lunes, 16 de julio de 2012

CAPITULO XXXVII


Poco a poco fueron apareciendo las pruebas en pantalla, uno a uno fueron apareciendo los documentos sobre la mesa, mientras la conferencia avanzaba  mi intuición me mostraba hacia donde se dirigía la misma, en el fondo de mi espíritu aún mantenía la esperanza de estar equivocado y que mis instintos estaban equivocados, guardaba la idea de que esta vez sí serían los hechos y los factores los que llevarían a los malhechores a afrontar las consecuencias de sus actos, que la historia del sacerdote no se repetiría, que esta vez las pesquisas y la tecnología ayudarían, que esta vez sería diferente.

El doctor encargado del ente investigador fue mostrando las pruebas, de carácter irrefutable decía el, poco a poco fue guiando a la audiencia por un laberinto maléfico y obscuro, una maraña de corrupción y conspiraciones, una serie de pruebas dudosas y dudas definitorias, paso a paso nos fue contando lo que una mente deprimida es capaz de hacer cuando no tiene más esperanza, como insinuando algo que descubriríamos al final de la conferencia.

Empezó contándonos la historia de una persona inestable emocionalmente y abatido por la reciente perdida de su ser amado, el abogado, nos contaba como el ahora fallecido tenía una relación amorosa con una mujer que lo había aceptado después de su difícil proceso de divorcio y con quien había creado un nuevo lazo amoroso, un vínculo inquebrantable, un punto de apoyo en su nueva vida.

El padre de aquella mujer era un empresario guatemalteco con mucho dinero, un hombre próspero y generoso que había hecho su fortuna a base de trabajo tesonero, esfuerzo personal, disciplina y constancia, un ejemplo a seguir en la sociedad, comprometido con el país que le abrió las puertas cuando él lo necesito e intachable en su conducta personal, un ser ejemplar en toda la extensión de la palabra.

Este hombre ejemplar y su hija, la mujer amada del abogado, habían sido asesinados cruelmente en una de las principales arterias de la ciudad de Guatemala, fue uno más de tantos asesinatos a sangre fría que se cometían a cualquier hora en aquella tierra que me vio crecer, uno más de aquellos asesinatos que muchas veces eran atribuidos a la delincuencia común, a la pobreza, al narcotráfico o simplemente a la mala suerte de transitar en el lugar equivocado y en el momento más inoportuno.

El abogado, lastimado en lo más profundo de su ser, al verse perdido en la soledad y despojado de aquel ser que daba sentido a sus días, empieza una frenética investigación para dar con los responsables de tan deleznable hecho. Poco a poco, con la fuerza que solo la tristeza puede alimentar, va descubriendo sospechosos vínculos, no conocidos hasta este momento por él.

El empresario había sido llamado para apoyar una entidad del estado, el gobierno de turno le había pedido hacer que la entidad recuperara su prestigio, le habían vendido la idea de que sería él la persona especial que podría hacer cambios profundos y ayudar al país en el proceso del desarrollo y el progreso.

El empresario acepto lleno de patriotismo y felicidad por poder devolver un poco de lo mucho que había recibido en su vida, pero poco duro la felicidad, pues en uno de los primeros días al frente de aquella institución le solicitaron firmar documentos legales que darían beneficios ilegales a los allegados a la cúpula gubernamental, que no los leyera le dijeron, que solo los firmara y que ellos no lo molestarían, cosa a la que por supuesto se negó y entendió que lo que quería el gobierno era usarlo como escudo de protección para ellos seguir con su corrupta red de robo, manejo de influencias y beneficios personales.

El empresario se retiró sin firmar ningún documento, pero ahora era una amenaza para el corrupto sistema, sabía mucho del proyecto de robo continuado y el gobierno no habían logrado incriminarlo en nada, fue entonces cuando iniciaron las amenazas como último recurso para lograr su silencio, según comentaba el abogado a sus allegados comentándoles de los descubrimientos realizados, fue entonces, cuando el empresario se dirigía a su casa para almorzar, como rutinariamente lo hacía, que fue emboscado, acribillado a balazos en su propio vehículo y por casualidad, mala suerte o alguna razón desconocida, su hija y mano derecha viajaba esta vez con él y sufrió el mismo destino, ambos fallecieron en el lugar, abatidos cruelmente, ante la mirada impotente de los ciudadanos, un plan se había llevado a cabo para cubrir los rastros de corrupción que el empresario había descubierto, concluía el análisis que el abogado había realizado.

El abogado al encontrar estas documentaciones y pruebas, las presento al ministerio público para que iniciaran la búsqueda de responsables, pero como pasa con el 99% de los casos fue simplemente engavetado, por más que el solicito por todos los medios posibles que el caso fuera seguido nadie dio respuesta y algún fiscal tuvo la idea de decir que las evidencias no eran suficientes, que eran especulaciones, que eran locuras y simplemente ignoro el expediente, sin siquiera hacer una superficial revisión.

Todo lo anterior lo contaba en televisión el doctor aquel, ante la mirada atenta de todo un país que esperaba la respuesta al caso que había abierto viejas heridas en la población, aquel día no hubo programas diferentes, todo aquel que amaba leventemente a su país, viviera o no en Guatemala, veía atentamente el relato de los hechos, tratando de imaginar lo sucedido, haciendo juicios propios, pidiendo justicia.

Según el ente investigador, fue esa frustración de no haber encontrado justicia por la muerte de su amada la que lo motivo a tramar un plan maquiavélico propio de novelas de misterio, un plan que pondría en jaque al gobierno, un plan que desenmascararía las cúpulas corruptas y sus tentáculos en la realidad nacional, fue esa mente enferma de tristeza y amargura, según los investigadores, la que elaboraría un detallado plan que ejecutaría a la perfección.

Según relataba el jefe de los investigadores, al abogado lo canso la impunidad y decidió crear un caso que pudiera ser resuelto y que fácilmente llevara a la ciudadanía a pensar que el gobierno era el principal responsable de aquel asesinato de su amada y del nuevo que estaba por suceder, necesitaba una víctima y sabía perfectamente quien podría ser.

Primero contacto a unos primos suyos solicitándoles ayuda para saldar cuentas con un tipo que le debía dinero y que no le quería pagar, pregunto si ese contacto que ellos tenían sería capaz de llevar al límite el cobro de las deudas, ellos respondieron que por una suma adecuada lo más probable era que si pudiera llegar a matar al deudor, si así se lo solicitaba el abogado.

Los días siguientes fueron una obra teatral, en la que el abogado contaba a personajes claves de aquella deuda, compro un celular prepago para tener contacto con los sicarios, de forma que no supieran nunca su teléfono verdadero, contacto con ellos  el jueves y afino los detalles del acontecimiento, después de muchos intentos el deudor finalmente no había querido pagarle y entonces él estaba decidido, según le dijo a los asesinos a sueldo, pidió a los sicarios que el domingo mataran al personaje en cuestión, el abogado sabía que el deudor salía los domingos a ejercitarse en bicicleta en una de las zonas más exclusivas de la ciudad, el abogado estaría vigilando y al ver salir al personaje en bicicleta llamaría a los sicarios para darles los detalles de la víctima, vestuario, localización, etc. para que procedieran con lo acordado, todos estuvieron de acuerdo y fue así como se cerró la conversación.

El día siguiente, viernes, el abogado visito a un amigo suyo de mucha confianza y le dijo que necesitaba su oficina y sus cámaras para grabar un video, pero necesitaba hacerlo en privado ya que era algo confidencial y no quería involucrarlo en algo peligroso, le comento únicamente que se sentía amenazado pues había presionado mucho porque el caso del asesinato de su amada fuera tomado por los fiscales pero que no lo consiguió y únicamente logro que la elite de corrupción prestaran atención en él y que lo tuvieran en la mira pues sabía demasiado, después de esta breve charla se quedó en la soledad de la oficina, grabo el video, lo guardo en un disco compacto e hizo varias copias.

Agradeció a su amigo, salió de aquel lugar cargando las varias copias de discos y se dirigió a la casa de otro amigo cercano, a quien le contó la historia de cómo se sentía amenazado por el gobierno, que se había dado cuenta que lo estaban siguiendo y que por favor le pedía que si algún día era asesinado repartiera esos discos, que estaban sellados, a los presentes en su funeral, que lo publicara en las redes sociales y que enviara unas copias a los principales medios de comunicación del país.  La solicitud le pareció algo extraña al amigo, pero acepto sin preguntar, abrazo a su amigo y le deseo suerte, le pidió precaución y lo despidió con la sensación de que algo raro estaba por suceder.

Mientras todo esto era narrado, se presentaban pruebas de rastreo de llamadas telefónicas, recibos de parqueos de vehículos, videos de seguridad de gasolineras y establecimientos privados,  como serie de televisión estadounidense, presentaban pruebas, evidencias, conjeturas, hipótesis, teorías y validaciones, opiniones de expertos, detalles que parecían imperceptibles al ojo no calificado, realmente era un despliegue de tecnología y un cumulo de expectativa la que teníamos todos los televidentes para entender aquella historia tan dramática.

El día llego, el domingo a las 6:30 de la mañana el abogado contacto al jefe de los sicarios le indico que el deudor, que pronto saldaría sus deudas, conducía una bicicleta de montaña, vestía un traje deportivo color negro con rojo y que se encaminaba a la avenida de Las Américas, dicho esto la comunicación se cortó, lo ejecutores tenían la información que necesitaban y a esa hora de la mañana sería fácil la huida.

Los sicarios se encaminaron al lugar en tres vehículos diferentes, para poder usar la mejor alternativa que tuvieran, para sorpresa de todos, el hombre estaba sentado en el arriate del centro de la avenida antes mencionada, viendo al horizonte con la mirada perdida, la bicicleta estaba recostada al lado.

Para los victimarios esto facilitaba el trabajo, uno de ellos se acercó por la espalda del deudor, lentamente observo si habían testigos y tres detonaciones marcaron la despedida del supuesto deudor, quien quedó tendido en aquel lugar, los sicarios emprendieron la huida y cuando se sintieron seguros llamaron para reportar que el trabajo estaba finalizado, pero esta vez nadie respondió el teléfono, el abogado estaba muerto, había pagado por que lo mataran a el mismo, según los investigadores.

Días mas tarde, en el funeral del abogado se distribuiría aquel video que le dio la vuelta al mundo, donde el mismo abogado responsabilizaba de su muerte al gobierno y decía tener pruebas que respaldaban su denuncia, en la cual mostraba como su amada y su ejemplar padre habían sido asesinados por el gobierno y que por él saber toda esa información había corrido con la misma suerte, todo lo anterior orquestado por el mismo gobierno central de la nación, el presidente, su esposa y el secretario privado de la presidencia.
Como novela colombiana de narcotraficantes, la conclusión del ente investigador era que el abogado había realizado todo este movimiento para desacreditar al gobierno y sentar bases para poder enjuiciarlos, según la investigación el mismo abogado, desequilibrado por la depresión y la impotencia de  haber perdido a su amada, trazo un plan para sacrificar su propia vida en aras de mover los cimientos del populista gobierno de turno.

No había palabras en mi ser para comentar aquello, no sabía que pensar, no sabía que creer, como saber si las evidencias eran reales, como saber que las evidencias no estaban manipuladas, como saber que el ente investigador no había cedido al poder gubernamental, como absorber la idea de que alguien planea su propio asesinato con el único fin de desestabilizar el gobierno, como meses atrás mencionara irresponsablemente el gobernante, quien ahora parecía tener razón.

Después de horas de conferencia mi estupor no desaparecía, mis dudas permanecían y la sensación de que en mi dulce terruño cualquier veredicto se puede comprar, con los contactos o el dinero suficiente, se apoderaba de mi

Una herida más, una duda más, un capítulo más que permanecerá abierto en mi mente, la historia de aquel lugar que aun en mis sueños extraño, no ha cambiado con el pasar de las décadas. La desolación se hizo sentir en toda la nación y el sentir de que este no era más que un veredicto hecho a la medida para salvar al gobierno se impregnaba en la población.

Las manifestaciones cesaron, el caso poco a poco quedo en el olvido, el jefe del ente investigador fue trasladado a otro país y el pueblo seguiría comentando, por algún tiempo al menos, lo intrigante de esta historia, lo para el gobierno y los muchos cabos sueltos que habrían quedado en el medio

Otra historia para recordar llenos de impotencia.

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