lunes, 9 de julio de 2012

Al que no le gusta la sopa...


En días recientes deje puestas las luces de paqueo de mi carro, pues había quedado estacionado en una calle un poco transitada pero con escasa iluminación pública, por esta razón decidí dejar encendida la luz de parqueo y así asegurar que los pilotos que por allí circularan pudieran darse cuenta que había un vehículo estacionado con suficiente antelación.

Al salir de mi visita, la cual no duro más de 30 minutos, y tratar de encender mi vehículo me di cuenta que no era posible, la carga en la batería no era suficiente para activar el motor de encendido, rápidamente hice cuentas y la batería del carro tenía ya varios años de uso, así que no era raro que requiriera cambio, como mi carro es cambios manuales, pues simplemente lo empujamos y lo arranque, conduje a casa y eso fue suficiente para que la batería tomara un poco de carga, por lo menos la necesaria para que al día siguiente pudiera arrancar el carro y pudiera ir a comprar una nueva.

Como buen despreocupado que soy y al ver que al día siguiente la batería había logrado su cometido, con dificultades eso sí, y el carro había arrancado, pues anduve algunos días más probando suerte y esperando que al llegar al carro la batería fuera suficiente por lo menos para arrancar, por supuesto ya no dejaba las luces de parqueo encendidas para evitar sorpresas y exprimir hasta la última gota de energía que mi pobre, vieja y desgastada batería pudiera dar.

El fin de semana, mientras hacíamos las compras en el supermercado con mi esposa y mi hijo, pasamos por el área de refacciones para carros y justo allí recordé lo de la batería, tal vez sería una buena idea comprarla y cambiarla en casa ya que ese día nos trasladábamos en el carro de mi esposa, vi el precio y note que era el mismo precio que me cobraban en el taller especializado de la marca, así que dije, con el más amplio espíritu perezoso, si cuesta lo mismo, y en el taller lo cambian ellos, pues para que me voy yo a poner en esas complicaciones mecánicas, así que haciendo caso a mi análisis racional, terminamos de hacer las compras y las fuimos a dejar a casa y fue entonces cuando decidí ir al taller para que realizaran el cambio de la batería.

Salgo de casa y cruzo los dedos, ojala aun pueda dar este último encendido la vieja batería, al parecer la suerte me acompaña y todo mi análisis de costo beneficio realizado en el pasillo del supermercado fue correcto, el carro arranca absorbiendo el suspiro final de la almacenadora de energía, como quitándole el último aliento y dándole el empujón requerido para dirigirla al cementerio de baterías.

Tomo dirección al taller, por alguna extraña razón el sábado por la tarde el trafico estaba cargadísimo y me toco hacer un trayecto, que normalmente necesita 20 minutos, en 1 hora y 20 minutos, pero siendo sábado por la tarde y sin precisión alguna trate de que esto no afectara mi buen humor de fin de semana, después del trayecto, varios bocinazos y un par de sacadas de madre logro llegar al taller, el joven de refacciones me atiende amablemente y empezamos un dialogo más o menos así


-          Bienvenido señor, en que puedo servirle
-          Buenas tardes, yo llame hace un rato por teléfono preguntando por el precio de una batería
-          Ha si, como no, yo le atendí, me recuerda los datos del vehículo por favor
-          Si con mucho gusto es un carro marca XX año 2005
-          Ha si ya recuerdo, fíjese que no tenemos de esa batería, ese carro usa un modelo especial porque tiene el sistema de radio satelital y la sincronía GPS – UTA! ¿Que mi carro tiene que me dijo?
-          Disculpe pero mi carro no tiene ni GPS ni radio satelital – empiezo a tomar sopita….
-          ¿Cómo qué no? Pero aquí en el sistema informa claramente que el montaje de su carro…
-          Disculpe que lo interrumpa, mi carro está estacionado aquí junto a usted, ¿le ve usted al radio un localizador satelital o siquiera una marca que diga que tiene eso o un GPS?
-          No, la verdad no
-          Ok, que le parece si mejor vemos que batería tiene puesta y en base a eso la cotizamos?
-          Ha si, que buena idea, eso sí es más fácil usted – nooooo, ¿en serio?, entonces más o menos ¿para que me dio un precio por teléfono?
-          Allí puede ver el código – le informo – porque no lo apunta y buscamos en su sistema
-          Si tiene razón, ¿no tiene un lapicero que me preste?
-          No, pero le alcanzo el del mostrador… no se preocupe – ¡un cafecito no se le antojara al señor!
-          Ya lo apunte jefe, ahora lo buscamos en la compu y listo, ¿verdad?
-          Mjmmmm – osea, que más podía responder dada su impactante lógica.
-          Ha mire de esa si tenemos, pero es más cara fíjese
-          Si es más pequeña, si es menos compleja, ¡¿Por qué es más cara?!, no puede hacer un descuento
-          Ha mire, como usted trae aquí su carro a servicio le podemos hacer un descuento por cliente frecuente, un 10% y solo tiene que pagar la instalación
-          Y si no me hace descuento, ¿tengo que pagar la instalación?
-          No jefe para nada, si no le hago descuento la instalación está incluida
-          Aja, y me puede decir el costo de la instalación por favor
-          …… - cálculos, sumas, restas, una llamada a su supervisor, 3 minutos al teléfono, mas cálculos y finalmente – haaa pues sale más o menos en el 10% del valor de la batería
-          Ya, osea si no me hace descuento la instala, y si me hace descuento, le tengo que pagar la instalación cuyo costo es el mismo que el descuento y me la instala
-          Si cabal así! – dijo lleno de felicidad y por supuesto sin notar en lo más mínimo el tono sarcástico de mi comentario –
-          ¡OSEA QUE ME DA LO MISMO!
-          ¿No cómo cree? – otra vez muchos cálculos, muchas sumas y restas, llamadas a supervisor – ha si, cabal así como usted dice
-          Sabe que, hágame el descuento y yo me llevo la batería y la instalo en casa
-          No jefe eso no puedo, nuestro compromiso con su seguridad no me permite que se la lleve sin instalar, no le vaya pasar algo

No hay descuento, es más cara que la otra, tengo un asesor pendejo y no puedo solo llevármela, respiro profundo varias veces, me mentalizo que estoy en plan fin de semana, hago números y bueno, la diferencia tampoco es tan alta, así que accedo a que instalen la batería,

-          Instálela por favor
-          Si señor con gusto, ¿qué opción quiere la del descuento o la de sin descuento?
-          ¡¿No quedamos que da lo mismo pues?!
-          Hay si que pena, pero me tiene que decir cual prefiere, por política interna
-          Ok – uta… apuesto a que ISO9000 ni se ha puesto a pensar en estos casos – la que no tiene descuento
-          Listo señor ya le llamo al técnico, ¿algo más en lo que pueda ayudarlo? – con una sonrisa de satisfacción como si realmente hubiera ayudado en algo.
-          No gracias, con esto es suficiente

Me llevan un café que parecía te para que me sienta mejor mientras espero, minutos mas tarde llega el técnico con la batería nueva, como buen metiche voy a ver como tratan a mi carro. Después de varios minutos viendo la batería y la herramienta, el joven me ve con cara de desilusión y me dice

-          el espacio para quitar su batería es muy pequeño, esta herramienta no es la adecuada y no tenemos la adecuada
-          use la extensión, esa barra metálica que está en la caja
-          déjeme probar…. Si tiene razón así si se puede, menos mal va jefe
-          si menos mal – ya tome suficiente sopa pensaba para mi interior
-          ya jefe ahora saco la batería – acto seguido quito los cables, saco la batería y trato de poner la nueva, pero no lo conseguía – jefe esta batería no le queda a su carro
-          ¿ha no me diga?, porque no la pone al lado de la anterior y miramos si es igual, ¿qué le parece? – ¡PENDEJO!
-          Si jefe, mire, son igualitas, idénticas, pero esta no le queda, ha de ser otra – ¡AUXILIO!
-          Pero si son iguales, debería quedar, ¿no será que tiene una posición especial?
-          Déjeme ver jefe – osea actitud si tenía… pero solo eso
-          Inclínela
-          ¡Si jefe así si entro! – dijo con voz triunfal
-          Ahora con la misma llave, ¿cómo me dijo que llama?, ha si la extensión para apretarla ¿verdad jefe?
-          Si
-          Listo Jefe, ya quedo su batería, le puedo ayudar en algo más? -                 ¡SI! ¡PAGUEME POR LA INSTALACION!
-          No gracias
-          Ok ya puede pasar a caja, le van a cobrar instalación pero es para asegurar que su vehículo fue bien tratado
-          Gracias

Ok, aprendí la lección, la próxima la cambio yo, más barato, más rápido y con mucho menos coraje, además me evito querer partirle la batería en la cabeza al técnico y ponerle la extensión donde mejor le quepa al asesor de ventas

Al final, me tarde el doble, pague más, lo hice prácticamente yo y aparte ¡tuve que irme con cara de agradecimiento!

Al que no le gusta la sopa… dos tazas

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nos encanta leer tus comentarios, por favor dinos que piensas

A sorbos

Sorbo a sorbo se va consumiendo el café de aquella mañana, día nublado de junio en el que el cielo parece informar que pronto dejará caer go...