En estas vísperas del nuevo año 2026, mientras despedimos las vivencias del 2025 al son de “yo no olvido el año viejo”, me invade la memoria todo lo vivido este primer cuarto de siglo y no solo el ultimo año, los primeros 25 años del nuevo milenio, de alguna forma la barrera imaginaria que estamos por atravesar me lleva de la mano a pensar en lo mucho que hemos vivido y sobrevivido quienes aún estamos aquí, en estos primeros y variopintos 25 años de este siglo XXI.
En mi memoria se aparecen una avalancha de momentos y vivencias, de personajes especiales, de historias de las más variadas índoles, de atardeceres hermosos y amaneceres lluviosos, de noches obscuras y lunas hermosas, de tiernas sonrisas y lágrimas amargas, han sido 25 años únicos e irrepetibles.
En este inicio de nuevo milenio hemos tenido grandes hechos históricos, descubrimientos científicos y evoluciones tecnológicas que seguramente perecen ciencia ficción a quienes vivieron en la primera mitad del siglo pasado, hemos pasado de tener computadoras en casa y acceso lento y limitado a un primitivo internet, a tener toda la información en la palma de nuestras manos a velocidades inimaginables hace solo 25 años, pasamos de estar preocupados por el temido Y2K (efecto año 2000), en donde se movilizaron recursos a gran escala para prevenir todos los posibles problemas que se generarían por el cambio de siglo en la fecha de los ordenadores, a preguntarle a nuestra inteligencia artificial de preferencia una recomendación de salud, vida, finanzas y cualquier otra cosa que se nos ocurra, por decir lo menos.
Hemos sobrevivido a varios fines del mundo, desde el mismo cambio de siglo, pasando por las terribles predicciones para el 2005, el 08/08/08, el fin del mundo de los mayas en el 2012, predicciones de cataclismos y extinciones en varios otros años, o tal vez ya fue el fin del mundo y simplemente no nos enteramos, el tema es que aquí seguimos, sobreviviendo guerras, volteretas en la geopolítica, pandemias despiadadas, epidemias fuera de control, desastres naturales, accidentes y demás tragedias, quienes podemos leer este texto seguimos aquí, algo sopapeados, zarandeados, raspados, pero de pie y con ganas de seguir viviendo.
Hermosos, y no tan hermosos, seres humanos llegaron y otros más partieron en este tiempo, amores nacieron, otros se transformaron y algunos más llegaron a su fin, historias iniciaron, otras finalizaron y algunas más ya habían iniciado y continuaron su andar por esta vida, cometas, estrellas, eclipses y tantos eventos más han pasado en estos breves años, para algunos ha sido toda una vida, para otros el ocaso, para unos más el inicio, para todos una aventura única.
Soluciones a grandes problemas han llegado, problemas sin solución cercana han aparecido, curas a enfermedades han aparecido, han renacido viejas dolencias, tenemos nuevas enfermedades, estamos más conectados que nunca, y algunas veces, más lejanos que cualquier otro momento de la historia, el conocimiento está al alcance de la mano y nunca hubo tanta desinformación, confusión y distorsión de la verdad.
Cada uno de los que hoy leemos esto hemos pasado por mucho, las cuentas de cada uno pueden ser positivas o retadoras, todos tuvimos crecimiento, aprendizajes, victorias, derrotas, amores, desamores, logros y pendientes, cada uno de nosotros ha decidido qué hacer con su vida, con quienes estar cerca, a quienes distanciar, hemos cometido errores, hemos tenido aciertos, sin importar lo que ha pasado, hemos vivido y aquí estamos, listos para atravesar esa puerta imaginaria que nos llevara al siguiente cuarto de siglo y esperemos que a mucho más.
Como si se tratara del tanque de gasolina de un vehículo, hemos dejado pasar el primer 25% de este siglo, es un momento significativo para detenernos a pensar y analizar lo que hemos vivido, lo que hemos hecho y también lo que hemos dejado de hacer, lo que hemos logrado y lo que aun está en proceso, lo que nos dejó de importar y lo que ahora nos llena de entusiasmo, las nuevas ilusiones, los nuevos sueños, las nuevas metas, lo alcanzado, lo aprendido, lo recibido, lo vivido.
Con gratitud despido esta primera parte del siglo, con entusiasmo, humildad, esperanza, curiosidad y la mejor actitud de la que soy capaz me encamino a los nuevos tiempos, listo para construir, paso a paso, día con día, el futuro que me gustaría vivir, la realidad que quiero experimentar y los sueños que quisiera alcanzar.
No sé cómo está siendo la contabilidad de tu primero ¼ de siglo, no sé qué ha pesado más, sin las dulces sonrisas o las amargas lágrimas, si las presencias o las ausencias, si las subidas o las bajadas, pero sea como sea que el balance de la vida esté en este momento, te invito a que hagas de estos nuevos tiempos que están por llegar, unos inolvidables, donde te duela el estómago de tanto reír y el alma se estruje cuando de llorar se trate, que el dolor no te sea indiferente, que sean unos tiempos intensos y sin medios sentires, unos llenos de momentos que te quiten el aliento, unos llenos acciones que te hagan reventar el corazón de alegría, unos que hagan de la gratitud una constante, unos que te hagan ilusionarte en cada amanecer y entusiasmarte como niño con cada nueva aventura, unos que te dejen ser y hacer eso que tu corazón tanto anhela, eso que tu mente visualiza y que tu alma persigue, sin miedo, sin límite, y si la vida nos mete zancadilla y nos tira al suelo, pues a sacudirnos el polvo, a curarnos las heridas, a levantar la vista y a volver a intentar, con más fuerza, con más energía, con más sabiduría y redoblados de pasión.
Te deseo, por sobre todas las cosas, que vivas este nuevo inicio imaginario de forma que cuando llegue el momento de dar el parpadeo final en tu historia, sea cuando sea, puedas con una sonrisa voltear a ver lo vivido y con gran satisfacción te digas a ti mismo, “Que gran viaje, valió cada segundo.”
Que lo que está por venir lo puedas vivir al máximo, que lo que pasó sea un aprendizaje y no una limitante, que tu corazón explote de amor, que tu alma se llene de entusiasmo y que la vida te permita hacer eso que algunas veces nos cuesta entender que es nuestro más grande regalo, vivir en toda la extensión de la palabra.
Bienvenido 2026, será un honor hacer que cada segundo sea especial.