Como si de ayer se tratara, tengo en mi mente
la idea de que el tiempo ha pasado a velocidades de vértigo algunas veces y
otras ha parecido detenerse, y frente a mi aparecen episodios de mi vida,
algunos cercanos y recientes, otros cercanos y pasados, muchos felices, algunos
tristes, muchos buenos, otros dolorosos, algunos han marcando su historia en mi
alma y otros simplemente como una linda fotografía del ayer marcan mi memoria,
como ha pasado el tiempo…
Según cuenta mi madre esta historia empezó 21 días
tarde, pues estaba calendarizada para iniciar el 26 de abril y finalmente fue
el 17 de mayo que inicio, parece que mi padre, el Médico, tenia ciertas
dificultades matemáticas o simplemente olvidadizas, tal vez me sentía tan bien
en el vientre sagrado de mi madre que no quería moverme de allí, o tal vez
alguien hizo mal los cálculos, la realidad es que 21 después de lo programado
no pasaba nada.
Mi señora progenitora tenía una panza inmensa,
dolores e incomodidades por montones y unas ganas de ver nacer a su primogénito
indescriptibles (así me ha contado ella), pero el 16 de mayo de 1977 mi padre
por alguna razón, que aun hoy no tengo clara, decidió que el momento había llegado,
o simplemente se dio cuenta de que estábamos un poco retrasados, o tal vez hizo
cuentas y vio que había algo que no había sucedido, no se con certeza que fue,
pero ese día salió de su turno en el hospital y le dio a mi madre unas
pastillas para provocar contracciones y así ayudar al advenimiento de su hijo a
este mundo.
El proceso de dolores y contracciones inicio a
las 7 de la noche y se prolongo por muchas horas, para no hacer larga la
historia solo puedo decirles que había una enfermera cuidando a mi mama, mi
padre estaba feliz de ver lo que venía y de no ser él quien tenía las
contracciones, mi abuela, la mama de mi padre, estaba presente en nuestra
pintoresca casa, y es que tuve la dicha de venir a este mundo en la casa donde vivíamos,
ser portado por la mejor mama del mundo y ser recibido en manos del mejor papa
que pude tener, díganme si no es una preciosa forma de saludar este mundo por
primera vez
El proceso de dolores se extendió toda la noche
del 16 y madrugada del 17, a eso de las 6 de la mañana la enfermera le dijo
tiernamente a mi mama en el oído
-
Va
pues seño que nazca el bebe porque yo tengo turno en el hospital a las 8 y no
puedo llegar tarde, y me daría mucha pena dejarla aquí – pero claro, no era presión,
solo recordatorio amistoso
Finalmente y después de muchos dolores
nocturnos, a las 7:30 am del 17 de mayo llegue a este mundo, rodeado de los
detalles más hermosos que alguien pueda pedir, como dije antes, una familia
feliz de recibirme, una mañana espectacular, el calor del amor cubriendo mi ser,
el mundo por delante y todas las oportunidades listas para ser tomadas, como
carro nuevo y con 0 kilómetros, listo para emprender la aventura más intensa
que tenemos la dicha de disfrutar, la vida.
Y van treintaicinco años desde aquel especial día
de mayo de 1977 y no puedo quejarme, empezó por aquellos días un camino colmado
de cosas bellas, la aventura ha tenido más adrenalina que un paseo en la montaña
rusa más rápida del mundo, y al igual que esa montaña rusa, ha tenido momentos
altos en los que podía ver el mundo radiante desde las alturas, también hubo
momentos en los que estaba tan abajo que solo alcanzaba ver el horizonte sin
tener clara mi dirección, hubo momentos en que todo parecía detenerse y por el
contrario hubo otros que pasaron tan rápido que no alcance a ver con total claridad,
hasta que ya habían quedado atrás.
Aprendí a amar con pasión y sin límite, a sonreírle
a la tristeza, a llorar por alegría, a soñar despierto, a vivir sin miedo, a
seguir mis metas, a aprender viviendo, a sanar mis heridas y aprender de ellas,
a dejar ir los momentos, a abrazar los instantes, a disfrutar el hoy, a
recordar con cautela, a planear con recato, a pedir perdón, a perdonar, a saber
que aun quien te ama puede herirte, a entender que aun cuando ames puedes
herir, a entender las diferencias, a tolerar los distinto, a buscar lo bueno de
las cosas, a contemplar la belleza de lo
simple, a valorar el regalo de la amistad, la bendición de la familia, el
tesoro del amor, aprendí tanto y me queda tanto más por aprender
Pero he de aclarar que esta aventura no ha sido
un viaje de soledad e introspección constante, a mi lado ha habido, hay y sé
que también habrán en el futuro, un grupo de seres especiales, de esos que
tienden la mano cuando los demás voltean la cara, de esos que ríen junto a ti
en los momentos de alegría y secan tus lagrimas en momentos de tristeza, de
esos que cuando todos te dicen lo que quieres escuchar te dicen la realidad, aunque no te guste, esos
seres que son la familia que nosotros seleccionamos en la tierra, esos ángeles
que llamamos amigos, algunos ya no están, otros no han llegado y algunos mas están
ahora junto a mi haciendo que mi paso por este mundo sea aun mas especial, si
es que eso es posible
Hay otro grupo que es parte de mi diario vivir,
que son como la luz que guía mis pasos, algunos están junto a mi desde que vine
a este mundo, otros ya partieron pero dejaron su huella y su presencia, otros
que llegaron a mitad de mi camino y han sido parte fundamental, hay quien llego
como ángel y ahora es esposa y trajo junto a mí un tesoro llamado hijo, son
esos que llamamos familia, de alguna forma hay que decirles pero es muy difícil
encerrar en una palabra todo lo que significan, la verdad es que son una extensión
de mi alma, una parte de mi ser y una razón en mi vida, las mas fuerte e
intensa tal vez
Hoy, a 35 años de que empezó esta aventura no
puedo quejarme de nada, no puedo pedir algo diferente, no puedo hablar de imperfección
pues cada detalle de mi vida ha tenido una razón de ser, aunque yo lo
entendiera mucho tiempo después, no puedo pedir más, no puedo lamentar lo
pasado, no puedo decir que ha faltado emoción ni que ha sobrado tiempo, pero
hay algo que si puedo decir…
Puedo decir gracias por la aventura más
espectacular del mundo, gracias por los momentos y las personas con las que los
compartí, en el ayer, en el hoy y las que vendrán mañana, gracias por siempre haber
tenido un hombro en el cual apoyarme cuando creí caer, un consejo para guiar
mis pasos cuando no supe que hacer, una mano para sostenerme en momentos de
debilidad y por todos los que son parte de esta aventura llamada mi vida
Van 35 y no me queda más que decir GRACIAS, por
todo, por nada, por lo que fue, por lo que no fue, por lo que será, GRACIAS
a Dios, a la vida, a la naturaleza o
como cada uno quiera decirle por haberme permitido existir
Gracias, van 35… veremos cuantos más hacen
falta.
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