jueves, 14 de julio de 2016

CAPITULO VI (EHDO)

El señor Gonzalez se acercó al oído de su abogado, el mismo que le había designado el gobierno del país anfitrión, y le dijo algo que lo dejo con cara de terror, el abogado con mirada incrédula pregunto algo al cliente, como quien quiere asegurarse de lo que está por decir…

-       Señoría – dijo el abogado – ¿puedo acercarme al estrado?
-       Adelante abogados, acérquense
-       Señoría, mi cliente quiere negociar…
-       ¿Negociar? – dijo el abogado acusador en un tono desesperado -  es simple, ¿es culpable o no? – dijo al abogado acusador
-       Calma abogado – pidió el juez – pero por favor explíquese señor, no entiendo que quiere negociar o por qué motivo, este es un caso de falsificación de documentos, ¿qué hay por negociar?
-       El señor Gonzalez tiene información de casos de lesa humanidad en su país natal, nombres, datos y detalles acerca matanzas ocurridas en aquel país.
-       ¡Eso no es más que un pretexto! – grito el abogado acusador – es un artilugio que busca frenar el proceso, su señoría le pido por favor desestime la petición por ser carente de pruebas
-       Es la última vez que le pido calma abogado – dijo en tono fuerte y directo el juez – probablemente tenga usted razón y sea solo un artilugio, como usted nombra, pero en caso sea cierto lo que dice esto es más grande que un simple caso de falsificación, ¿el acusado tiene pruebas?
-       Puede presentarlas en un lapso de unas semanas su señoría
-       Dejaremos el juicio en suspenso por una semana y el próximo miércoles quiero tener ante mí las pruebas, el acusado, ya que ha mostrado voluntad de cooperar, quedara con localizador en su pie para saber dónde se encuentra, se levanta la sesión.

Los allí presentes no alcanzaban a entender que estaba sucediendo, las miradas eran de suspenso e intriga, un caso de rutina que parecía no serlo más, el acusado mantenía su rostro inmóvil y su postura erguida, agradeció con su mirada al juez y se dispuso acompañar al guardia para la instalación del sensor con referencia geo satelital que habría de llevar en el tobillo los siguientes días.

En su mente se acumulaban multitud de pensamientos y preguntas, ¿habría su esposa seguido las instrucciones que él había dado?, ¿habría salido del país con destino a aquel lugar que siempre soñaron junto con sus hijas?, él se había asegurado de que todos los detalles del plan estuvieran cubiertos, pero aun dependía de que su amada esposa tuviera la decisión de ejecutarlo, con este espacio adicional que la jueza había otorgado le daba tiempo a ella a usar sus documentos nuevos y desligarse de lo que estaba por desatarse, no se perdonaría que por su culpa su familia se viera envuelta en esta ola de corrupción, muerte, dolor y manipulaciones mediáticas.

Por otro lado, analizaba el escenario que vendría, ¿estaría aún vigente el poder y la influencia que tenían sus antiguos jefes?, ¿podrían aun dirigir a su gusto y antojo al estado y ejercito?, ¿tendrían aun sus influencias para alcanzar objetivos aun fuera del país?, él sabía que la pelea que estaba por iniciar era de pesos pesados y no una simple escaramuza sin sentido.

-       Señor Gonzalez, ¿está usted claro de lo que va a iniciar? – pregunto su abogado.
-       Así es
-       Es mi deber, como su abogado, informarle de los riesgos en los que incurre…
-       Gracias, estoy claro.
-       ¿Puedo hacer una pregunta personal?
-       Adelante abogado, puede usted preguntar
-       ¿Que ganará usted con este caso?
-       Nada y todo
-       ¿Entonces que busca?
-       Justicia – dijo sintiendo el peso de la palabra en su espalda.

Dicho esto, se puso en pie y emprendió su camino hacia las afueras de aquel recinto, con su caminar lento pero firme, con el semblante de siempre, ese que ocultaba cualquier sentimiento, su mirada entrenada guardaba cada detalle en su memoria, no sabía cuándo le serviría, al llegar a la puerta giro sobre sus talones y dirigió su mirada al abogado que seguía desde lejos al señor Gonzalez con la mirada

-       Abogado, ¿puedo hacerle una pregunta personal?
-       … si…. Claro – dijo un poco nervioso el abogado –
-       ¿Tiene idea de lo que estamos por iniciar?
-       Sí, mi mente no para de imaginar el monstruo que estamos por despertar
-       ¿Qué gana usted con esto?
-       … nada – dijo el abogado entendiendo el juego –
-       ¿entonces porque lo hace?
-       Busco justicia
-       Excelente, es todo lo que quería saber, le recomiendo se prepare, despídase de su familia y prepárese para una guerra, si cambia de opinión y decide no ser mi abogado en este caso lo sabré entender.
-       No se preocupe, aquí estaré.
-       Gracias, hasta pronto.

Salió por aquella majestuosa puerta el señor Gonzalez, en realidad se apellidaba Cux pero había cambiado su apellido en aquellos papeles falsos con los que solicitó asilo, esos por los que ahora lo estaban juzgando, preparando su mente para lo que estaba por venir y dibujando en el espacio la estrategia que debería seguir, asegurando cada uno de los pasos a dar, era como estar en el campo de batalla, afinando una estrategia que asegure todos los puntos del proceso, aunque esta vez sería una batalla contra sus propios exjefes, esos que tanto odiaba y a quienes desde hace mucho quería enfrentar.


Subió a su taxi y emprendió el recorrido, esta vez no sería el camino a casa, había un agreste sendero por recorrer y lo mejor sería que nadie supiera su paradero, excepto aquellos que lo vigilaban electrónicamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nos encanta leer tus comentarios, por favor dinos que piensas

A sorbos

Sorbo a sorbo se va consumiendo el café de aquella mañana, día nublado de junio en el que el cielo parece informar que pronto dejará caer go...