lunes, 22 de julio de 2013

Cuidado con lo que pides…

Hace ya más de cinco años de la llegada de nuestro hijo a este mundo, desde el momento de su llegada ha llenado de luz nuestras vidas y de alegría cada momento de nuestra existencia, ha sido ese Angel que nos muestra cada día lo trascendental de la vida, lo profundo de la existencia y lo importante de nuestro ejemplo hacia él, ese proceso de llenarlo de amor y guiar su camino mientras toma nuestras manos.

En este proceso de ensueño, belleza, profundidad, amor y cosas bellas, hay que agregarle algunos retos importantes, oportunidades dirían los japoneses, para que en sus pasos de crecimiento vaya tomando poco a poco sus responsabilidades.  Uno de estos retos, y que literalmente me ha quitado el sueño en los últimos 5 años, es el reto de apoyarlo en el proceso de dormir en su habitación.

Los intentos para lograr este objetivo han sido innumerables, y han sido realizados en el transcurso de los cinco años de edad de mi campeón, abajo cito algunos para que tengan en mente lo que hemos hecho en afán de ayudar a su crecimiento y de mejorar nuestras horas de sueño, las cuales son interrumpidas por sus constantes piecitos congelados en los lugares más sensibles de mi cuerpo, sus manotazos directo a mi ojo en el medio de sus sueños, su constante destapar y tapar, sus solicitudes a deshoras de la madrugada de algún alimento, etc., etc.

Algunos de los intentos fueron los siguientes

1.       Mi madre nos obsequió un precioso juego de habitación, con todos los detalles para que el bebe pudiera sentirse cómodo y seguro, siguió durmiendo en nuestra habitación.
2.       Pensamos que podría ser el tipo de ventaneria, pues podría colarse el frio por las noches, decidimos cambiar las ventanas, siguió durmiendo en nuestra habitación
3.       Tal vez sería la cortina, que algo de luz dejaba pasar, cortina cambiada… mismo tema
4.       Tal vez sería la decoración….
5.       Tal vez serían las sombras
6.       Tal vez ahora había muy poca luz
7.       Tal vez un cuento antes de dormir…

Cinco años después nos encontramos ante el dilema de que hacer para que el príncipe pase a su santo recinto y nosotros pudiéramos finalmente pegar los ojos por la noche y despertar nuevamente llenos de energía, para dormir plácidamente durante más de siete horas continuas y nuevamente ir normalizando el ciclo de sueño y por ende todos los beneficios que esto trae.

El sábado recién pasado conversamos con el campeón y preguntamos que necesitaba para poder dormir en su habitación, sorpresivamente esta vez la respuesta fue directa y sincera, papi yo lo que quiero es una lámpara que ilumine mi cuarto por las noches de forma que yo duerma tranquilo, accedimos a la solicitud e hicimos un trato, mañana tendría su lámpara y el seleccionaría la que quisiera y por ende ya quedaría a dormir en su habitación, ¡todo sonaba perfecto!

Al día siguiente nos dispusimos a ir por la lámpara, selecciono una muy bella que tenía por motivo varias pelotas de deportes, pasamos a comprar una bombilla y seleccionamos una de muy baja intensidad y de color azul para que jugara con la decoración de su habitación.

El proceso inicio a las nueve de la noche, el campeón se despidió de su mami y yo me dirigí junto a él a su habitación, eligió un libro de cuentos para ser leído esa noche, lo leí tranquilamente y lo disfrutamos como siempre hacíamos, después de terminar el libro, lo arrope en su cama, rezamos para agradecer todo lo recibido aquel día, tiernamente le di un beso de buenas noches y me retire de su habitación cruzando los dedos porque lograra conciliar el sueño.

Al llegar a mi habitación mi esposa estaba tan preocupada como yo, no sabíamos si  el príncipe dormiría bien, si tendría frio, si necesitaría algo, después de 15 minutos no pudimos más y fuimos a ver su habitación, estaba dormido profundamente, 15 minutos después volvimos a ir, 1 hora mas tarde revisamos de nuevo, 30 minutos después lo hicimos de nuevo y así hasta que el sol empezó a aparecer en el horizonte.

Al final de la noche el campeón amaneció por primera vez en su habitación, durmió como piedra, no se despertó ninguna vez, la lámpara cumplió su cometido y el cumplió como caballerito el trato que hizo, una razón más para sentirme orgulloso de mi campeón.

Lo aprensivos padres amanecimos más desvelados que de costumbre, ojos rojos y parpados inflamados, el corazón feliz del logro y al mismo tiempo extrañando al bello durmiente de pies fríos y manos pesadas, espero esta noche logremos conciliar el sueño de lo contrario tendremos que comprar una lámpara para nosotros y traer de vuelta al príncipe para que nos cuide el sueño durante la noche

¿Será que era él quien necesitaba la lámpara?... ¿Qué piensan?

Cuidado con lo que pides, puede hacerse realidad… 


¡FELICIDADES CAMPEÓN!


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