viernes, 22 de agosto de 2014

Ella…

Ella tiene rostro y piel y pies, aunque no la quieran ver ella existe, algunas veces ella misma duda de su existencia, de no ser por el ruido de tripas por el hambre diría que nadie la escucha, ella sobrevive y no entiende porque, ella despierta entre inmundicia y necesidad, crece entre carencias y hambre, ella deambula vulnerable y sin esperar ya nada de la vida, pues no le ha dada mucho, ve los letreros resplandecientes y brillantes con emoción, no sabe que dicen pues tampoco fue a la escuela, eso no era prioridad, ella quería ir pero había que trabajar si se quería comer, ella sabe lo que significan algunos dibujos, recuerda lo que le han dicho que significa.

Su ternura se ve en su tímida y temblorosa sonrisa, esa que se esconde tras su mirada temerosa, su pelo alborotado y su rostro bajo, como quien busca esconder, con vergüenza, que en su ser aún queda algo intacto, la ilusión de la niña, la fantasía de la infante, los sueños de la joven, no se sabe cómo han sobrevivido a esa vida pero allí están, listos para emerger en cualquier momento, inspirados por una sonrisa, una palabra, una pelota, un simple gesto de amabilidad que tan pocas veces ha visto en su existencia, allí esta su alma noble, esperando un rayo de esperanza, una oportunidad, una mano que se extienda sin esperar nada a cambio.

Ella camina en círculos, su pie está atado a un cumulo de obstáculos en el centro del círculo, varios nombres tienen aquellos objetos, miseria es uno, racismo el otro, machismo es uno más, populismo también le dicen,  indiferencia es uno de los peores.  Está condenada a dar vueltas pues aquí no se la deja crecer, eso le da miedo a quienes se han adueñado del país, educarla es muy arriesgado, alimentarla es casi un suicidio para ellos, dejar que piense y se exprese, impensable.

Ella es la mayoría, aunque no la quieran ver, ella sueña, aunque no la dejen, ella lucha, aunque la golpeen, ella se supera, aunque la maten, ella busca salir de aquel círculo, pero algunos luchan por regresarla allí, allí donde no amenaza, allí donde su voto cuenta y si pasa hambre la puede manipular, allí donde sin estudio cree lo que le dice el populista aprovechado, allí donde el miedo no le deja decir lo que no quiere, menos aun lo que quiere, allí está mejor, allí puede ser ignorada, es mayoría pero no se ve, es mayoría pero no se habla, es mayoría pero no se le atiende, es mayoría pero está sola, es mayoría y no se le respeta, es mayoría, mi pobre niña es mayoría, y de muy poco le sirve.

La niña es vieja ya, y ve que de su vientre broto vida en abundancia, allí están hijos y nietos, todos como ella, dando vueltas en el círculo, ese que es seguro para quienes defienden lo indefendible, quienes ocultan lo inocultable, para quienes no quieren aceptar que las diferencias son nuestra riqueza y que la inclusión es el camino para todos. Allí esta ella, caminando con el cuerpo adolorido, escuchando crujir sus huesos por el trabajo de los año, con la piel rajada y en sus manos las marcas del trabajo del campo, esas manos que ahora mismo desgranan maíz mientras en la radio escucha al nuevo político que les ofrece “algo” a cambio del voto, sonríe con desdén y con la mirada triste, cuántos de esos han pasado y ella sigue allí, abandonada.

Ya está cansada de intentar salir, se resignó a su círculo de olvido, tal vez los ahora niños puedan salir, tal vez ellos si lo logren, tal vez ellos si puedan, tal vez a ellos si les tiendan la mano y no los ignoren, tal vez a ellos no los golpeen cuando quieran hablar ni los agredan cuando quieran pensar, tal vez, solo tal vez, ellos logren salir del círculo que lleva quinientos años ya.

En su mirada aún se ve una sombra de la niña, la mirada sigue temerosa, la sonrisa escondida, la inocencia hace mucho se fue, el dolor es parte del diario vivir, ya nada cambiara, ella es mayoría, pero eso de poco le sirve…

Ella es nuestro país, ella es Guatemala, ella somos todos, ella solo necesita una mano para salir de allí y dar todo su ser y generar valor para todos, ella quiere y puede, ella puede aportar, ella puede enseñar y aprender, ella sabe y puede, no pide que la empujen, solo pide que no la limiten más, ella tiene derecho a ser, a existir, a vivir, a no ser usada, a ser incluida, a tener las mismas oportunidades,

Ella somos todos, hagamos entonces la diferencia y rescatemos la sonrisa tierna, la mirada inocente y el corazón vibrante que está dispuesto a vivir, igual que el resto.

Ella es Guatemala, queremos que Guatemala cambie, cambiemos todos y abramos espacio para que ese círculo que tanto limita desaparezca y nos permita trazar caminos de esperanza, de verdad, de desarrollo, de integración, de libertad, de paz y de inclusión.

Ella sigue llorando, mas no llora pues no existe,
Ella sigue escondida,
Ella sigue callada
Ella sigue sin ser, ella es solo un voto y nada más.


Ella existe cada cuatro años, como el año bisiesto, aparece un día y se va, solo deja su marca en una papeleta y vuelve a desaparecer, triste la vida de ella, que es, pero no es.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Como este, pocos.

Que dolor más cabrón el que se siente cuando eventos del diario vivir no hacen más que recordarnos la frustración latente de existir en un lugar que poco a poco se va al infierno, donde las muertes son comunes, donde se juzga al caído y se le busca explicación a su muerte basándonos en bizarros juicios adornados con hirientes comentarios, donde la venganza (no se sabe de o contra que o quien) es la razón de existir de muchos seres, donde se ve con placer la muerte de alguien que no cabe en los putrefactos e hipócritas estándares sociales, donde la población, cansada de tantos sinsabores, se ha vuelto, sin darse cuenta, en eso mismo que acusa y señala, de victimas a victimarios, de juzgados a jueces, de huérfanos, viudos y viudas en asesinos, por lo menos de pensamiento.

Se trata cada día de ir haciendo camino, pero ver como de alguien caído se hacen eco y dicen que murió porque “de plano en algo andaba metido”,  “ese tenia cara de marero, a esos hay que matarlos a todos”, “es que tenía tatuajes usted, esa gente saber en que anda”, calificaciones que son suficientes para justificar asesinatos, agresiones, violaciones, etc. Que dolor más intenso se siente en realidad, ver segados por la injusticia los ojos de los justos, ver almas buenas corroyéndose por la ira y la indignación, perdiéndose en el laberinto estéril de la victimización sin acción alguna, por lo menos acción interna.

Duele hasta el alma, por no decir que me duele hasta la mierda, ver cómo somos una sociedad barbárica que se ha dejado vencer por la realidad, aplastando sueños propios y ajenos, degollando ideas, asesinando ideales, sobreviviendo a la vida en la búsqueda de culpables, arañando existencias anteriores y aun pensando, como si la realidad no hubiera sido lo suficientemente clara, que con represión esto se arregla, que con más muerte se acaba la muerte, que con más ira se acaba el odio, o, como dice el refrán, pensando aún que, tomándonos nosotros el veneno, será otro quien muera.

Simplemente hay días que duele demasiado palpar esta tragicomedia, y duele aún más estar metidos en el medio de todo este caos y poco, muy poco, es lo que podemos hacer para cambiar esto en un futuro cercano. Puedo entender las razones de quienes piensan como piensan, no es de juzgarlos el tema, es simplemente que duele que hayamos dejado que la realidad los arrincone a tal extremo que lo antes señalado como brutal, ahora es justificable si es dirigido a alguien que “parece sospechosos de algo”


Que dolor más cabrón el que siento hoy, discúlpenme por este desahogo…

lunes, 4 de agosto de 2014

Congelando el tiempo

Aparecí sin saberlo en la máquina del tiempo, un lugar que se quedó estacionado en el ayer, donde las cosas quedaron encerradas en un ciclo repetitivo que no va a ningún lugar, en donde las cosas pasan un día tras otro sin cambio alguno, donde las personas, cual autómatas, apachan botones, sonríen como parte del proceso, saludan sin saludar, ven sin observar, caminan sin andar y sobreviven, de vivir ya se olvidaron.

Fue como dejar un lugar hace muchos años, y al volver, encontrar exactamente lo mismo, las mismas personas un poco menos jóvenes y más canadas, repitiendo la misma frase que hace 15 años decían a quien había solicitado su asistencia presionando el botón de llamada del ascensor

-          ¿a cuál nivel?

Repetían esa frase una y otra vez, aun cuando en el 90% de los casos ya sabían a cuál nivel, lo presionaban automáticamente y sin esperar respuesta a su pregunta, escalando y descendiendo los 18 niveles y 3 sótanos de aquel recinto, viendo tras los cristales de aquella habitación móvil como la vida pasa y se mueve allá afuera, como las personas van y vienen, allá afuera, como los inquilinos de aquel lugar cambian, allá afuera, como las personas las recuerda y los olvidan, allá afuera.

Vi personajes que llevan su pasado como lastre, como peso que les duele llevar pues les recuerda los sueños que cayeron al suelo y se destrozaron, los planes que murieron de inanición, de las aventuras muertas por la rutina, los amores que no fueron, las expectativas que no se llenaron, las ilusiones que no fueron y el tiempo que paso, inadvertidamente, la vida que se fue, sin posibilidad de detenerla, las vivencias que llegaron gracias a los pasajeros momentáneos que algo les contaron.

Allí estaba aquel que soñaba con ser fisico-culturista, que saltaba cuerda en el ascensor mientras no había pasajeros, comiendo de las más variadas dietas de generación de musculo, ocupando cada momento libre de su día en el gimnasio, esa era su puerta de salvación, algún día sería como aquel que salía en las revistas del país del norte, que gracias a su masa muscular conseguiría fama y fortuna, allí seguía el, ya no salta cuerda, ya no va al gimnasio, ya no ve revistas, sonríe con nostalgia al recordar aquellos días, en su mente guardan el recuerdo de cuando, hace 15 años, compartíamos 2 minutos todas las mañanas y las tardes, en el trayecto de ida o venida, sonríe y extiende su mano para saludar, me bajo y el sigue su rutina, generar el sustento para comer es más importante que soñar.

Vi también a quien en sus noches trataba de estudiar y finalizar sus estudios de educación primaria, contaba como en 1 año empezaría la secundaria, soñaba como al finalizar la primaria invertiría todos sus esfuerzos en hacer la secundaria por madurez en la escuela nocturna, de forma que pudiera ingresar a la universidad y labrar un gran futuro,

-          ¿Qué paso? – le pregunte.

Un bebe llego al mundo, más que conocimiento necesitábamos dinero, acepte otro trabajo por la noche, la secundaria tuvo que esperar, tenía idea que en un par de años podría retomarla, pero llego otro bebe, mi madre se enfermó, y un amplio resto de etcéteras, espera nuestro amigo retomar sus estudios el próximo año pues ya sus hijos están grandes, ya puede dedicarse de nuevo a estudiar, para darle el ejemplo a sus hijos, pero habrá que ver si todavía puedo estudiar, cierra la charla, llegamos al sótano, nos despedimos.

Encontré aquel lugar detenido en el tiempo, congelado en un ayer que circula y recircula en el mismo día, en la rutina, apagando de a poco los espíritus, y dentro de mi surge la pregunta, hace 15 años de aquellos días, en un parpadeo fluyó el tiempo y no da tregua, que he hecho yo en esos 15 años, como se movió mi ser, ¿seguirán volando mis sueños?, ¿seguirá riendo mi niño interno?, ¿seguiré buscando la aventura de la vida?, o será que yo estoy, al igual que mis amigos ascensoristas, encerrado en un recinto con vista hacia afuera, olvidándose del adentro y dejando ir el tiempo, ¿será que aquel recinto es un hecho aislado o bien una muestra de un país paralizado?, ¿será que ya dejamos de soñar y matamos de a poco nuestras ilusiones?

Mientras tanto la vida sigue, y en aquel lugar, la vida no pasa, solo se muere sin vivir, se sobrevive por inercia, se languidece con tristeza, se está muerto pero aun sin saberlo.


¿Qué ha sido de tu vida en los últimos 15 años?, ¿has vivido? O, como nuestros amigos, ¿estás en un ascensor viendo pasar la vida y sus pasajeros?

A sorbos

Sorbo a sorbo se va consumiendo el café de aquella mañana, día nublado de junio en el que el cielo parece informar que pronto dejará caer go...