Y cada uno va cargando su muerto, y cada uno va
abrazando su verdad o, en su ausencia, han hecho suya la verdad de alguien más
con pasión absoluta, han absorbido en el proceso los prejuicios y estereotipos,
poco es lo que han buscado la verdad bajo una mirada más amplia y menos egoísta,
siguen recitando, casi de memoria, lo aprendido en cada una de sus respectivas
esquinas, sin siquiera pensar en escuchar al prójimo, en comprender el entorno,
lo que desean es tener razón, pocos
buscan la verdad.
Unos apuntan a los guerrilleros que todo lo
quieren gratis, esos comunistas que no saben lo que es trabajar, los otros
responden contra los “chafas” prepotentes y asesinos, y contra los privilegiados,
esos que tienen lo que tienen porque son privilegiados, hijos de papi que no
saben de las necesidades del pueblo. Cada vez más personas toman bando, gritándose
unos a otros con fervor y agitación, abrazando su muerto o su desaparecido,
abrazando lo que han absorbido como verdad, sin siquiera escuchar al otro.
Unos gritan de progreso y desarrollo, otros de distribución
y justicia, unos gritan pidiendo soporte, otros piden trabajo, unos piden salud
y otros comida, nadie se detiene a escuchar que muchas de las peticiones no se
contradicen.
Un poco a la distancia se han estado ubicando
unos personajes extraños, raros especímenes que decidieron buscar en la
historia, leer realidades, entender personas.
Decidieron salir de uno de los bandos en confrontación, en cualquiera en
el que les hubiera tocado arrancar por nacimiento, y están buscando un poco más
allá, están en búsqueda de verdad, en búsqueda de realidad.
Estos personajes están llamando la atención de
varios, han dejado sus muertos en paz, los despidieron con dolor y tristeza
pero los dejaron descansar, tomaron lo que les recitaron en el oído por décadas
y lo pusieron en un lugar reservado para las leyendas y, poco a poco,
decidieron entender la realidad nacional, pero no esa que se gritan unos a
otros, no esa que los bandos derecha o izquierda claman tener, no, buscaron la realidad
“real”, la que habla de lo sucedido, de lo pasado, sin tintes políticos ni
pasiones ajenas, simplemente están buscando hechos y factores para formar su
criterio.
Estos personajes siguen siendo de izquierda, de
derecha, progresistas y de muchos otros lados, pero, a diferencia de los
primeros mencionados, este grupo de extraños seres no confronta, en cambio
busca soluciones, no grita, si escucha, no impone, si analiza, no grita a los
cuatro vientos su dolor, escucha el dolor de otros para comprender, estos seres
han descubierto algo de lo cual hablan las historias y los libros, han
encontrado la civilización, han encontrado en las diferencias una riqueza, han
comprendido que en la diversidad esta la fortaleza.
No son muchos, pero han ido aumentando, luchan
porque los jóvenes no se concentren en la pelea entre las viejas creencias, buscan
que ellos entiendan la realidad y luego definan su propio criterio, pero esta
vez basado en factores y no en leyendas, buscan evidenciar los errores para
poder reconocerlos como sociedad, comprender las injusticias para poder buscar
justicia y, solo así, empezar el camino de la reconciliación, del abrazo
fraterno, de la unión, de la creación, de la búsqueda conjunta del bien común,
del respeto, de la inclusión.
Estos extraños seres aún son pocos, pero me
aferro a la esperanza, tal vez irreal, de saber que, en algún momento del
futuro, estos extraños seres serán mayoría, buscaran conciliación y progreso,
llegaran jóvenes a formarse con criterios propios e ideas geniales, para
construir eso que, mientras estemos separados, divididos y confrontados, no
lograremos construir.
Hoy los extraños seres son como una nube blanca
llena de relámpagos en el centro de una tormenta, tal vez mañana la historia
sea distinta, tal vez, en un futuro, podamos dejar nuestros muertos descansar y
nosotros hablar de paz, en paz.
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