Hace algunos días tuve la
oportunidad de asistir, en premier, a un evento teatral de magnitud sin igual, grandes
estrellas se harían presentes en aquella duela, las tablas del recinto crujirían
al tener sobre ellas el peso del talento que a pasos firmes mostraría sus
encantos. La gala era de una magnitud sin
igual, damas perfectamente arregladas desfilaban en la entrada de aquel palacio
convertido en teatro, los caballeros hacían gala de su elegancia a cada paso,
todos llenos de entusiasmo, al igual que yo, encaminándose a sus asientos y preparándose
para disfrutar la presentación.
En mi lugar como invitado de
honor, me regocijaba en el tiempo de espera, sintiendo lo importante de mi
presencia, no es egocentrismo, no se confundan, pero es que haber sido invitado
con honores a tan magno evento no hacía más que llenar mi ser de orgullo, de emoción
y de tantas otras emociones casi indescriptibles, en el fondo sonó la tercera
llamada, las luces lentamente iniciaron su proceso de bajar la intensidad, el
murmullo se hizo silencio, el teatro quedo a obscuras, las mentes se abrieron
para recibir la puesta en escena.
Una pantalla gigante se
iluminó de tonos azules y mostraba a nuestro bello planeta desde una distancia
respetable, una voz ronca y profunda inicio la narración de la cosmovisión de
una cultura ancestral, una cultura única que, aun cuando hace siglos dejo de
existir, aun hoy se estudia su cultura, su ciencia, su religión, sus ciudades
antiguas y se descubre con orgullo el legado que nos dejaron a nosotros los
guatemaltecos, ¡orgullosos descendientes de los Mayas!
Después de aquella breve
narrativa se ilumino el escenario principal, aparecieron en escena los actores,
llenos de vida y sonrisas, llenos de energía y vitalidad, mostrando a los
presentes, con danzas, canciones y representaciones, lo grande de nuestros
ancestros, lo importante de sus mensajes, lo trascendental del respeto a la
madre tierra y por sobre todo, lo importante de sentirnos orgulloso, y trabajar
por un mejor futuro, en esta tierra en la que tuvimos el privilegio de nacer,
la bella Guatemala
Como todos los demás espectadores,
quienes también eran invitados de honor, cada uno invitado por su artista
preferido, mi artista preferido estaba disfrazado de pez amarillo, aunque para
ser sinceros cuando vi el traje creí que estaba disfrazado de pollo y que se había
puesto al revés el sombrero, claro eso no lo exprese, y estaba en la parte de
la obra en la que se mostraba el respeto y balance que los mayas daban a la
fauna marina, justo allí pensé… un pollo nadador que llena de vida los océanos…
eso si es mitología y no las fumadas de los griegos J
Aparte del acto lleno de
colores y niños actuando en todo su esplendor, hubo un momento que me robo el corazón,
mi pollo marino, o calamar amarillo, o pues… mi actor preferido, mi adorado
hijo, en su presentación, mientras exponía sus dotes de bailarín, comediante y
actor, sufrió un percance, su pie se enredó con una manta que estaba en el
suelo, esta manda propicio un resbalón al estar sobre madera y ¡JUAZ! Que se va
de nalgas mi pobre bebe, se fue mi respiración por un instante, mi corazón paro
de latir, la sangre se me quito del rostro, no sabía cómo reaccionaría el
segundo pareció una eternidad… pero mi sorpresa fue magnifica, en su rostro se dibujó
una sonrisa, automáticamente hizo el primer intento de ponerse de pie (requirió
tres intentos, entre el traje de pollo y la manta en el piso no había mucha
ayuda) retomo su papel, y disfruto cada momento que estuvo en el escenario.
Quiero soñar que así será mi
hijo en su vida, disfrutando cada momento, sonriéndole a la vida, tomando con
actitud los tropezones, levantándose sin importar el número de intentos que
sean necesarios y, al hacerlo, seguir disfrutando de cada acto, haciendo lo que
le gusta y compartiendo con los demás su alegría, este es el regalo más grande
que pude tener, desde mi lugar de honor, en la presentación de mi hijo, en su
clausura de Kinder y gracias a un resbalón fortuito ¡Gracias Campeón!
¿Que si estoy orgulloso de mi campeón?
¡POR SUPUESTO QUE SI!