martes, 11 de noviembre de 2025

Café en la espera.

Finas ropas y lento andar, mirada elevada y barbilla altiva, como quien se ofende si ve en otra dirección que no sea las alturas, murmullos por donde pasan, al encontrarse en grupos del mismo tipo, ríen sin parar, no saben porque, pero la imagen lo es todo, el resto del mundo debe verlos así, llenos de éxito, felicidad y quien sabe que más.

Mi café se va consumiendo lentamente, mala calidad, pero alto precio, me quede atrapado en un rincón de apariencias, como una escala entre dos vuelos, solo que aun menos entretenida, en el circo moderno, centro comercial le llaman algunos, prisión del consumo podríamos decirle también.

El desfile no se detiene, todos mostrándose a mas no poder, quieren mostrar el teléfono más moderno, el calzado más caro, el traje de mejor marca, hablan de viajes, destinos y experiencias, no hablan de lo que leyeron, comieron, bebieron o respiraron, hablan de lo que compraron, como mostrando trofeos de la caza moderna, trofeos del lugar conquistado, como quien colecciona estampas de viaje, solo le importa decir que estuvo y fue, mas no le importa conocer.

Mi café sigue caliente, y sigue de mala calidad, que se le va a hacer, debo esperar y no hay más lugar que este, así que no tengo más remedio que ver, el desfile de lo vacío, de la apariencia, aunque en los últimos minutos, en una mesa cercana apareció una esperanza, alguien con un libro y su mirada inmersa en ese otro mundo que vive entre sus páginas, sin interés en el resto de la humanidad, disfrutando de lo que sea que estuviera viviendo su mente mientras paseaba entre párrafos.

Sin ropa cara, sin aparentar, solo un libro y un vaso de agua, el resto veía con desdén, un ser tan diferente que no pertenecía a ese lugar, quienes atendían el lugar parecían pensar que malos son para el negocio quienes no necesitan comprar para ser felices, un café y nada más, los especímenes distanciados del consumo definitivamente son malos para el negocio, deberían sacarlos del lugar, no sea que contagien a alguien con esa actitud irreverente.

El desfile sigue, pero quien lee no lo percibe, el sordo ruido de lo vacío sigue andando y los dueños del café se impacientan, no puede ser que alguien se embelese tanto con un puño de hojas y no piense en comprar más, sonrío en mis adentros mientras mi terrible café, ahora frio, sigue sin bajar de nivel, que mal negocio somos para este café.

En este mundo de ruido vacío, de apariencias generalizadas y búsquedas por querer comprar para llenar las carencias, la vida pasa, algunos la viven, otros la ven pasar.

Que la vida te regale libros, sonrisas, vinos, vivencias y aventuras, que el deseo consumir por consumir no te consuma y que vivas con intensidad cada momento.

El café terrible, el lugar vacío, la humanidad apagada… pero la vida sigue gritando que está allí, al alcance de tus ojos, de tus manos y de tu alma.

lunes, 2 de junio de 2025

A sorbos

Sorbo a sorbo se va consumiendo el café de aquella mañana, día nublado de junio en el que el cielo parece informar que pronto dejará caer gotas de frescura. Desde aquella esquina del café se pueden apreciar las prisas de las que muchos son esclavos, algunos sin saberlo, caminando acelerados hacia algún lugar, o quizás en círculos, el bullicio es el telón de fondo de algo que parece una obra teatral del sinsentido.

Nuestro personaje da un sorbo más a su café, espumoso, temperatura perfecta, café de mediana calidad, poco le importa todo aquello, su mirada está perdida en algún lugar de la multitud, reconociendo en aquel momento los muchos ayeres que ya se agolpan en su espalda y como los sueños del mañana son cada vez más escasos y difusos, como si el tiempo hubiera saltado, y él queriendo entender cuando fue que la vida pasó y si aún existe algo por venir.

En su mente se amontonan vivencias del ayer, sublimes momentos de locura, carcajadas de otros tiempos, inocentes ideas del ayer que veían al futuro con entusiasmo y esperanza, días aquellos en que un pedazo de ser estaba listo para entrar a una batalla de la que no se enteraba, presto para hacer frente a enemigos que emergían desde su interior, preparándose para el descubrimiento de sí mismo sin siquiera ser consciente de las cosas que estaban por venir.

Otro sorbo al café, más ruido de fondo, el golpeteo de tacones que atraviesan aquel lugar a paso rítmico distraen su mente un momento, sus ojos se posan en un espejo en la distancia, se reconoce, roto hasta la medula y rearmado con mucha paciencia, lleno de grietas y pedazos ausentes que regaló a otras almas, apenas de pie, sostenido únicamente por las escasas certezas que en su ser existen, tan pocas que pueden contarse con una mano y sobran dedos, certezas que pocos conocen y aun menos comparten, es tan poco lo certero en este mundo, se dice a si mismo.

Su curiosidad aun late, más lento tal vez, persiguiendo las muchas dudas que al pasar de los años no han hecho más que multiplicarse, son las dudas que la mayoría da por certezas, pero es allí donde late la duda y le permite seguir descubriendo el mundo, tal vez a otro ritmo, tal vez con otros ojos, tal vez desde el reflejo fragmentado de un alma desquebrajada que ha sido testigo de que la vida puede no ser una línea recta.

La taza ya va a la mitad, el inventario de presencias es cada vez menor mientras las ausencias se multiplican, los “hubiera” intentan abrirse paso para generar aún más nostalgia, él los detiene, no se puede dar ese lujo en medio de tantas personas, lo que fue, fue, ya no hay nada por hacer, muchos partieron sin decir adiós, otros nunca supieron que estuvieron allí, otros decidieron partir, todos se llevaron su pedazo de alma, todos dejaron un espacio, aportaron a las grietas, reflejos y luces de aquel hombre sostenido quien sabe porque.

Se vacía la taza, el mesero ofrece un poco más, él, como siempre, acepta, y regala una sonrisa impecable y una mirada alegre, su principal escudo, su armadura ante la vida, esa que ha perfeccionado a través del tiempo, esa que pocos identifican, esa que es envidiada por muchos, esa que le permite estar aislado del mundo mientras se cae y reconstruye, pieza a pieza, pedazo a pedazo, soñando con que alguien que se fue hace mucho pudiera verlo y sentirse orgulloso.

Escucha su nombre, voltea a ver, la persona que espera finalmente llega, se estrechan las manos, toman asiento y la conversación de temas mundanos inicia, reuniones de trabajo les llaman, todo lo vivido entre sorbos de café desaparece de su mirada y se guarda en el compartimento secreto que comparten su corazón, su alma y su mente, ese que solo permiten ser abierto de vez en cuando, en lugares seguros, cuando el mundo puede rugir alrededor, sin ver a nadie.

Sorbo a sorbo, si se le fue la mitad de la vida, y mientras enfoca sus sentidos para atender aquella conversación, su mirada se vuelve a posar en el espejo resquebrajado, sonríe casi imperceptiblemente, reconoce la belleza de aquel espejo resquebrajado, que dispara luces, que refleja momentos, que guarda memorias y que se sostiene, apenas, sin saber exactamente por qué, pero sigue allí.

La taza queda a la mitad, la reunión finaliza, la sonrisa aparece para despedir aquel momento.

… y su mente le susurra al oído, “Sorbo a sorbo”, así es como se bebe la vida, mientras el alma ve y el corazón late, el sonríe nuevamente, esta vez no es la armadura…



sábado, 29 de marzo de 2025

Todo Suma

En nuestro andar por este mundo, cada momento, cada vivencia, cada persona suman a nuestra existencia, forman quienes somos y agregan a nuestra percepción del mundo, nos llevan de la mano a lugares que no conocíamos, algunos de esos lugares nos invitan a regresar, otros a nunca volver, pero en ambos casos esas experiencias suman a quienes somos.

Nuestra alma, con el paso del tiempo, se va pareciendo a una corteza de árbol, repleta de marcas, algunas profundas y que se perciben fueron dolorosas, otras áreas son tersas y radiantes, algunas evidencian desgastes profundos y muestran una superficie fortalecida, algunas marcas aun lloran la savia de la vida intentando curarse, pero todas y cada una de las superficies de nuestra alma nos hacen quienes somos, y si nos sentimos felices con quienes somos, debemos agradecer cada uno de estos momentos, aprender de ellos, cambiar aquello que queramos cambiar y seguir llenándonos de experiencias.

En ese proceso de entender que todo suma, nos hacemos conscientes de que también vamos dejando marcas en las almas de los otros, reflexionar acerca de que tipo de marcas hemos ido dejando también nos permite vernos a los ojos y evaluar si el camino que llevamos es el que queremos o si, por el contrario, quisiéramos hacer algún ajuste a nuestro andar por la vida.

Somos la suma de lo que hemos vivido, amado, leído, bailado, comido, reído, disfrutado, llorado, extrañado y tantas otras cosas, vivamos lo que tenemos que vivir, extraigamos de cada una de nuestras experiencias lo mejor, aprendamos lo que debemos aprender, disfrutemos lo que debamos disfrutar, decidamos lo que debamos decidir y vivamos como queremos vivir

Al fin y al cabo, los únicos capitanes y pasajeros de nuestra existencia, somos nosotros.




martes, 31 de diciembre de 2024

Gracias 2024, bienvenido 2025.

A pocas horas de finalizar el año, y tomando un tiempo para poder analizar lo vivido, lo aprendido, lo recibido, y también lo que no llegó, lo que no pasó y lo que quedó pendiente en este último año, por mencionar algunas categorías, una revisión personal de aquello en lo que estos meses fueron y no fueron, y sobre todo, que tan cerca estuvieron de lo que yo hubiera querido que fueran, las sorpresas, los sobresaltos, las vivencias, lo momentos y sobre todo las personas, todo, absolutamente todo ha aportado un pedazo al hoy, eso es una razón mas que suficiente para decir gracias por todo.

En mi caso ha sido un año de transformación, de aprendizajes y, quiero pensar, que también de crecimiento, un año que estuvo lleno de personas especiales, y otras no tanto, de actividades con propósito, de metas alcanzadas, otras replanteadas y algunas más salieron de la lista, este año fue lo que debía ser,  nada mas y nada menos, y es con gratitud de recibo todo lo vivido y aprendido.

Estando tan cerca el 2025 quiero desearte que tengas la energía para seguir tus metas, la perseverancia para mantener el camino y la fuerza para hacer frente a los retos, la sabiduría de aprender y disfrutar de cada momento, la calma para dejar que las cosas lleguen en su momento.  Deseo que este año te de la oportunidad de que puedas tomar las decisiones que te acerquen a tus metas, que puedas tomar las acciones que te hagan ser feliz, que puedas decidir que hacer y como construir eso que tanto sueñas, y que desde lo mas profundo de tu ser encuentres la fuerza, la pasión y la confianza de saber que puedes hacerlo y que siempre has podido.

Que este año traiga todo aquello por lo que estés dispuesto a luchar, que traiga la energía para hacer frente a los escalones que deberás trepar en tu camino a la meta, pero por sobre todo, que cada paso que des, cada momento que vivas, cada instante que acontezca en tu vida, lo disfrutes en el aquí y el ahora, que los planes sean eso, una guía de a donde llegar y las experiencias sean aprendizajes para encaminarte al destino que decidas, pero que no pierdas de vista el momento exacto en el que estas viviendo que, al fin y al cabo, es el único real y merece ser vivido, honrado y disfrutado al máximo.

Que este año llegue con todo lo que tu estés dispuesto a construir, hacer, vivir y disfrutar.



jueves, 24 de octubre de 2024

El último parpadeo

Que no nos encuentre el ocaso de la vida sin un sueño en el horizonte, sin intensos recuerdos de buenos momentos, sin el alma colmada vida, sin el corazón roto y remendado, pero latiendo con pasión y gratitud.  Ojalá cuando lleguen esos días, y nuestras mentes desvaríen por el peso de los años, hagamos reír a los presentes con pedazos inconexos de una vida llena de historias, de momentos, de personajes, de instantes y vivencias que se pierden en la niebla y no sea fácil reconocer entre realidades y fantasías, pero todo lleno de vida en un espíritu que se prepara para partir con gratitud por lo vivido.

Que cuando llegue ese día, en que el parpadeo final se aproxime, tu alma esté liviana y libre de pesos muertos, sin penas ni ataduras, sin odios ni resentimientos, sin rencores ni peleas, que las heridas no sean más que dulces recuerdos de un crecimiento,que te sientas simplemente libre, en paz, pleno, que el mundo tome su justa dimensión y puedas sonreír al disfrutar lo simple que siempre tuviste y que el señor tiempo algunas veces no te permitió disfrutar.

Que cada día, estés un paso más cerca de esa alma en paz, de ese corazón apasionado y de esa vida que, al final de los días, valga la pena volver a vivir en tu recuerdo.  Que la rutina y el diario sobrevivir, no quiten la oportunidad de vivir.

Que cuando llegue el último parpadeo podamos despedirnos sonriendo por el gran viaje que tuvimos, las vidas que tocamos, los corazones que abrazamos y los momentos que vivimos.



jueves, 10 de octubre de 2024

Imprudencia

 Entre copas y anécdotas, te me fuiste apareciendo esta noche, con tu sonrisa inolvidable y tu mirada acaramelada, quisiera pensar que apareciste por sorpresa, pero la verdad es que en las noches de copas y anécdotas siempre te espero en mi memoria, quisiera decirte, como dijo Cortázar, “…si me ves en alguno de tus sueños, abrázame que te extraño…”, y es que parece ser que cuando la mente se libera, algunas veces por efecto del alcohol, el alma nos lleva de la mano a aquellos momentos en los que fuimos felices, y a las personas que nos llenaron el corazón y nos marcaron la vida..

Disculpa la imprudencia de estas letras, no te quiero molestar, solo quise que supieras, que navegaste en miente y surcaste mi alma, como muchas veces lo has hecho, solo que esta vez, tuve el valor, o la embriaguez, no lo sé bien, de contarte mi sentir.



domingo, 23 de junio de 2024

Cada vez menos

Por alguna razón el tiempo pasa más rápido, se escapa entre suspiros y respiros, lo vemos pasar entre obligación y trabajo, se nos va entre parpadeos, como siendo cada vez más consientes que desde el día que llegamos el contador empezó la cuenta regresiva y, aunque no sabemos hasta dónde llega nuestra historia, por seguro sabemos que cada vez queda menos tiempo para disfrutarla

Con el paso del tiempo, las heridas se cierran, aprendemos a ver las cicatrices con empatía y, algunas veces, hasta con sonrisas y agradecimiento, aprendemos que los momentos son únicos, que nuestra energía debe ser cuidada, también aprendemos que muchos momentos que vivimos no volverán jamás, por lo que aprendemos a atesorar los nuevos momentos.

La nostalgia algunas veces nos alcanza al entender que el primer enamoramiento fue único, la primera ruptura de corazón también, y que por más que el tiempo pase y que vivamos el día a día, aquellos sentires no volverán jamás, algunas veces sin saberlo le dimos un obsequio invaluable a alguien que tampoco supo que lo estaba recibiendo, es esa crueldad del desconocimiento.

Y aunque hoy podemos crear nuevos momentos, nuevas historias y nuevos caminos, también es cierto que lo vivido, con todos su matices y encantos, es una parte de nuestra vida, se llevó un pedazo de nuestras almas, arranco un pedazo de nuestro corazón, le dimos lo más preciado que tenemos, tiempo, ese que se va para no volver y que con su paso nos hace menos jóvenes, algunas veces mas sabios, pero sobre todo, mas conscientes de su limitado inventario en nuestras vidas.

Algunas veces la añoranza es fuerte, y quisiéramos sentir como cuando teníamos el alma joven y el corazón intacto, para que las alegrías y el asombro fueran plenos, y las tristezas intensas, hoy, hasta las heridas parecen doler menos, y las sonrisas tener un poco de opacas en su vivir.

La melancolía algunas veces es una dura compañía, no es bueno dejarla entrar mucho tiempo, pero cuando llega es bueno escucharla, vivirla y sentirla, tal vez aun tengamos tiempo para seguir creando caminos al andar, historias al vivir, sonrisas al compartir, solo la vida lo sabrá.


Café en la espera.

Finas ropas y lento andar, mirada elevada y barbilla altiva, como quien se ofende si ve en otra dirección que no sea las alturas, murmullos ...