Retornando de un viaje más de trabajo, y después
de una semana llena de actividades, reuniones y satisfactorios avances en el
proyecto que tenía como meta apoyar en estos días pasados, me encontraba en el
aeropuerto de aquel vecino país, eran las siete de la mañana y trataba de
despejar mi mente con un delicioso café con leche y un croissant relleno de jamón
y queso
Mi mente divagaba mientras veía por la ventana
las decenas de decenas de personas, vehículos de todo tipo y aviones
transitando las diferentes pistas del aeropuerto, eventualmente retiraba mi
vista de la ventana y veía el tráfico de personas entrando a aquel recinto,
algunos agotados, como yo, después de días
y noches de trabajo y con la mirada llena de cansancio y felicidad de volver a
casa, otros en sus mejores galas preparándose para un destino vacacional, unos más
en un viaje de visita a ese ser que hace mucho no ven, eran cientos de personas
las que ingresaban en aquel recinto, esperando abordar un avión que los llevara
al destino programado.
Mientras mis sentidos despertaban lentamente,
el café empezaba a hacer efecto, y las personas entraban y caminaban como
hormigas en jardín, mi vista se fijó en un solitario hombre mayor, alto,
robusto, pelo blanco, ojos verdes y maleta ejecutiva en mano que buscaba un
lugar para sentarse mientras tomaba su café, el lugar estaba lleno y no habían mesas
disponibles, pero mi mesa tenía 3 espacios libres, así que le hice una señal
que el entendió inmediatamente y se dirigió a mi mesa agradecido por el gesto,
y es que yo también estuve en su situación varias veces y me hubiera encantado
una gentileza de aquel tipo.
Al llegar me dio la mano en forma de saludo, se
sentó frente a mí y empezó a conversar como si fuéramos amigos de toda la vida,
cosa que me divirtió agradablemente, me contó de su viaje, de su familia, de su
hija que próximamente contraería nupcias, de su gato que ronroneaba por las
noches y en los hoteles le costaba dormir si aquel peculiar sonido y tantas más
cosas que la verdad ya no recuerdo todas, yo asentía y reía eventualmente
cuando alguna anécdota divertida me contaba o cuando su acento extranjero le
complicaba ciertas pronunciaciones en español, y después de un rato, se quedó
pensativo como notando que llevaba varios minutos en aquel extenso monologo y
como queriendo hacer conversación me pregunto…
-
Y
su vuelo a qué hora sale mi amigo – me dijo.
-
En
dos horas, vine muy temprano por el tráfico de viernes
-
A
mire que bien, y ¿A dónde se dirige?
-
A
casa, voy de vuelta a Guatemala.
Sus ojos cambiaron inmediatamente, se llenaron de
una mezcla de curiosidad y pesar, y sin poderlo evitar expreso sus siguientes
palabras
-
¿Allí
casi todos son narcos verdad? – lo dijo sin deseo de ofender, realmente quería saber
y así lo entendí.
-
Allá,
en mi Guate, hay una cultura riquísima, tenemos
historia y reliquias, estamos llenos de tradiciones, por nuestra tierra pasaron
todo tipo de personas desde hace milenios, desde Mayas hasta hoy, eso hay en mi
Guate. – le dije con el pecho lleno de orgullo – a su pregunta de si hay narcotráfico,
le puedo responder que sí, tanto como en otros países consumen drogas, pero eso
no es mi Guatemala, eso es solo una parte diminuta que los periódicos informan
continuamente, sin mala intención quisiera pensar.
Su mirada evidenciaba que no esperaba esa
respuesta, y su mente estaba como cambiando una imagen que tenía guardada que había
sido formada por quien sabe que información
-
Mire,
pero en su país ¿hay muchos Indios y por eso no progresan verdad? – dijo como
niño que quiere saber todo de un lugar pero que se percató, tarde, que había hecho
una pregunta ofensiva.
-
En
mi país, estimado señor, somos guatemaltecos, somos de muy variados tonos
de piel, de diferentes ideologías, de diferentes religiones y con muchas
costumbres y orígenes distintos, pero por sobre todas las cosas, lo que hay es
guatemaltecos. – dije con el ceño un poco serio dándole a entender que si seguía
preguntando en ese tono, esperaba que pensara mejor sus cuestionamientos.
-
Disculpe
– dijo inmediatamente, notando el cambio en mi tono de conversación - no quiero ofender, solo quiero saber un poco
de su país, es que me pareciera muy diferente al que a mí me han contado.
-
En
mi país mi amigo – dije en un tono más relajado, como aceptando su disculpa - tenemos problemas serios y profundos, y
estamos tratando de mejorar, por lo menos varios de nosotros, no somos
perfectos y tenemos mucho que aprender, pero si lo que quiere es saber cómo es
Guatemala, le puedo decir que. Somos un país de personas cálidas y que dan la bienvenida al
turista, estamos llenos de gente trabajadora que amanece antes que el sol y
duerme después del anochecer, que sus manos en el azadón y el sudor de su frente labra el
futuro de sus hijos, que se tiende la mano cuando ve un necesitado. Estamos llenos
corazones grandes, de cerebros talentosos y de almas nobles. Tenemos mucho que
puede visitar, tenemos volcanes y playas, caribe y pacífico, tenemos
cordilleras y planicies, climas cálidos y fríos, sitios mayas, pueblos
pintorescos y ciudades coloniales, lugares modernos y antiguos, tenemos
naturaleza, tenemos tanto que es bello ver, pero sobre todo, lo más bello de mi
país somos sus ciudadanos, los guatemaltecos que cada día salimos a dar la cara
llenos de orgullo por nuestra gente, por nuestros hijos, por nuestro país, queremos
aprender de nuestra historia y crecer, buscamos cada día un momento bello para
compartir, buscamos dejar algo mejor a nuestros hijos, y aunque la tarea no es fácil
lo hacemos con pasión, con amor, con compromiso y con el alma agradecida de
haber nacido en este pedazo de paraíso.
-
Guau….
– dijo con cara de sorprendido y yo quise cerrar mi discurso de una forma que él
nunca lo olvidara y siempre recordara lo que es realmente mi Guatemala –
-
No
somos perfectos y tenemos mucho por mejorar, estimado amigo, pero por favor no
juzgue mi país, ni a ningún otro, por un grupo de su población, por una parte
de su realidad, o por una historia sin tratar de comprenderla…
Yo notaba la emoción circular por mi cuerpo y veía
la mirada de mi nuevo amigo llena de curiosidad y un poco de emoción contagiada,
algo de mí ser me decía que había logrado sembrar una semilla de curiosidad u
optimismo en él, que en su mente se dibujaba una opción diferente a lo que
alguien le había contado, mi corazón estaba vibrante de emoción de solo pensar
que había logrado cambiar la percepción de una persona.
Contrario a lo que yo quería hacer en mi cierre
de conversación, dejarlo a él con un mensaje que no olvidara, fue él quien dijo
unas palabras que no podré olvidar jamás
-
Yo
te pido, mi buen amigo guatemalteco, que sigas contando a quien mires de ese país
tuyo que no conocemos, porque quien me contó de un país desastroso fue un
paisano tuyo que exclamaba de dolencias y tristezas, jamás me contó de
bellezas, riquezas, oportunidades y gente luchadora…
No pude más que callar y guardar en mi mente
aquella frase, mi nuevo amigo caminaba ahora hacia su puerta de embarque después
de darnos la mano en señal de despedida, yo hacía lo mismo pero en dirección contraria
con la mente hecha un remolino entendiendo que la forma en que nos ven los demás
países es la forma en la que nosotros mostramos nuestro terruño. Y es que
cuando los extranjeros logran vencer el terror que nosotros mismos les
infundamos se van maravillados de nuestro país, les dicen a sus amigo y
familiares de las bellezas que encontraron, vienen cada oportunidad que tienen
y nos agradecen por mostrarles nuestro tesoro que tantas veces nosotros mismo
dejamos de ver y hasta escondemos.
Yo quiero que vean la belleza de mi país, sin
ocultar la verdad y sus carencias, pero mostrando todo aquello bello que
tenemos, y que es más, para que lo malo que escuchen sepan que no es la
totalidad de las cosas, son más bien oportunidades que debemos afrontar como país,
pero no son la Guatemala que yo tanto amo y que tantas cosas bellas tiene. Y que
sepan que somos chapines que día a día luchamos por hacer este el país que
soñamos, el país que queremos, el país que nos merecemos.
¿Me ayudarías a mostrar esa otra Guatemala que
los periódicos no muestran?
¿Te comprometerías a día a día hacer algo por
mejorar tu, y por ende, nuestro país?
¿Te atreves a seguir soñado con un mañana mejor
y amanecer diferente?