.
Dicen que el Idealismo es pensar en lo que NO se puede lograr, en lo que NO existe, pero tal vez soñando con ese mundo ideal y trabajando cada día con esa visión sea como nos aproximemos poco a poco a esa realidad irreal.
Estoy de acuerdo con vos. La mejor forma que podemos ayudar a construir este mundo ideal, es que nuestra semilla lo sea. Nuestros hijos pueden hacer la diferencia en su sociedad. La otra forma, YO.
ResponderEliminarYO debo actuar correctamente, porque es la unica forma que mis hijos lo hagan, porque es la unica forma que les puedo exigir que lo hagan.
Como dijo Martin Luther King: "No me preocupa la maldad de los malos, sino la indiferencia de los buenos"