Se aparecieron así, sin más, tocaron a la puerta y, con una sonrisa
dulce, anunciaron su llegada las cuatro décadas, a partir de ahora son cuarenta
las vueltas al astro rey las que he tenido el privilegio de acompañar a este
mundo. Aunque la verdad soy un firme
creyente de que la vida no se cuenta en años, se cuenta en suspiros, en lágrimas,
en risas, en heridas, en presencias, en ausencias y mucho más; y si esto es
cierto, entonces puedo decir, con un bajo margen de error, que hace muchos años
que soy felizmente viejo, con un corazón de niño y un alma llena de gratitud
hacia esta existencia que ha estado llena de personas y momentos únicos,
insustituibles, inigualables.
Han sido muchas sorpresas en esta aventura, todas y cada una de ellas están
cuidadosamente conservadas en una mente cada vez menos afinada, o tal vez más
astuta, esa que, con la distancia que impone el tiempo, poco a poco va entrelazando la parte de los momentos que son reales y las que son el reflejo de lo que
representaron en su momento, miradas, sonrisas, caricias, despedidas,
bienvenidas.
¡Cuarenta mis amigos!, empezando a vivir, como dicen mis otros cuarentones
amigos en aras de no sentirse menos jóvenes, señores de las cuatro décadas, jóvenes
con experiencia y tantos otros apelativos que buscan, con un poco de humor,
recibir al señor tiempo en sus cuentas.
Esta vez, como las veces anteriores, en lugar de años contaré las llamadas, los mensajes, los abrazos, los besos, el cariño,
las sonrisas, las amistades, las miradas, los detalles, las
presencias especiales y todo eso que realmente llena el alma y acaricia lo
intangible, por estos momentos es que las canas pierden relevancia y los vasos
al aire, celebrando la vida, son los que se quedan estampados en la memoria.
A seguir viviendo pues, que de eso se trata la vida, compartiendo
sonrisas, abrazando sueños, cuidando de los otros y de nosotros mismos, amando,
siendo y estando, recordando que la vida es aquí y ahora y, por lo mismo,
agradeciendo la llegada de esa edad en la que “los aeróbicos ya no bajan la
panza” como dice la canción J.
¡Salud! Pues y vamos por los otros 40 que esto está solo que empieza.
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