viernes, 18 de diciembre de 2015

Allí.

Y los veo allí, perdidos, buscando significados donde no los hay, con los ojos conectados a cajas que creen saber, a ojos que creen ver, a manos que no saben sentir y a corazones que solo saben latir, están allí, viendo sin ver, estando sin estar, inmersos en un mundo binario que poco o nada tiene que ver con la realidad, los veo allí, dejando ir la vida de a poco, dejando ir los paisajes de a uno, dejando volar los sueños en parvadas.

Siguen allí, sin estar, sin siquiera notar que son objeto de análisis, están allí viendo paisajes planos mientras el cielo, cansado de buscar sus miradas, poco a poco va dejando escapar la luz de la vida y da paso al manto obscuro de los sueños, las estrellas palpitan una a una, la luna sonríe de medio lado, el viento mece los árboles y ellos, siguen allí, viendo un paisaje plano.

Se acompañan en ausencia, comparten su no estar, viajan en pares y algunos en grupos, pero casi todos andan sin pensar, viven sin vivir, luchan sin saber y quieren, quieren simplemente poseer, con el alma apagada, con una sonrisa al aire que nadie ve, que nadie siente, que todos ignoran y que ellos creen que alguien, al otro lado de la pantalla, les sonríe de vuelta, tal vez si, tal vez no.

Se acabó el contacto visual, la sonrisa al saludar, se fueron las risas al hablar o las lágrimas al recordar en medio de una tertulia, desaparecieron los momentos para recordar, aparecieron las imágenes para compartir, en lugares que nadie ve, con personas que no se conocen, en momentos que no se viven, con historias que no suceden en un mundo que no existe, en vidas que no se viven, en momentos que se suicidad de a poco mientras ven como el afán por gustar y ser seguido destruye, de golpe, la humanidad de los instantes.

Los veo allí, solos mientras se acompañan, aislados en plena multitud, queriendo ser vistos por ojos virtuales al otro lado del mundo mientras los ojos presentes dejan ir, resignadamente, la mirada que los alimenta y el aliento que los motiva.


Siguen allí, solos, y me da miedo notar, que son multitud.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Sosteniéndose apenas.

Sosteniéndose apenas, mientras se cae a pedazos, con la corteza levemente sonriente y las raíces quebradas, dejando salir suspiros al paso del viento, sintiendo el frio del vacío y contemplando el caudal de las emociones arremolinarse frente al temblar de una mirada inexistente y una sonrisa moribunda, dejando escurrir historias y gotear pensamientos en lenta cadencia, marcando el ritmo al compás de un atardecer que se obsesiona en no terminar.

Luces que se ocultan, obscuridad que toma posesión del territorio cedido, manto obscuro que permite dejar ir la curvatura en los labios, refugio recurrente, resguardo incansable en donde los sentimientos se escurren en letras, y la tinta corre acelerada por los ojos, dejando salir lo oculto, reparando las quebraduras, acariciando la corteza y dejando espacio para que al despedirse la obscuridad la sonrisa pueda sobrevivir por un suspiro más


La luz, lenta y tenuemente, va quitándole espacio a las tinieblas, va dejando espacio a la mirada, y se lo ve de nuevo allí, de pie, sonriente, dejando correr la savia en sus ramas, dejando que el calor de los rayos iluminen su alma, enterrando las raíces a fuerza de convicción, pidiendo simplemente que el señor tiempo le permita seguir en pie, aunque por ahora sea, apenas sosteniéndose…


A sorbos

Sorbo a sorbo se va consumiendo el café de aquella mañana, día nublado de junio en el que el cielo parece informar que pronto dejará caer go...