lunes, 5 de noviembre de 2012

Ya casi viejo, ya casi


Ya casi viejo, ya casi dejas ir el último suspiro y sueltas tus brazos de aquello que tanto amaste, de aquello que con tanta pasión defendiste, de aquello que con toda el alma viviste, porque hay que aceptar que viviste la vida como la canción de Frank Sinatra, según tus reglas, según tu gusto y según tu filosofía, hubo heridos en el camino, claro que los hubo, pero nadie podrá decir que alguna vez te quedaste con las ganas de vivir a tu antojo y marcando tu propio camino.

Y es que es en estos momentos, en que te veo frágil y cansado, cuando las arrugas surcan tu rostro y tus escasas canas llenan tu cabeza, que se llena mi mente de recuerdos y momentos de un abuelo amoroso, estricto y querendón, que inculco disciplina, que enseño de responsabilidad y que entre burdos juegos y toscas caricias mostro su niño interno, ese que nadie cuido en tus años mozos y que tanto dolor ha traído a tu alma el resto de tu vida, ese niño interno que hacia salir de aquel hombre canado y mal humorado al más tierno de los abuelos.

Ya casi viejo, ya casi te liberas de ese cuerpo añejo y problemático que tantos achaques carga en su haber, en poco tiempo veras elevarse tu alma y dejaras caer todas tus pesadas cargas, sentirás de nuevo la vida correr en ti y con la sonrisa sabía que da el tiempo podrás sentirte satisfecho de haber evolucionado y aprendido, además de haber enseñado, fue la vida la que con sus golpes y tirones te enseño eso que no tuviste la oportunidad de aprender en tu infancia con amor y caricias, pues no hubo quien te cuidara con cariño y esmero, el camino fue más largo y tortuoso para ti, pero finalmente conseguiste el objetivo y estás listo para el siguiente nivel.

Son incontables los momentos, mi querido viejo, en que reímos juntos y disfrutamos las cosas simples de la vida, ¿recuerdas cuando contemplábamos el camino que nos conducía a La Antigua?, cuando a ritmo de la marimba y compartiendo risas veíamos cada detalle, manejabas sin prisas, escuchando como en el radio del carro anunciaban la siguiente melodía y me contabas la historia de aquella canción, mitad datos históricos mitad historia con tus matices personales.

Ya casi viejo, ya casi descansaras y podrás ir de nuevo a todos aquellos lugares que tanto te gustan, Xela, San Antonio, La Antigua, el Puerto y el mundo, cometiste errores y fueron muchos he de decir, muchos más del promedio la verdad, pero quien es el mundo para juzgarte, quien es el mundo para señalarte, si es solo tu vida la que da razones de tu actuar y es únicamente tu historia la que demuestra los porqué de tu sentir, es allí donde encontramos las razones de esa mirada triste que se escondía tras tu amplia sonrisa y los vapores del alcohol, esa mirada que solo era cambiada por un brillo de felicidad cuando te convertías en el Santa Claus de todos los niños a tu alrededor, tal vez en esos momentos llenabas aquel vacío que tanto te marco y hasta este día empiezo a entender.

Recuerdo con claridad la variedad de personajes y de historias que aderezaban tus relatos, fueron muchos los famosos que pasaron junto a ti y te brindaron su amistad, por decir lo menos, artistas, diplomáticos, presidentes, dictadores, escritores y demás seres importantes de tu tiempo, jamás sabré hasta donde llegaba la realidad y donde iniciaba la fantasía, pero has de saber que fueron tus historias la inspiración de muchos cuentos y tu vida el ejemplo de libertad más puro que mis ojos han podido ver, un alma libre e incomprendida la tuya, que repartía amor a quien lo quisiera en sus años locos, años que se extendieron hasta hace poco tiempo.

Ya casi viejo, ya casi cerraras los ojos por última vez, no temas, no te preocupes, lo que habías de hacer aquí ya lo hiciste, así que cuando el momento llegue emprende el camino sin temor y sin preocupaciones, vete sonriente de que tu descendencia aprendió lo que debía y sabremos seguir nuestro camino, recordando nuestras aventuras, comentando tus locuras, extrañando tus detalles, amando tus recuerdos.

Que otro nieto puede contarle a su hijo de las aventuras que vivió con su abuelo, en una cantina en San Felipe, esa que estaba junto a la iglesia del pueblo y en donde nos reíamos sin parar, tu tomando tu octavo con botana de revolcado y yo comiendo mis piloyes con tortilla mientras éramos el centro de atención de todos los comensales, quienes veían a un niño fuera de lugar en aquel lugar, sin saber que éramos dos los niños los que compartíamos en aquel momento, simplemente uno de los dos había crecido y trataba de olvidar volviéndose niño otra vez, tiempos aquellos en que la chirimilla endulzaba el ambiente, la marimba cálidamente abrazaba el lugar en el que un abuelo y su nieto compartían como iguales.

Ya casi viejo, ya casi te me vas para vivir únicamente el espacio de mi recuerdo, y aunque no puedo decir que todo fue color de rosa y tuvimos diferencias intensas, tuvimos palabras duras el uno para el otro y momentos de distancia muy marcados, el tiempo me enseño a entender que parte del problema fue mi inmadurez y la otra parte serás tu quien la identifique, pero esto poco importa ya y en nada afecta mi sentir hacia ese hombre que en la dureza de su existencia supo encontrar un momento especial para compartir conmigo y mostrarme la belleza de la vida, con una óptica totalmente diferente.

Ya casi viejo, toma mi mano y guía mis pasos con tu sabiduría, recibe mis abrazos y agradecimientos, pero sobre todo déjame decirte que fuiste el mejor abuelo que pudiste haber sido y te lo agradezco

Ya casi viejo, ya casi…

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