miércoles, 7 de agosto de 2013

La esquina

Desde la esquina de este bar veo pasar los sueños en lento caminar
Andando cual sonámbulos en búsqueda adormecida de un mañana efímero
Sin saber que dejan tras de sí la esencia de la vida
Postergando su hoy por un mañana tal vez inexistente

Van paseando de traje y mocasines
Con saco, corbata y bufandas
Tratando de comprar lo que los medios les vendieron y su cerebro ha comprado
Buscando lo que ya tienen y no han visto

Languidecen como el sol en el atardecer
Casi arrastrándose en su caminar
Mientras su cabeza ve al suelo y sus sueños empiezan a desaparecer
Se convierten en sombras sin vida, en vida sin luz

Son sombras que se difuminan en su caminar
En sus ojos se ve la rutina carcomiendo la mente y el alma
El mundo a su alrededor no existe y menos aún importa
Son muertos que caminan y aún no saben de su defunción.

La niebla espesa de una tarde fría vuelve fantasmas las sombras
Espectros casi irreconocibles que flotan en la irrealidad
Moviéndose parsimoniosamente cual autómatas modernos
Repitiendo actividades rutinariamente y buscando un fin distinto…

Termino mi trago
Pago la cuenta
Cubro mi cuello
Empiezo mi caminar

Abrumado por la cercanía de las sombras voy observando
Esperando que alguna mirada note mí presencia
Soñando con una sonrisa desinteresada
Buscando una luz en aquel caminar

Me voy volviendo sombra casi sin verlo
Oculto entre la seguridad de la niebla y la rutina
Caminando hacia donde me dicen, no hacia donde quiero
Perdiendo la luz y volviéndome espectro

Uno más que camina sin sentido
Siguiendo a otros para sobrevivir
Dejándose morir en vida
Dejando de vivir por un sueño irreal

Levanto la vista y sonrío
Hay esperanza para mí
Un niño toma mi mano y me enseña a ver y reír
Camina a mi lado sin soltarme

El sabe algo que yo olvide
Entiende algo que yo confundí
Vive para hoy y sin ataduras

Es él y nada más

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